5 de agosto 2019 - 10:17

¡Los mercados sean unidos!

La frase del Martín Fierro, si lo llevamos a las finanzas, a los mercados, a los participantes necesarios para la actividad bursátil, encontraremos muchas similitudes.

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Ya lo decía en sus versos el Martín Fierro de José Hernández en la Argentina de 1873: “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”.

Representaba así en el gaucho la tradición y el nacionalismo, advirtiendo que sin unión no se genera un bloque indestructible frente a terceros ajenos. Los de afuera siempre estarán al acecho del momento en que esa unión verdadera se rompa. ¿Está en estos versos que hemos leído y recitado en nuestra adolescencia el secreto del éxito?

Si lo llevamos a las finanzas, a los mercados, a los participantes necesarios para la actividad bursátil, encontraremos muchas similitudes. ¿Es el gaucho el símbolo de la tradición y del hombre de a pie (o a caballo), era el mercado para el hombre de a pie? ¿Es el mercado para el hombre de a pie a partir de la tecnología y la difusión? Fue la democratización de las finanzas y las ganas de algunos de ampliar horizontes lo que nos permitió llegar un poco más a la gente común, no solo a quienes tienen mucho dinero. Un gran desconocimiento es lo que deja en la sombras de la ignorancia financiera a la mayoría de la población. Posiblemente antaño, como le pasaba al gaucho, no se le permitía acceder a estos mercados. Hoy es cada día más difícil captar la atención de los que otrora fueron marginados por sus condiciones y porque la rentabilidad de un negocio no está en la gente común.

Hoy la hermandad en los mercados es fundamentar para unificar los criterios, tanto de los órganos de control como de todos sus participantes. Es muy común, aún hoy, escuchar en la City “tal es mi competencia” en vez de la palabra “colega” (persona que tiene la misma profesión que otra), de quien se aprende y se toman modelos de negocios.

Los mercados, los agentes, los órganos de control deberían tener como ley primera la unión verdadera, y fomentar la difusión de instrumentos y la distribución de herramientas comunes. Es sumamente complejo intentar trabajar con criterios comunes si son ambiguos en el tiempo, expandir /contraer, enseñar/estandarizar, controles y normas.

Si la ley primera se hubiese manifestado en cualquier tiempo que fuera, seguramente no estaría tan latente la amenaza de los de afuera. Una tecnología que hemos incorporado parcialmente cuando ya todo el mundo tenía un teléfono celular con conectividad online. El peligro es que los que ya manejaban empresas basadas íntegramente en la tecnología jamás dejaron fuera del sistema a la gente común. Cualquiera podía comprar, vender, pagar, ahorrar, financiar sin importar demasiado su condición económica y con muchos menos controles y requisitos. Fue el minorista el más castigado y por eso quedó en manos de los bancos, aunque sin demasiadas herramientas: los plazos fijos y la compra de dólares. Son los de afuera quienes simplemente se sentaron a observar el momento de entrometerse en los negocios financieros.

Fundamenta mi hipótesis martinfierrista la cantidad de fintech, de plataformas locales, plataformas internacionales, tarjetas de compra virtual, criptomonedas y otras yerbas que manejan el dinero de la gente. Empresas que están duplicando en poco tiempo de existencia la cantidad de usuarios de todo nuestro sistema bursátil. ¿Es la difusión la base del éxito? ¿Es la simplicidad? ¿Es la comunicación? ¿Es la unidad en esos sectores? Es la poca imagen negativa que proviene de familiares, en cambio

¿Somos los más grandes los que les generamos temor a los más jóvenes? ¿Son las nuevas generaciones quienes piensan en el futuro sin pensar mucho en el pasado?

Crear instrumentos nuevos, propios y únicos, educar a las nuevas generaciones, por ejemplo a través de juegos para que sigan la tradición e invertir en nuestro mercado, aunque a la legua se ve que cada vez se pierde más. Son las nuevas generaciones las que prescinden de los consejos y el asesoramiento personal y solo quieren resultados y rapidez.

El objetivo es terminar con las peleas por egos en pos de un futuro común y más promisorio.

¡Desarrollar un mercado de capitales sólido es un compromiso de todos, casi una gauchada!

¿Podremos recuperar el tiempo desperdiciado o solo nos resta esperar el desenlace? Ojalá podamos reaccionar antes y generar una unión verdadera entre todas las partes involucradas en la intermediación y negociación financiera. ¿O solo mantendremos el mate de toda la tradición?

(*) Analista de mercados - #ellobobuenodelacity

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