20 de julio 2006 - 00:00

Avatares de Córdoba

Hugo Chávez
Hugo Chávez
Maquillaje. Córdoba aprovechó al máximo la posibilidad de organizar la XXX Cumbre de Presidentes. Varias obras algo postergadas se aceleraron desde abril para que se llegue a tiempo a la visita de los mandatarios. En especial resalta el nuevo aeropuerto de Córdoba, Ambrosio Taravella, que se inauguró el 4 de mayo tras una inversión de alrededor de 50 millones de pesos. Se asegura que es el más moderno de Sudamérica, por encima de los de Aeroparque y Ezeiza; superando incluso a los de Brasil. Entre otras comodidades que se levantaron en el aeropuerto cordobés en las últimas horas, y que quedará funcionando, un quirófano moderno, destinado especialmente a la eventualidad de tener que atender a Fidel Castro en el caso de que sufra alguna indisposición grave en su visita. Aparentemente ésta era una de las exigencias innegociables por parte de los cubanos, para que el veterano jefe de Estado pueda viajar hasta Córdoba.

¡Peligro! Estrictos controles en las acreditaciones en la cumbre de Córdoba, resabio de la rigidez que se aplicó en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata. Resultado: tres «tildes» debe superar cada inscripto antes de ser autorizado. Uno por parte de Presidencia, otro de Cancillería y un tercero de Policía Federal. Inesperadamente, para un diputado nacional, ultrakirchnerista, se prendió una luz roja cuando su nombre fue ingresado a la base de datos de la Policía Federal. Pero, finalmente, Dante Dovena, no tuvo inconvenientes para obtener su credencial.

Peperina. Se conoce la costumbre de Hugo Chávez de informarse sobre las características o productos autóctonos de los lugares que visita para luego alabarlos y ensalzarlos públicamente en sus discursos. Se recuerda, por caso, la defensa de las papas y chanchos de Balcarce o del abono y los lácteos de Carmelo, Uruguay. Se especulaba ayer cuáles serán los bienes que merecerán la atención del venezolano. Funcionarios del gobierno cordobés de José Manuel de la Sota, hacen lobby para que sea el polo informático o el turismo local lo que merezca el apoyo chavista. Sin embargo, alguien evaluaba que podría preferir la peperina y otras hierbas originarias de la zona. La incógnita se develará cuando Chávez les hable a sus seguidores de la Cumbre de los Pueblos. Sobre este acto, Eduardo, un estudiante de la facultad cordobesa de derecho, y militante del Partido Intransigente, definía el evento con entusiasmo: «Para nosotros es como si vinieran los Rolling Stones a tocar al Chateau Carreras. Y si viene Fidel, va a ser como una cumbre entre los Stones y los Beatles».

¿Despedida? Como en el cuento del pastorcito mentiroso que advierte, falsamente, que viene el lobo, más de una vez el funcionario ha dicho que dejaría su cargo para jubilarse. Todo indicaba que lo dejaría para fin de año pero parece que el secretario nacional, con activa participación en esta cumbre, dejará vacante su butaca luego del encuentro de Córdoba, por lo que ya se largó una silenciosa pero cruel disputa por quién ocupará ese apetecible sillón.

De ronda. Para Hugo Chávez, la participación en la cumbre de Córdoba es sólo un primer paso para una megagira mundial que lo mantendrá hasta mediados de agosto lejos de Caracas. Una vez que termine su presencia en esta provincia, lo que dependerá de la llegada de Fidel Castro y del programa que puedan protagonizar en conjunto, comenzará un viaje por Europa oriental, que incluirá una visita a Rusia y Bielorrusia, donde se incluirá una reunión, foto incluida, con Putin. El viaje no termina allí, ya que luego le tocará el turno de visitar Vietnam e Irán, donde se espera un nuevo y encendido discurso anti Bush, texto que está siendo corregido en Caracas. Para terminar, Chávez podría sumar otras paradas, esta vez en territorio africano; y con destinos que se definirían en las próximas horas. Todo este trayecto se dará utilizando el Airbus 319 que el venezolano usa casi como su segunda oficina, y que fue terminado de refaccionar en las últimas semanas.

Campaña. La cumbre ofrece vidriera para que los aspirantes políticos muestren sus cartas al país. Así lo entendió, al menos, Eduardo Di Cola, titular del Correo, que colgó pasacalles en el camino que va desde el centro de la ciudad hasta el predio ferial donde se desarrolla la cumbre, donde resaltan su nombre y el de Néstor Kirchner, junto a logos del Frente para la Victoria y Compromiso K Córdoba. Pero Di Cola no está solo: también Eduardo Acastello y Juan Schiaretti, hoy vicegobernador y con apoyo de José Manuel de la Sota, pujan para convertirse en los candidatos a gobernador por el kirchnerismo.

Sin gas. La ausencia de Alí Rodríguez en la cumbre de Córdoba hará que el debate de uno de los temas que más entusiasman a los presidentes regionales, el Gasoducto del Sur, quede para otra ocasión. Esto se debe a que el canciller venezolano es el funcionario que más impulsa el proyecto que costaría no menos de u$s 20.000 millones y que en esta cumbre sólo tendrá una mención marginal.

Rastros. Además de la posible visita de Fidel Castro a la casa que Ernesto Che Guevara habitó en Alta Gracia, para tratar de combatir el asma que lo atormentaba, hay otra referencia histórica estrechamente ligada entre la cumbre de los presidentes y el revolucionario: el Palacio Ferreyra, donde se va a realizar el encuentro de presidentes, fue de la familia Ferreyra, a la que pertenecía María del Carmen «Chichina» Ferreyra, que fue novia en su juventud del Che.

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