14 de noviembre 2022 - 00:00

Las alternativas libres de humo ganan respaldo científico y terreno en el mercado

A partir de la investigación y el desarrollo que la industria tabacalera viene haciendo hace casi dos décadas, los fumadores comienzan a conocer e interesarse sobre las nuevas alternativas libres de humo.

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Se estima que en el mundo hay más de 1.000 millones de adultos que aun conociendo los riesgos que implica fumar, continúan haciéndolo. Para este grupo de fumadores adultos, hoy existen alternativas que reducen significativamente los químicos a los que se exponen cuando fuman un cigarrillo convencional.

Son cada vez más, las personas interesadas en conocer este tipo de alternativas innovadoras, que están respaldadas científicamente y que se basan en dos principios: la eliminación de la combustión y el rol que juega la nicotina.

La temperatura y la combustión: los principales problemas

El humo que produce un cigarrillo encendido tiene más de 6.000 químicos, de los que 100 se consideran dañinos o potencialmente dañinos. Cada vez que se prende un cigarrillo convencional, el tabaco llega hasta los 900º, temperatura en la cual se genera la combustión y por consiguiente los altos niveles de sustancias químicas nocivas que se observan en el humo del cigarrillo convencional.

En contraste, las alternativas libres de humo eliminan la combustión, calentando el tabaco en lugar de quemarlo y permiten reducir así en forma considerable los niveles de químicos dañinos y potencialmente dañinos, según indican los estudios científicos más recientes.

¿Y qué pasa con la nicotina?

Sin dudas, es un compuesto adictivo que no está exento de riesgos, pero no constituye la principal causa de las enfermedades vinculadas con el tabaco. Por el contrario, son los otros productos químicos y potencialmente nocivos en el humo del cigarrillo convencional, el factor preponderante que genera enfermedades relacionadas con el tabaquismo. El National Institute For Health and Care Excellence de Reino Unido indicó recientemente en un comunicado que son principalmente “las toxinas y carcinógenos en el humo del tabaco—no la nicotina, los que causan enfermedad”.

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La demanda de los fumadores de todo el mundo encontró una opción viable, con ventajas sustanciales, apoyadas por las investigaciones científicas. La transición a las alternativas libres de humo permite continuar con el ritual, con todas las particulares de la experiencia, pero reduciendo los riesgos que representa el hábito tradicional de fumar quemando tabaco. Con información fidedigna y certera es posible construir prácticas conscientes y responsables.

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