3 de marzo 2019 - 00:01

Otra vez mayores tasas, un analgésico para comprar tiempo con contraindicaciones

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Tras la mayor volatilidad exhibida por el dólar recientemente, el BCRA ha decidido rápidamente interrumpir la importante baja de tasas que venía impulsando y por el contrario promover un rápido reacomodamiento alcista en los rendimientos de las Leliq en busca de comprar nuevamente calma cambiaria.

Más allá de que el movimiento resultó repentino y vertiginoso durante algunas jornadas, con una perspectiva más amplia que la divisa haya regresado a la ¨zona de no intervención¨ y acompañe además a la inflación no parecía irracional, dado que aún así estaría transitando la parte inferior de la banda.

Lo que asustó posiblemente al organismo monetario más que el nivel alcanzado por el dólar la semana pasada, cuando a nivel mayorista llegó a los $ 40,50, fue la velocidad, dado que busca dejar en claro que no permitirá saltos abruptos en cuestión de horas dado que podrían activar una nueva crisis cambiaria.

De ahí la sobrerreacción que impulsó de inmediato para frenar la escalada, e incluso revertir dicho movimiento, que incluyó no sólo una suba de más de 500 puntos básico en la tasa de la Leliq que actúa como ¨brújula¨- y ya se ubica cerca del 50% anual - sino además desempolvó otras herramientas como la venta de futuros.

La preocupación radica en que en caso que los ahorristas perciban alguna posibilidad de repunte del dólar, éstos podrían rápidamente dejar vencer sus plazos fijos y volcarlos a la compra de dólares, un proceso que está a riesgo constantemente frente a la incertidumbre electoral que se transitará durante todo el año.

También disparó esta resurrección del dólar el depeccionante dato de una elevada inflación en enero, que además podría extenderse preocupantemente en los próximos meses, ante lo cual los inversores se verían obligados a exigir mayores rendimientos por las colocaciones en pesos.

Ocurre que actualmente los recursos domésticos son la principal fuente de financiamiento ante la imposibilidad de regresar al crédito externo voluntario con un elevado riesgo país en los 700 puntos básicos, aún contando con el financiamiento asegurado por parte del FMI para este año y parte del próximo.

Es por ello que el organismo busca asegurar a los agentes económicos que mantendrá tasas reales suficientemente competitivas, en especial tras evaporarse por las mayores proyecciones de inflación, y que el dólar podrá mantenerlo ¨domado¨, dado que es el verdadero costo de oportunidad de las inversiones.

Más allá de que esta política monetaria restrictiva de altas tasas de interés puede continuar ¨comprando tiempo¨, lo más relevante será que la inflación responda con una desaceleración a corto plazo, dado que no resulta sustentable en el tiempo a raíz de los adversos efectos sobre la alicaída actividad económica.

Aún cuando los inversores reconocen esta situación, mientras la codicia siga prevaleciendo al miedo, el ¨carry-trade¨ podrá continuar desarrollándose, aún en un escenario de crecientes vulnerabilidades dado que la dolarización de carteras siempre estará al acecho ante ruidos tanto internos como externos.

Es por ello que el ¨analgésico¨ que ofrecen por el momento las mayores tasas debe ser aprovechado para poder frenar la inflación, dado que caso contrario se estaría ingresando más aceleradamente en el histórico círculo vicioso de pulseada entre la tasa y el dólar, que no suele tener una resolución positiva.

Reconociendo dicha situación, será clave monitorear cotidianamente no sólo la evolución de las licitaciones de Leliq, sino la respuesta de los ahorristas y los inversores hacia las colocaciones en pesos (Lecap, Lecer), ante la dinámica de las tasas reales en el tiempo. Ello marcará el recorrido que le resta a las apuestas en moneda local, potenciada además por ¨players¨ internacionales con un perfil táctico que rápidamente desarman sus apuestas, ya que como contrapartida está la dolarización de carteras en el horizonte.

Dado que se reconoce que las etapas electorales abren espacio a dicho comportamiento, la mejor estrategia del BCRA debería apuntar a asegurar que el proceso de deslizamiento del dólar - a fin de evitar nuevos atrasos - sea gradual y ordenado en el tiempo, en busca de que no se genere una peligrosa nueva ¨olla a presión¨.

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