16 de junio 2025 - 20:00

Sembró vides en Baja California, inició un negocio vitinivícola y su hijo lo transformó en un poderoso imperio mexicano de bebidas

Desde los primeros viñedos plantados en la árida tierra de Baja California hasta la consolidación de un imperio que abarca diversas bebidas, esta familia ha sido pionera en la industria mexicana.

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La historia del vino en México tiene nombres propios que, con visión y esfuerzo, transformaron un sueño en una industria pujante.

Uno de estos relatos nos habla de un hombre que sembró vides en Baja California, inició un negocio vitivinícola y cuyo hijo lo transformó en un poderoso imperio mexicano de bebidas: conozca la historia de Valle de Guadalupe.

Esta saga familiar es un testimonio de cómo la pasión, la perseverancia y la innovación pueden construir un legado que trasciende generaciones.

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Los orígenes de Valle de Guadalupe

Los orígenes del vino en México se remontan incluso a antes del Virreinato de la Nueva España, con la presencia de uvas autóctonas en el continente. Sin embargo, fue en el siglo XX cuando Angelo Cetto Carli, nacido en 1900 en Selva di Levico, Trento, Italia, llegó a México para fundar una empresa vitivinícola que perduraría hasta la actualidad: Vinícola L.A. Cetto.

La compañía inició sus actividades en 1928, cuando Angelo Cetto sembró vides en las fértiles tierras de Baja California, una región que se convertiría en un referente para el cultivo de esta planta, junto con Querétaro y Aguascalientes, entre otros estados. Durante la década de 1930, adquirió uvas de familias rusas para elaborar sus vinos y en ese mismo periodo compró Rancho Escondido, ubicado entre Tijuana y Tecate, donde cultivó vides de temporal como la Zinfandel.

Luis Agustín Cetto, el hijo que potenció el negocio familiar

Luis Agustín Cetto, hijo de Angelo, fue clave en la consolidación de la empresa en el Valle de Guadalupe a partir de 1951, veintitrés años después de su fundación. En 1965, comenzó una fructífera colaboración con el ingeniero Camilo Magoni, un enólogo italiano con quien alcanzó gran éxito y prestigio en la elaboración de vinos, experimentando con diversas variedades de uva.

En 1986, Luis Agustín Cetto fue galardonado con el reconocimiento "El Empresario del Año" por la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO), un año después de iniciar la exportación de botellas al mercado europeo. Al inicio del nuevo milenio, lanzó al mercado una línea de bebidas bajo la marca Don Luis Cetto, un tributo a sus cincuenta años de dedicación.

Luis Agustín se casó con María Eloísa Salazar, con quien tuvo cuatro hijos: Alejandra, Luis, Adrianna y Angélica. Entre sus actividades favoritas destacaba compartir su pasión con sus doce nietos (Fidel, Fausto y Alejandra Gutiérrez; Alberto, Fernando y Abelardo Rodríguez; Denisse, Luis y Mónica Cetto; y Daniella, Benjamín y Santiago Arguelles), así como con sus cinco bisnietos.

Falleció en Tijuana, Baja California, dejando un significativo legado como una de las figuras estelares en el desarrollo de la industria vitivinícola en México. Descanse en paz.

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