Más allá de las medias coyunturales, incluso tributarias, a las que se vieron compelidos los países europeos por la pandemia del Covid-19, la Comisión Europea de la Unión Europea sigue trabajando en la aplicación de una tributación a los servicios digitales pese a que los Estados Unidos se apartó de las discusiones.
Tributación mundial a la tecnología
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Esta persistencia está marcando una tendencia en la tributación futura pues se la concibe como una imposición a nivel mundial respecto de los gigantes de la tecnología.
Un reciente cable de Reuters, del que se hace eco el sitio LR La República, da cuenta que la Unión Europea (UE) está dispuesta a seguir adelante por su cuenta con la aplicación de impuestos a la actividad de empresas digitales como Google, Amazon, Facebook o Apple. Más aún, el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, aseveró que así seguirá la UE aún si no se alcanza un acuerdo global al respecto este año, en clara alusión a la decisión adoptada por los Estados Unidos de retirarse de las negociaciones sobre una solución a escala mundial para gravar los servicios digitales. Y agregó, “la Comisión Europea quiere una solución mundial para aplicar el impuesto de sociedades en el siglo XXI. Creemos que el enfoque de dos pilares de la OCDE es el correcto, en referencia a la propuesta publicada en enero por el organismo internacional para abordar la cuestión de un régimen impositivo digital a nivel mundial.” Pero si esto resulta imposible este año, hemos sido claros en que presentaremos una nueva propuesta a nivel de la UE. Lo que implica su propia propuesta.
Por su parte Bruno Le Maire, Ministro de Hacienda de Francia, en declaraciones plasmadas en el sitio Foro Jurídico, expresó que la decisión de los EE.UU. de retirarse de las negociaciones encabezadas por la OCDE son una provocación, agregó que París aplicará un impuesto a las grandes compañías de tecnología independientemente de lo que pase.
El Tesoro de Reino Unido también seguirá adelante con los impuestos digitales a pesar de las negociaciones con Washington sobre un posible acuerdo de libre comercio.
La OCDE buscaba el convenio de los EE.UU. para que cualquier acuerdo fuera indiscutible y las naciones europeas prefirieran la aprobación de las firmas estadounidenses. El actual escenario puede desatar una guerra comercial.
Al margen de EE.UU., ¿cómo impactará este proyecto de imposición en los países no europeos, miembros o no de la OCDE?
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