19 de diciembre 2018 - 00:01

Para inversores: un 2019 para arrancar muy atentos y cautelosos

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Frente a los múltiples desafíos locales e internacionales con que se está cerrando el año, los inversores deberían inclinarse por extender la cautela a la hora de planificar los rebalanceos de carteras para arrancar el 2019, toda vez que se presenta con perspectivas aún inciertas y complejas.

Desde el frente externo, no sólo la volatilidad sino también la aversión al riesgo se han disparado, lo cual ha llevado a los operadores a desempolvar tácticas de ¨flight-to-quality¨ a fin de terminar un pobre 2018 en términos de rentabilidades - en todo el mundo - con los menores daños posibles.

Ocurre que no sólo preocupan las subas de tasas de la Fed, y la política restrictiva de retiro de liquidez a futuro, sino también un escenario donde comienzan a evidenciarse perspectivas de desaceleración económica, tal como sugiere el continuo aplanamiento de la curva de la UST.

Por otro lado, la guerra comercial entre EE.UU. y China sigue con final abierto, y a ello se suman crecientes tensiones sobre el sistema financiero europeo, lo cual acentúa los desequilibrios globales y ello aleja a los inversores de adoptar apuestas en el actual escenario de marcada incertidumbre.

Dicho clima externo sin dudas condiciona la marcha de los emergentes, al afectar no sólo su crecimiento económico sino también su acceso al financiamiento en un mundo donde los capitales internacionales siguen direccionados velozmente hacia EE.UU. en busca de refugio a corto plazo.

A nivel doméstico, los desafíos económicos se profundizan en este adverso ambiente global, dado que la recesión en marcha dificultaría poder cumplir con el objetivo de equilibrio fiscal primario y con la política monetaria restrictiva en busca de desacelerar la marcha de la inflación.

Ello sucede en un 2019 donde la agenda electoral ocupará la escena central, dado que posiblemente la polarización conlleve a escenarios binarios para los inversores, aún cuando se reconoce que la reelección de la actual administración continuará caracterizada por múltiples desafíos.

Así queda reflejado en el riesgo país, que se disparó hasta los 780 puntos básicos ante la peligrosa combinación de ¨riesgo político¨ y ¨riesgo de refinanciación¨, toda vez que los inversores se presentan muy preocupados por la capacidad de atender la deuda luego de que se agoten los recursos del FMI.

Así es que los rendimientos de los títulos públicos en dólares pegan un impresionante salto desde menos del 4% el año próximo a más del 10% a partir del 2020, y hasta el 14% en algunos bonos del tramo medio, lo cual requiere reducirse rápidamente a fin de poder recuperar el crucial acceso al financiamiento en los mercados internacionales en base a una más acelerada convergencia fiscal.

El 2019 obligará a los inversores a estar cotidianamente muy atentos a la evolución de los acontecimientos externos y locales, dado que todas las señales generarán un inmediato impacto en las cotizaciones de los activos financieros que buscarán anticipar el desenlace de esta novela.

Ante ello, lo más recomendable por el momento sigue siendo privilegiar una estrategia conservadora con epicentro en un marcada dolarización de carteras, a fin de poder transitar esta etapa de mayor volatilidad e incertidumbre con la mayor prudencia y con prioridad de resguardar las carteras.

En dicho sentido, se deben privilegiar títulos públicos en dólares con vencimiento durante 2019, ¨garantizados¨ por el FMI, y sólo complementar a un mayor plazo con selectivas apuestas en bonos corporativos de sólida calidad crediticia como Pan American 2021, Tecpetrol 2022 y Arcor 2023.

También resulta conveniente mantener mayores niveles de liquidez en dólares - entre el 20 y el 30% - a los habituales en busca de estar listos a aprovechar las oportunidades que pueden presentarse en caso ¨overshooting¨ en los castigos de las valuaciones producto de agresivos desarmes de apuestas.

* Economista

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