15 de marzo 2013 - 23:10

Jesuita secuestrado en la dictadura dice que se reconcilió con Bergoglio

Franz Jalics actualmente vive en Alemania.
Franz Jalics actualmente vive en Alemania.
Francisco Jalics, uno de los dos jesuitas secuestrados durante la dictadura militar argentina, se reconcilió con el actual papa Jorge Bergoglio hace tiempo, según un escrito suyo distribuido hoy por la orden alemana de jesuitas en Múnich.

El propio Jalics reconoce que no fue hasta años después de su liberación y de haber dejado Argentina cuando habló sobre lo sucedido con el arzobispo de Buenos Aires.
"Después celebramos juntos una misa y nos abrazamos solemnemente. Yo me he reconciliado con lo sucedido y considero, por lo menos por mi parte, el asunto cerrado", aseguró sobre su secuestro durante la dictadura militar en 1976.

De esta manera, Jalics confirma las palabras del portavoz de la orden alemana de jesuitas en Múnich que informó hoy a dpa de que Jalics había mantenido un encuentro con Bergoglio hace tiempo para hablar sobre la situación durante la dictadura militar en Argentina y habrían superado sus diferencias.

Sin embargo, Jalics rehusó hablar sobre la actuación de Bergoglio en esa época. "No puedo juzgar el papel de Bergoglio en estos sucesos", escribió en el comunicado.

Jalics, nacido en Budapest en 1927, recuerda haber llegado a Buenos Aires en 1957. "En 1974, con permiso del entonces responsable nacional de los jesuitas argentinos Bergoglio, me trasladé con un hermano (Orlando Yorio) a una villa de miseria de la ciudad", escribió. "Sin embargo, ninguno de los dos tuvimos ni contacto con la junta militar ni con la guerrilla", afirmó. "Informaciones erróneas y malentendidos nos han acusado a mí y a mi hermano de haber tenido contacto con la guerrilla. Los dos fuimos detenidos", agregó.

"Después de cinco días de interrogatorio prometieron ponernos en libertad. A pesar de esta promesa nos retuvieron, sin explicar los motivos, durante cinco meses con los ojos vendados y atados", recordó en su escrito.

Los cuestionamientos al nuevo papa, se centran en la acusación de no haber ayudado a los dos jesuitas de su congregación que fueron secuestrados y torturados durante la dictadura militar en 1976.

El propio Bergoglio declaró haberles advertido de los peligros y haber intentado interceder por ellos ante la junta militar, pero sin éxito.

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