Hubo una época en la que el modelo de negocios de la televisión mexicana se transformaba radicalmente al llegar diciembre. Entre 1999 y 2002, Televisa ejecutó una estrategia de programación única: pausar sus exitosas barras infantiles y juveniles para dar paso a "telenovelas de corta duración" con temática cien por ciento navideña.
Adiós en Televisa: por qué le puso a fin a estas icónicas telenovelas que muchos mexicanos esperaban
Analizamos la estrategia de Televisa y sus melodramas de temporada que marcaron récords de audiencia hasta su repentino final en el invierno de 2002.
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Por qué Televisa no hace más telenovelas cortas por Navidad.
Este experimento, que hoy vive en la memoria colectiva de millones de mexicanos, no solo fue un fenómeno cultural, sino un movimiento maestro de audiencias que elevó los niveles de encendido durante las fiestas, hasta que la tradición se interrumpió abruptamente.
La era dorada de los melodramas estacionales en Televisa
La fórmula era sencilla pero poderosa: historias basadas en clásicos literarios, repartos estelares con los rostros más rentables del momento y una duración máxima de 20 episodios. Esta estructura permitía mantener a la audiencia cautiva mientras la competencia bajaba el ritmo por las vacaciones.
1999: El inicio con "Cuento de Navidad"
Bajo la producción de Eugenio Cobo, director del CEA, la televisora lanzó su primera gran apuesta el 20 de diciembre de 1999. Inspirada en la obra de Charles Dickens, la producción adaptó la figura de Ebenezer Scrooge bajo el nombre de Severo Rubiales, interpretado magistralmente por Julio Alemán.
El éxito de esta producción radicó en su capacidad de convocatoria. El reparto era una verdadera constelación: Eduardo Santamarina, Leticia Calderón, Itatí Cantoral, Fernando Colunga y Chantal Andere, por mencionar algunos. Durante 15 días, a las 16:00 horas, el público mexicano dejó de lado las tramas convencionales para sumergirse en una redención espiritual televisada.
2000: El debut de Alejandro Speitzer en "Rayito de Luz"
Al año siguiente, la productora Rosy Ocampo tomó el relevo con una adaptación de "Marcelino, pan y vino". Esta producción no solo fue un éxito comercial, sino que funcionó como semillero de talento. Fue aquí donde Alejandro Speitzer inició su carrera junto a Alan, quien interpretaba a Abel Aventura, un seminarista cuya vida cambia al encontrar a un pequeño niño en la iglesia.
Con figuras como Mariana Levy y Gerardo Munguía, la serie se transmitió del 11 de diciembre al 5 de enero, consolidando la franja horaria como un espacio seguro para los patrocinadores que buscaban el mercado familiar navideño.
2001: "Navidad sin fin" y el adiós al formato
La última gran producción de este ciclo fue nuevamente liderada por Eugenio Cobo. "Navidad sin fin" entrelazó tres historias distintas que cubrían desde la Nochebuena hasta la llegada de los Reyes Magos. Con un elenco encabezado por leyendas como Ignacio López Tarso y Ana Martín, la serie de 16 episodios intentó replicar la magia de años anteriores.
A pesar de los altos niveles de audiencia y el cariño del público, en el invierno de 2002 la tradición se detuvo. Los cambios en los esquemas de producción y la evolución de las barras de programación hacia formatos más largos y menos estacionales marcaron el final de este ciclo.
Hoy, estas miniseries son piezas de colección que representan una era donde Televisa dictaba el ritmo de las festividades en los hogares mexicanos, utilizando la nostalgia y los valores familiares como el motor principal de su rentabilidad en pantalla.
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