9 de noviembre 2018 - 23:37

Mentes brillantes: qué esperan y en qué trabajan los científicos más innovadores

Mentes brillantes: qué esperan y en qué trabajan los científicos más innovadores
El plato fuerte de la 10° edición de la Conferencia Falling Walls tuvo a 15 de los investigadores más innovadores en temas que hace algunos años parecían de ciencia ficción como el cambio climático, el uso de big data, la relación de los seres humanos con los robots y la búsqueda de planetas habitables

En esa tormenta de ideas, una de las voces que más resonó fue la de Paola Arlotta, neurocientífica del Instituto de células madre de Harvard, quien estudia las raíces de enfermedades neurodegenerativas. 

Por un momento, la ciencia ficción se transformó en ciencia y la especialista exhibió sus estudios en organoides cerebrales humanos, cultivados a partir de células madre. "Para conocer más el cerebro humano necesitamos crearlo. En esas millones de células y procesos de sinapsis estamos nosotros, nuestra personalidad, nuestra emoción y nuestro pensamientos", explicó. 

También fue destacada la participación de Steve Evans, líder el Centro de la Universidad de Cambridge dedicado a innovar en productos industriales sostenibles, quien se declaró "furioso" con la ineficiencia de los métodos de producción y consumo actuales.
"Solo un mínimo porcentaje de las cosas que adquirimos está aún en uso seis semanas después de comprarlas", se quejó. En su opinión, con la tecnología existente el mundo podría aspirar a un modelo sustentable y respetuoso con el medio ambiente, "mucho más eficiente e incluso ganando más dinero"

En esa línea, Veena Sahajwalla, directora de un Centro de Investigación y Tecnología de Materiales Sostenibles en Australia, reclamó un cambio profundo que fomente el reciclaje. Su mejor ejemplo: las microfábricas que construyó para aprovechar los valiosos recursos en los residuos electrónicos, en espacial metales como cobre o níquel. "¿Por qué estoy apasionada por la basura? Se pueden crear productos de alta calidad a partir de ella. Es una nueva economía", explicó. 

A su turno, Leila Takayama, de la Universidad de California, se refirió a sus investigaciones sobre la interacción entre los humanos y los robots y Kevin Esvelt, experto en ingeniería genética del MIT Media Lab, confesó su preocupación fundamental: que la ciencia no se aparte de sus principios éticos. "En el futuro, podemos encontrar una tecnología tan potente que nos lleve a la destrucción. La acción de uno puede afectar a todos", advirtió. 

Más tarde, Daniela Schiller, directora en la escuela de medicina Icahn del hospital Mount Sinai de Nueva York, exhibió su hallazgo: que la memoria es cambiante y se crea y recrea dependiendo del momento en el que se encuentre la persona en el momento de recordar. "Es como la reconstrucción de un rompecabezas", graficó. 

• El clima, en el centro de la escena 

Quien volvió a poner el acento en la preocupación ambiental fue Gerardo Ceballos, de la Universidad Nacional Autónoma de México, uno de los principales investigadores a nivel mundial sobre la pérdida de biodiversidad, quien alertó sobre el sexto evento de extinción masiva que se avecina de la mano del cambio climático. "El ritmo es mucho mayor que en el pasado. Perder las especies que desaparecieron en el último siglo, en tiempos normales hubiera demorado 10.000 años", alertó. "Es importante encontrar una solución, porque no es un problema ético, filosófico ni religioso, los ecosistemas son esenciales para mantener la existencia humana".  

Luego llegaron las inquietantes definiciones de Stefania Milan, profesora de la Universidad de Amsterdam especializada en las buenas y malas costumbres del uso de la Big Data. Terminante, aseguró que "el smartphone es la mayor herramienta de vigilancia jamás creada". Por eso encabeza DATACTIVE, un proyecto europeo que busca entender los riesgos de las democracias liberales en tiempos donde la privacidad está en jaque. 

Cerca del final, Nicola Spaldin presentó los materiales que le dieron prestigio internacional, con la capacidad de ser al mismo tiempo ferroeléctricos y ferromagnéticos. "Cada evolución de la humanidad estuvo posibilitado por un avance de los materiales. Este puede ser un nuevo paso más allá del silicio", postuló. Es que al permitir almacenar y procesar información en el mismo componente, sus estudios abrirían la puerta a una nueva generación de tecnologías más livianas y eficiente. 

En el cierre de la jornada se lució Avi Loeb, profesor de Astronomía en Harvard. "La Tierra es nuestra casa, pero no lo será para siempre", lanzó. Ya sea por el cambio climático, un desastre nuclear o alguna otra catástrofe, en su mente ya está gestando la huida. Por eso está decidido a explorar signos de vida en Proxima Centauri b, una de las estrellas ubicadas en la zona habitable. Solo la puesta a punto de "Starshot", que usará una flota de micronaves equipadas para sacar y enviar fotos, costará u$s 100 millones. Un viaje riesgoso en el que la misión estaría expuesta a un impacto mortal o al temible polvo interestelar. 

El mejor epílogo. Como hace 29 años, pero diferente, cuando el ruido de la caída del muro que dividía la capital alemana resonó en todo el mundo, esta vez fueron las conferencias científicas las que colocaron a Berlín en el centro de las miradas. El mensaje, sin embargo, fue el mismo: que el conocimiento siga derribando barreras.

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