10 de septiembre 2007 - 00:00

Abren más boletas en Bs. As. para juntar sufragios a Cristina

Osvaldo Mércuri
Osvaldo Mércuri
La emboscada se postergó, estratégicamente, 72 horas. Para evitar fugas hacia Roberto Lavagna, el ARI o el dueto De Narváez-Macri, la Casa Rosada ordenó «recibir» sin pedir papeles y discrecionalmente boletas K para las disputas en el plano municipal. Fue un movimiento intencional para que sectores, en algunos casos con cierto peso y en otros apenas simbólicos, permanezcan dentro del Frente para la Victoria. A algunos de ellos los espera una mala noticia: entre hoy y mañana, muchas listas pasarán por la trituradora.

El caótico cierre del sábado, con su ristra de heridos y sus maniobras distractivas, forzó a Néstor Kirchner a tratar de descomprimir el operativo de « unificación» que, como norma, impuso para la lista nacional y en las seccionales, con excepción de La Plata.

Frente a eso, se dispuso que «se reciban» (hay una diferencia con que «se acepten») candidaturas a intendente a puñados, con un caso extremo de dispersión en Lomas de Zamora, donde aparecieron siete aspirantes a alcaldes que se dicen kirchneristas.

El menú incluye de todo: el actual alcalde Jorge Rossi, el multielecto diputado Osvaldo Mércuri, Fernando «Chino» Navarro del M-E, el anibalista Pablo Paladino, Marcela Bianchi y José De Lucía. Todos acercaron su papeleta que los apoderados del FpV aceptaron con una sonrisa.

Todo se explica: como las listas seccionales estaban hiperpobladas de anotados, no tenía huecos para -como en su momento hacía Duhaldecompensar a caciques locales, ofreciéndole que resignen a nivel municipal para «cobrar» como legisladores.

Tampoco, Kirchner quiso usar la papeleta de diputados nacionales para esos pagos. Además, más allá de intentos locales, jamás existió una política oficial orientada a unificar boletas en el plano local. ¿Desorden o estrategia? Ambas cosas.

No operó ningún filtro. «Que participen todos», fue el comentario, malicioso,de un armador del conurbano, intendente,que impulsó la boleta única -tal como pretendían los alcaldes sean PJ o FpV- hasta que la Casa Rosada determinó que habría más de un lista. No faltó el ocurrente que para dispersar a la «oposición» interna alimentó la conformación de una lista paralela. Es lo que le imputan cercanos de Pablo Bruera a Carlos Castagnetto: mantener en pie su candidatura para «ser funcional» a Julio Alak.

Hay más ejemplos. En San Miguel, Estela Prunoto se inscribió como candidata a intendente por el FpV cuando se anticipaba un duelo mano a mano entre el riquista Oscar Zilocchi y Joaquín De la Torre. A Prunotto le imputan favorecer con su presencia a Zilocchi.

  • Dispersión

    En Escobar, feudo de Luis Patti, aparecieron cuatro postulantes K, entre ellos el intendente Silvio González -hasta hace meses, pattista-, Larry de Clay, Roberto Costa y Luis Carranza que se bifurcan en boletas paralelas. ¿Se cumple la teoría de que Kirchner no quiere derrotar al pattismo? ¿O no puede? La concertación, ancha, también dispersa: en San Martín, además del vecinalista, ¿ex arista?, Ricardo Ivoskus, se anotó Gabriel Katoppodis y, sobre la hora, apareció Eduardo Bustos, del PJ, auspiciado por Dante Dovena, que fantaseó con ser candidato pero al final despertó.

    En la otra punta del conurbano, en Berazategui se planta el duelo Mussi-Giaccobe, con una tercera lista periférica, mientras que aparecen listas múltiples en Avellaneda, Esteban Echeverría, Lanús, San Vicente y Presidente Perón. Hay dos boletas hasta en La Matanza. ¿Llegará al miércoles la de Jorge Ceballos?
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