21 de agosto 2019 - 00:02

Los argendólares: otro dolor de cabeza para el Gobierno

En medio de la crisis muchos miran los depósitos privados en pesos. Sin embargo, los tenedores de argendólares (depósitos en dólares) pueden hacer tambalear, tempranamente, todo el andamiaje.

Gestos. El titular del BCRA, Guido Sandleris, acompañado por el vice, Gustavo Cañonero, ayer en la conferencia.
Gestos. El titular del BCRA, Guido Sandleris, acompañado por el vice, Gustavo Cañonero, ayer en la conferencia.
Foto: Ignacio Petunchi.

El titular del BCRA, Guido Sandleris, quizás intentando anticiparse a las inquietudes de la prensa y del público en general, ayer en medio de una conferencia de prensa, buscó destacar la fortaleza y solidez del sistema financiero local. Para despejar los fantasmas de la debacle de la convertibilidad sobre el sistema financiero explicó que “hace más de 15 años el BCRA adoptó una regulación que separa al sistema bancario en dos segmentos, uno en pesos y otro en dólares. Hoy nos encontramos ante un sistema que permanece sólido pese a las fluctuaciones cambiarias”. No solo le preocupa los depósitos privados en pesos sino también los nominados en dólares (argendólares). Según la información disponible, en solo dos días tras las PASO, los argendólares cayeron u$s733 millones. Al día 13 el stock total bajó a u$s31.770 millones.

Ocurre que frente a la reciente debacle de los activos financieros domésticos y la fuerte depreciación del peso, tras las PASO, se teme que se aceleren los tiempos del esperado proceso de dolarización preelectoral y de fuga de capitales. Al respecto, ayer el Institute of International Finance (IIF) difundió un reporte sobre “los flujos de capital y las elecciones argentinas” en el que señala que “en tiempos normales las salidas (de capitales) de los residentes en Argentina no son inusualmente grandes para los estándares entre emergentes. Pero advierte que “en este momento, las salidas son grandes en relación con las elecciones pasadas, en parte porque las conmociones del año pasado fueron severas. Y si bien las salidas no se acercan a las observadas después del default y la devaluación de 2001, el riesgo de grandes drenajes de reservas seguirá, lo que aumenta la probabilidad de que LA Argentina necesite fondos adicionales del FMI”. El IIF alerta que pese a que todas las elecciones se asocian con un aumento de las salidas de capital, lo que hace que la situación actual sea notable es que Argentina se acerca a las elecciones de octubre y a los primeros meses de una nueva administración con fondos disponibles relativamente limitados del FMI, ya que el programa se anticipó para lidiar con el estrés financiero de 2018. En este contexto, el riesgo de déficit de financiación externa en los próximos meses es significativo”.

Dicho todo esto, volvamos a la situación de los depósitos locales. Es obvio que lo que decidan los depositantes en pesos es relevante para el devenir del mercado cambiario. Sin embargo, los que ya están dolarizados vía argendólares, pueden, quizás como ya se vio en varios episodios históricos, decidir retirar esos fondos de los bancos. Esto es importante porque estos depósitos están directamente ligados con las reservas líquidas del BCRA. Vale explicar que una parte de los depósitos en dólares (un 30%) va al BCRA en forma de encaje, otra parte está prestada a empresas y personas, y el resto, una mínima porción está en Letes en dólares. O sea, cada vez que se cancela un argendólar, caen las reservas. Lo que no necesiarmente pasa cuando se cancela un plazo fijo en pesos.

Ahora bien, a diferencia de la convertibilidad ya no hay un sistema descalzado. Pero vale recordar que hubo cierta flexibilización durante la primera gestión de BCRA por la cual ante el boom de los argendólares (en 2016, blanqueo mediante, aumentaron en u$s11.842 millones, en 2017 u$s3.964 millones, en 2018 u$s2.549 millones y este año u$s2.793 millones) se permitió prestar esos fondos a empresas que no fueran exportadoras. Es que había una importante masa de recursos ociosos (ante el fuerte ingreso de capitales) que los bancos no podían prestar. Así el BCRA les permitió a los bancos canalizar esos argendólares hacia empresas que tuvieran, en cierta forma, sus ingresos ligados al dólar, como por ejemplo un productor agropecuario. De modo que pueden haber préstamos en dólares con algún riesgo cambiario. Pero además, con el excedente, entre lo que no prestó y encajó en el BCRA, se le permitió a los bancos comprar un tercio en Letes en dólares (claro que así se facilitó, además, la colocación de esta deuda en momentos álgidos). Algunos bancos han reaccionado en los últimos días subiendo fuerte las tasas de los argendólares. Pero a gran parte de esta fauna de ahorristas no le atrae ningún rendimiento, menos en semejante situación. Es más, muchos los usan como sucedáneo de una caja de seguridad. No está en duda la solvencia del sistema, más allá de los malos recuerdos de 2001-2002, sino el temor a que resurja por ejemplo algún corralón o restricción sobre la disponibilidad de esos depósitos. Por eso es clave que los políticos en carrera presidencial cuiden sus palabras, promesas e ideas, porque todos están muy sensibles y no hay margen.

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