Por más de medio siglo, las mediciones satelitales mostraban un dato sorprendente: la Tierra reflejaba al espacio la misma cantidad de luz solar en ambos hemisferios, sin importar las diferencias geográficas y climáticas. Este equilibrio, conocido como efecto albedo, parecía ser una característica intrínseca del planeta. Sin embargo, un informe reciente del programa CERES de la NASA confirma que esa simetría se rompió: el planeta se está oscureciendo, y el fenómeno se concentra de manera más marcada en el hemisferio norte, donde se encuentra México.
3 de octubre 2025 - 15:19
México se está oscureciendo: la alerta de la NASA que preocupa a todo el hemisferio norte
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El hemisferio norte, donde se encuentra México, se oscurece.
De acuerdo con la NASA, este cambio no responde a un ciclo natural, sino a la actividad humana. Factores como la reducción de aerosoles contaminantes en el norte, el deshielo acelerado en el Ártico y las variaciones en la concentración de vapor de agua modifican la capacidad de la atmósfera y la superficie terrestre para reflejar la energía solar.
El resultado es un desequilibrio que intensifica el calentamiento en regiones donde el hielo, antes brillante y reflectante, es sustituido por agua oscura que absorbe más radiación.
El quiebre del albedo: una señal de alarma para el clima global
Los datos de CERES, que abarcan más de 20 años de observación, muestran que desde 2020 el hemisferio norte retiene alrededor de 0,54 W/m² adicionales por década, frente a los 0,20 W/m² del sur. Esto significa que, aunque el calentamiento global afecta a todo el planeta, se concentra con mayor intensidad en el norte.
La consecuencia directa es un efecto dominó: cambios en las precipitaciones, ralentización de la circulación oceánica y desplazamiento hacia el norte de la Zona de Convergencia Intertropical, una franja clave que regula gran parte del clima global.
Investigadores como Aiko Voigt, de la Universidad de Viena, advierten que este hallazgo desafía la idea de un equilibrio climático estable. Aunque consideran fascinante el descubrimiento, insisten en que dos décadas de datos son un periodo corto en comparación con la escala de los procesos atmosféricos. Por ello, no descartan que otros factores, como la formación de nubes, puedan eventualmente restablecer la simetría.
El catedrático Josep Calbó, de la Universidad de Girona, coincide en que el estudio refleja un síntoma más del cambio climático, aunque advierte que aún es pronto para llegar a conclusiones definitivas. Los especialistas coinciden en que el monitoreo a largo plazo será clave para determinar si se trata de una oscilación pasajera o del inicio de una transformación profunda en el sistema climático.
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