27 de febrero 2020 - 00:00

Baradero, la ciudad que vive la música

La Fiesta Nacional de la Música Popular Argentina y el Baradero Rock son dos de los eventos más convocantes del año para un distrito que pretende establecerse como una plaza de turismo de fuerte presencia cultural.

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El sol se cuela entre los árboles de la Plaza Mitre. Son las seis de la tarde y la ciudad está más revolucionada que de costumbre. En Baradero ya están preparados. Durante enero y febrero la ciudad recibe una gran cantidad de turistas que llegan para presenciar la Fiesta Nacional de la Música Popular Argentina o, en este caso, el Baradero Rock. Dos de los eventos más convocantes que tiene un distrito que, con la nueva gestión municipal, pretende terminar de establecerse como una plaza turística de carácter cultural.

Al distrito le sobran los motivos. Los ocho kilómetros de costa no son un detalle menor para intentar establecerse en la ruta como destino elegido. Su ubicación, entre Rosario, Gualeguaychú y la Capital Federal, lo convierten en un punto estratégico.

Pero, claro, no todo es cuestión de coordenadas. La calidez es una carta de presentación natural. Sucede en la calle, en las cervecerías, en el súper y también en la remisería. La sensación es habitual: el vecino entiende el juego de la visita y se presta a ser parte.

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Los años locos, un resto céntrico, sirve de ejemplo. Es uno de los destinos preferidos de los locales y de los que llegan para pasar unos días de descanso. “¿Pakú o surubí?”, ofrece una de las mozas. La oferta es difícil. Pero la cercanía con el río hace que la elección no tenga sorpresas. Tampoco el resultado del partido entre Atlético Tucumán y Talleres, pero eso ya es por una cuestión simple: es una repetición. Retro spoiler: 2 a 2.

La costa es un corredor para el disfrute. Los rayos del sol hacen sapito en el río y la sensación de libertad se hace postal. A la vera del camino, los artesanos aprovechan cada paso para ofertar su trabajo mientras desde arriba el Cristo de la Hermandad se cuela en la visual.

Los campings también son parte de la foto del momento. Esa misma noche, a juzgar por las banderas omnipresentes, tocan bandas como Los Gardelitos y La 25. Las carpas se tornan familiares mientras el Anfiteatro Pedro Carossi queda atrás. Las hay de todos los colores y tamaños. El universo de la vida entre estacas se expande. La gente canta, baila y se junta a tocar la guitarra en la antesala del evento que los tendrá como protagonistas de su propio sentimiento.

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El aire es otro. No es novedad. Se respiran vientos de agua. Y la música que viaja en cómodas ráfagas. Lucy Patané le da vida a su guitarra según lo que muestra un cronograma que incluye tres días de shows donde marcas como Quilmes, Spotify y Monster instalaron sus escenarios para convivir en un festival de rock que ya lleva seis años seguidos de realización y que promete convertirse en la segunda plaza más importante del verano detrás de Cosquín.

Las motos son figuritas repetidas en un recreo de primaria. Laten. Una detrás de otra. Aparecen y se van como parte del típico ritual que conlleva la maravilla del atardecer.

Y desde cada una queda, el conductor designado deja una mirada como recibo. Un escáner con el que el vecino deja claro su lugar de pertenencia. Su valor. Su identidad.

La noche también se presta para un buzo. Para adentrarse en las profundidades del evento que convoca. El corredor hacia el anfiteatro tiene su magia. Y los vecinos que quedan dentro del circuito aprovechan las visitas para generar un ingreso per cápita a razón de miles. Hay choripán, bondiola y bebidas más baratas de lo que costarán una vez adentro. “¿No podés ver? Claro. Siempre es el gordo el que tapa, ¿no?”, dice, entre risas, uno de los caseros en su rol de cocinero mientras se corre del cartel en el que tiene los precios.

Paula Maffia deja servida su potencia en uno de los escenarios para cederle el paso a Miss Bolivia, quien desde el otro tablado da comienzo a su show. Afuera hay food trucks. La gente responde al llamado de la selva. Son las diez la noche y el hambre abunda. Las filas crecen. La organización responde.

Las banderas tenían sentido. Pasa La 25 y luego Los Gardelitos, pero antes Coti le pone una catarata de hits a la luna mientras Cielo Razzo explota con su energía made in Rosario.

La heladería es una fija. El suéter en la espalda, también. Ya van tres mayores de 50 que lo exponen. Los 300 pesos por kilo son un anzuelo. Mañana es domingo y claro, ya son varios los que se anotan para acercarse a pescar. A quedarse con un pedacito de una ciudad de esas que entran en el bolsillo de la camisa y que quedan marcadas.

NÚMEROS

  • 40 mil habitantes tiene la ciudad.
  • 2 da sección electoral contiene al municipio.
  • 102 personas por kilómetro cuadrado es su densidad.
  • 72 es el puesto que ocupa en superficie entre los 135 distritos.
  • 67 es el puesto que ocupa en cantidad de habitantes.
  • 8 km de costa tiene la ciudad.
  • 3329 es el prefijo para comunicarse con el distrito.
  • 7 intendentes tuvo el partido desde la vuelta de la democracia.

EN 4 RUEDAS

  • Distancia: 176 km.
  • Consumo nafta: 18 litros.
  • Tiempo estimado de viaje: 2 horas.
  • Costo total (con peajes): $1.200.

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