3 de diciembre 2019 - 00:00

CGT se estrena como pata gremial de Alberto con marcha y blanqueo

La central obrera reunirá hoy su Consejo Directivo para resolver una movilización el 10 para la asunción del presidente electo. "Gordos" e "independientes" suman aliados para despejar el fantasma de Hugo Moyano.

Visita. Alberto Fernández tuvo un gesto clave hacia la CGT cuando participó el 8 de noviembre de un plenario que contó con la participación de casi todos los principales dirigentes de la organización con el acuerdo económico y social en la mira. 

Visita. Alberto Fernández tuvo un gesto clave hacia la CGT cuando participó el 8 de noviembre de un plenario que contó con la participación de casi todos los principales dirigentes de la organización con el acuerdo económico y social en la mira. 

La CGT prepara para el martes que viene su debut como brazo sindical del Gobierno de Alberto Fernández con una participación estelar en la movilización programada para ese día a la Plaza de Mayo. La integración de la central a ese acto será el eje de un encuentro esta mañana del Consejo Directivo de la organización, el primero desde el triunfo en el Frente de Todos en las elecciones nacionales. Allí, además, se plasmará una voluntad unionista de los gremios tradicionales con la condonación de deudas de sindicatos -no los de la CTA- que volverán a la organización para acoplarse en agosto al proceso de renovación de autoridades.

El debate del máximo órgano de conducción de la CGT está previsto desde las 11 en la sede de Azopardo. Buena parte de la agenda se discutió el miércoles pasado en la sede del gremio estatal UPCN durante una reunión de la denominada “mesa chica” que integran los “gordos” de los grandes sindicatos de servicios y los “independientes” de histórico buen diálogo con los gobiernos, más allá de su signo político. En aquella ocasión ya se había acordado la participación en el acto de asunción del presidente electo.

En la cima de la CGT comentaron que aspiran a ocupar un lugar central en la convocatoria en la Plaza de Mayo, además del palco que el nuevo mandatario les reservará a los sindicalistas más cercanos, una definición pendiente a partir de la negociación en curso entre las autoridades salientes y las entrantes. Para el acto callejero, por lo pronto, los sectores tradicionales prevén una nutrida concurrencia propia que necesariamente irá en paralelo, sin intersectarse, con la que montan por su lado los gremios del Frente Sindical por el Modelo Nacional, de Hugo Moyano (Camioneros), Sergio Palazzo (Asociación Bancaria) y Ricardo Pignanelli (mecánicos, Smata).

El miércoles pasado en UPCN coincidieron en darle volumen sindical a la marcha el dueño de casa, Andrés Rodríguez, Héctor Daer, cotitular de la CGT, Gerardo Martínez (construcción, Uocra), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Armando Cavalieri (Comercio), Roberto Fernández (colectiveros, UTA), Omar Maturano (maquinistas ferroviarios, La Fraternidad), Carlos Frigerio (cerveceros) y el panadero Abel Frutos, entre otros dirigentes. Daer logró convencer a sus colegas de una premisa que expuso en las últimas entrevistas que brindó: la CGT será parte integrante de la futura administración, no un mero factor de poder o presión.

Pero hubo otras definiciones de la “mesa chica”. Una de ellas fue poner en común el nombre del médico David Aruachan, presidente del grupo Unión Personal-Accord Salud, como candidato de la central obrera para ocupar la jefatura de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) en el Gabinete de Fernández, un cargo clave para el reparto de fondos a favor de las obras sociales sindicales, tal como adelantó ayer en exclusiva este diario. Se trata de un técnico que reporta al Instituto de Investigaciones de la Seguridad Social, el sello que nuclea a las principales obras sociales sindicales y que se constituyó hace años en el mayor factor de lobby gremial en la materia.

Otro de los tópicos conversados en UPCN, más pedestre, giró en torno de la reorganización administrativa de la CGT con vistas al recambio de autoridades pautado para el 22 de agosto de 2020, cuando vencerá el mandato del actual Consejo Directivo y de sus dos titulares, Daer y Carlos Acuña. Para ese momento los dirigentes empezaron a delinear un cronograma que incluirá, en los meses previos, la convocatoria a un Comité Central Confederal y a otras instancias deliberativas de la CGT. En este aspecto fue soslayado el interés que tiempo atrás habían mostrado sindicalistas disidentes, con Hugo y Pablo Moyano a la cabeza, de disputarles a los “gordos” y a los “independientes” el liderazgo de la central. El fin de año encuentra a los núcleos más asentados de la organización con los resortes de jefatura intactos y sin una sombra para su poderío en el horizonte.

Como para reforzar esa confianza la “mesa chica” consensuó un “waiver” de cuotas impagas para un grupo de sindicatos que se reintegrará en agosto a la vida habitual de la CGT y que, en los hechos, en la actualidad participa en los espacios de decisiones. Por caso se tendrá esa consideración para los integrantes del Movimiento de Acción Sindical (MASA), que orienta el taxista Omar Viviani, y para los del grupo Sindicatos en Marcha para la Unidad Nacional (Semun), de sus exsocios Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza).

Con esa condonación de deudas los “gordos” y los “independientes” prevén despejar cualquier duda respecto de la actitud de los retornados al Consejo Directivo en el Congreso de renovación de autoridades de agosto próximo. Aunque la tradición sindical impone que jamás se vota la conducción de la CGT, cada sector procura llegar a la instancia de definición con la suma de las suficientes voluntades para que ningún opositor (por caso, Moyano) realice un planteo inesperado.

En la central, sin embargo, se ocuparon de aclarar que la generosidad exhibida hacia los gremios que volverán a la estructura no alcanzará a los integrantes de la CTA que en octubre votaron iniciar una gestión para fusionarse con la expresión mayoritaria del sindicalismo argentino.

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