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Ante miles de fieles, Francisco pidió el fin de los conflictos armados en el mundo
"Paz para África, escenario aun de conflictos sangrientos. Para Mali, para que vuelva a encontrar unidad y estabilidad y para Nigeria, donde lamentablemente no cesan los atentados que amenazan gravemente la vida de tantos inocentes, y donde muchas personas, incluso niños, están siendo rehenes de grupos terroristas. Paz para el este de la República Democrática del Congo y la República Centroafricana, donde muchos se ven obligados a abandonar sus hogares y viven todavía con miedo", agregó.
También pidió que se superen las divergencias y madure la reconciliación en la península norcoreana y en un mundo "desgarrado por la violencia ligada al tráfico de drogas y la explotación y la explotación inicua de los recursos naturales. Paz a esta tierra nuestra".
"Que Jesús resucitado traiga consuelo a quienes son víctimas de calamidades naturales y nos haga custodio responsables de la creación", finalizó el Santo Padre.
Antes de pronunciar el mensaje, el Papa saludó uno a uno a los cardenales presentes y recorrió en el papamóvil descubierto el recinto vaticano, bellamente adornando con 40.000 flores provenientes de Holanda, que han convertido la famosa plaza en un jardín.
Francisco saludó, asimismo, a los presentes y de nuevo besó a numerosos niños. A uno de ellos, afectado por una enfermedad incurable, lo besó y abrazó con más intensidad, en un gesto muy entrañable.
El Papa fue acogido con "vivas" y flamear de banderas por los miles de presentes, muchos de ellos argentinos.
También se alzaron al cielo banderas españolas, brasileñas, mexicanas y de otros países latinoamericanos, así como de naciones europeas, africanas, y del resto del mundo.
Francisco, de 76 años, ofició la misa en solitario, aunque estuvo ayudado por los cardenales Angelo Comastri y Raffaele Farina.
Al rito, que comenzó con el canto del "Resurrexit", asistieron varios centenares de representantes de la Iglesia entre cardenales, obispos y sacerdotes.
En la misa no hubo homilía, ya que la pronunció el Papa durante la Vigilia Pascual celebrada esta pasada noche en la basílica de San Pedro.
Como ocurre desde el año 2000, cuando se recuperó una tradición perdida hacía 800 años, en el altar fue colocado el icono del Santísimo Salvador conocido como "Acheropita" (que significa no pintado por manos humanas).
Se trata de una de las imágenes más veneradas de la cristiandad y que se conserva en la capilla del "Sancta Santorum", ubicada en el edificio anexo a la basílica de San Juan de Letrán, donde se guarda la Escalera Santa por la que según la tradición subió Jesús durante su pasión.
Antes de comenzar la misa, Francisco oró unos minutos ante el icono del Santísimo Salvador.
La plaza de San Pedro estuvo adornada con 40.000 flores, multicolores, entre ellas 20.000 tulipanes de varios colores, 10.000 narcisos de diferentes colores, 3.000 rosas blancas y 300 rosas lila
Además, se colocaron un centenar de orquídeas, un centenar de lirios blancos, 500 lirios amarillos, claveles, flor del manzano, así como rododendros, azaleas, magnolias, jacintos, todas ellas procedentes, como ya es tradición, de Holanda.
También se adornó con dos olivos centenarios traídos de la región sureña italiana de Puglia.
El Mensaje Pascual pone fin a los ritos de la Semana Santa, la primera del Papa argentino, quien mañana volverá a la plaza de San Pedro para rezar a mediodía el Regina Coeli, que sustituye al ángelus en el tiempo de Pascua.
El Papa tiene previsto permanecer en el Vaticano y no tomar días de descanso tras los ritos de la Semana Santa, todos los cuales ha presidido.
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