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Francisco expresó su dolor por los ataques en Turquía
Miles de personas homenajearon este domingo a las 95 víctimas del peor atentado de la historia de Turquía, perpetrado el sábado contra una manifestación pacifista en Ankara, y acusaron al poder de alimentar la tensión a tres semanas de las legislativas.
De momento, nadie reivindicó la matanza, y todos siguen preguntándose quién y cómo cometió el atentado. Tampoco hubo ninguna detención.
El primer ministro Ahmet Davutoglu dijo el sábado que hay "fuertes indicios" de que la doble explosión, frente a la principal estación de trenes de Ankara, fue obra de dos suicidas.
Cerca del lugar de las explosiones, miles de personas se manifestaron este domingo convocadas por los mismos sindicatos, ONG y partidos prokurdos que llamaron a la manifestación del sábado.
Los manifestantes acudieron a homenajear a las víctimas y a denunciar la responsabilidad del poder y del presidente Recep Tayyip Erdogan en el ataque, a gritos de "gobierno dimisión" y "Erdogan asesino".
"Yo soy una madre de familia y estoy preocupada por mis hijos", declaró a la AFP Zahide, una obrera, en medio de la muchedumbre.
"Me manifiesto por mis hijos, y por nuestro futuro. Cada vez que hay muertos, yo también muero un poco".
Los participantes de la manifestación en la capital acusaron al presidente y a su gobierno de mantener vínculos con los yihadistas del grupo Estado Islámico, y haber tomado la decisión de no garantizar debidamente la seguridad de la manifestación del sábado.
"Nuestros corazones sangran (...) pero no actuaremos con espíritu de venganza ni de odio", dijo Selahattin Demirtas, líder de la principal formación prokurda del país, el HDP, uno de los convocantes de la marcha.
"Esperamos al 1 de noviembre", fecha de las legislativas anticipadas, y "entonces empezaremos a trabajar para derrocar al dictador", añadió.
Demirtas dijo de nuevo desde la tribuna que según su partido hubo 128 muertos en la doble explosión. Según el balance del gobierno murieron 95 personas y 507 resultaron heridas, de las cuales 65 se encuentran en cuidados intensivos.
Davutoglu ordenó tres días de luto nacional, y en todo el país, las banderas ondeaban a media asta. Este domingo debían celebrarse los primeros funerales.
La doble explosión de Ankara pone al máximo la tensión en el país a sólo tres semanas de las legislativas anticipadas del 1 de noviembre.
En éstas, el presidente Recep Tayyip Erdogan espera recuperar la iniciativa política tras haber perdido en los comicios de junio la mayoría absoluta de que gozaba en el Parlamento desde hacía 13 años.
Los comicios tendrán lugar tres meses después de reanudarse el conflicto armado entre las fuerzas turcas y los rebeldes kurdos, contra lo cual precisamente iban a manifestarse las víctimas del atentado de Ankara.
El presidente islamo-conservador Erdogan condenó el ataque y canceló una visita prevista a Turkmenistán, aunque desde el atentado no ha hablado todavía en público.
A falta de reivindicación, Davutoglu apuntó como sospechosos a los yihadistas del Estado Islámico, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), actualmente en conflicto abierto con Ankara, y el Frente Revolucionario de Liberación del Pueblo (DHKP-C), de extrema izquierda.
Erdogan acusa al HDP de ser "cómplice" de los "terroristas" del PKK, un grupo ilegal en Turquía que ha prometido "aniquilar".
Por su lado, el partido prokurdo acusa al gobierno de tener vínculos con los yihadistas del Estado Islámico.
El 20 de julio pasado, 33 militantes de la causa kurda murieron en Suruç, cerca de la frontera siria, en un atentado atribuido al EI.
El PKK acusó al gobierno de Ankara de colaborar con los yihadistas para hacer frente común contra los kurdos. Valiéndose de este argumento, los rebeldes reanudaron sus ataques contra la policía y el ejército, provocando las represalias de las fuerzas turcas.
Esta escalada de violencia hizo saltar por los aires las conversaciones de paz entabladas por Ankara con los rebeldes, para tratar de poner fin a un conflicto que desde 1984 se ha cobrado unos 40.000 muertos.
El PKK, no obstante, anunció el sábado horas después del atentado de Ankara la suspensión de su actividad armada antes de las elecciones, "salvo si nuestros militantes y combatientes son atacados".
Pese a esa tregua unilateral, el ejército turco anunció este domingo que desde el sábado bombardeó varios objetivos del PKK y "neutralizó" a 14 "terroristas".
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