Los peligros del nuevo plan económico
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En medios de la Casa Rosada se comenta que todo el esfuerzo de la conducción oficial está puesto en lograr que esta vez sí se encamine la economía y, desde esta perspectiva, el presidente Mauricio Macri escucha más de una opinión. Pese a haber declinado el ofrecimiento de ministro de Hacienda semanas atrás, Carlos Melconian sigue siendo un hombre de consulta permanente y tal vez a quien más escucha el primer mandatario.
Seguramente uno de los temas de conversación con el exfuncionario debe ser la dificultad de estimar el daño que las elevadas tasas de interés están ocasionando en la economía real, particularmente entre las pequeñas y medianas empresas.
Un elemento a favor, es que el nivel de mora es bajo, del orden de 2,3% de las financiaciones (el promedio de Latinoamérica es 3,1%); los bancos exhiben un alto ratio de atesoramiento y el descalce de monedas no es un problema. Pero las propias autoridades del Banco Central reconocen que es de prever un aumento en la incobrabilidad.
Difícilmente el Gobierno pueda disponer de una baja en las tasas de interés en lo que resta del año, según coinciden tanto en fuentes oficiales como economistas privados - para asegurar la estabilidad cambiaria -, lo que ya de por sí es un lapso prolongado que seguramente ocasionará más problemas en la cadena de pagos.
"No puede prolongarse mucho tiempo más porque paraliza la actividad", admiten en voz baja en el entorno presidencial, de donde consideran clave "que la inflación baje a 3% o menos en los próximos meses para que a partir de 2019 el Banco Central pueda comenzar a recortar las tasas".
Al respecto las consultoras privadas calculan que la inflación de septiembre fue récord. Los pronósticos van desde un piso de 5,5% a un techo de 7%, con subas en el sensible rubro alimentos del orden del 6, 5 al 7%.
Pero el interrogante ahora es cuánto frenará a la inflación el efecto combinado de la recesión y las altas tasas de interés frente a precios que vienen siendo empujados por la devaluación, la inercia de las subas y otros mecanismos.
Suponiendo que se estabiliza el tipo de cambio, una variable decisiva serán los salarios. De acuerdo con un estudio de Ecolatina, si no se abrieran las paritarias, los ingresos de los asalariados formales podrían llegar a caer nada menos que 10% en el año.
Desde el sector privado una de las críticas que se formulan al programa oficial es la falta de coordinación, más allá del programa de "doble cero", es decir nulos déficit fiscal y crecimiento de la base monetaria. Se considera inconsistente que se aspire a una brusca desaceleración de los precios cuando, por citar sólo un caso, el proyecto de presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires contempla una suba promedio del 34% en el impuesto de Alumbrado, Barrido y Limpieza.
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