10 de julio 2019 - 00:01

Trump dispuso una venta fuerte de armas a Taiwán y enardece más a China

La decisión empeora el contexto de guerra comercial entre ambos países. Severa reacción de Pekín.

Donald Trump y Xi Jinping.

Donald Trump y Xi Jinping.

Especial desde China.- Pekín - El respaldo del Departamento de Defensa de Estados Unidos a la venta de misiles y tanques por 2.200 millones dólares a Taiwán, isla a la que China reivindica como parte de su territorio, exacerba la crisis entre los gobiernos de Donald Trump y Xi Jinping, ya trabados en una amenazante guerra comercial.

“Taiwán es una parte inalienable del territorio chino. Nadie debe subestimar nuestra fuerte voluntad y determinación para defender la soberanía nacional, la integridad territorial y oponerse a la interferencia extranjera”, afirmó el vocero del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Lu Kang, ante una consulta de Ámbito Financiero.

Es por eso que “instamos a Estados Unidos a respetar el principio de ‘una (sola) China’ y los tres comunicados conjuntos, retirar inmediatamente el plan de armas y detener las relaciones militares” entre Washington y las autoridades de Taipei, “a fin de evitar mayores daños a las relaciones, paz y estabilidad entre ambos países”, añadió durante una conferencia de prensa en Pekín.

Kang se refirió a la política adoptada en 1979 por el entonces presidente estadounidense Jimmy Carter, que derivó en el reconocimiento de la República Popular de China como única autoridad legítima y por la que degradó relaciones con Taiwán. Por entonces la isla era gobernada por los nacionalistas Kuomintang, quienes habían huido del continente en 1949, tras ser derrotados en la guerra civil, y que se proclamaban representantes oficiales de toda China.

El terceto de memorandos alcanzados entre Washington y Pekín condujo al refuerzo inmediato de los lazos entre ambas naciones y empujó la isla al desierto diplomático, siendo hoy reconocida sólo por 20 países de escaso peso internacional. No obstante, varios gobiernos mantienen relaciones con Taipei a través de oficinas comerciales, y EE.UU. nunca terminó de soltarle la mano.

El mismo año que reconoció a Pekín, el Capitolio aprobó la Ley de Relaciones con Taiwán, que establece que EE.UU. se reserva la posibilidad de acudir en defensa de su aliado si es atacado, al mismo tiempo que garantiza el flujo de arsenales militares. A esta posición se la denomina “ambigüedad estratégica”.

“La venta de armas por parte de Estados Unidos a Taiwán es una grave violación de las normas básicas del derecho internacional y las relaciones internacionales e interfiere en los asuntos internos de China”, afirmó el también vocero de la Cancillería, Geng Shuang, en su rueda de prensa diaria. “La parte china expresó una fuerte insatisfacción y una resuelta oposición a esto, y ya ha hecho presentaciones formales ante Estados Unidos en ese sentido”, agregó.

La entrega a Taiwán de 108 tanques tipo M1A2T Abrams y de 250 misiles Stinger aún puede ser vetada por los legisladores estadounidenses en los próximos 30 días, aunque eso parece poco probable. Si bien no es la primera vez que Washington proporciona material bélico a la isla en los últimos cuarenta años, eso se da hoy en un contexto de desgaste sin precedentes del lazo bilateral.

Trump ha causado varios terremotos diplomáticos por haber cuestionado el concepto de “una China”, o por haber sido el primer presidente estadounidense desde 1979 en comunicarse telefónicamente con el poder de turno en Taiwán. La llamada a la presidenta Tsai Ing-wen en diciembre de 2016 estuvo cargada de un enorme simbolismo, tanto por el quiebre de esa doctrina histórica como por la férrea campaña de la funcionaria a favor de la independencia. Los guiños de EE.UU. hacia Taipei, cada vez más frecuentes, conducen inexorablemente a exacerbar los ánimos de un conflicto latente, pero controlado.

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