Cristina se recuesta sobre PJ sin resignar el voto "progre"
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1- Consciente de que su principal capital electoral -el territorio que vuelca la elección- es el conurbano bonaerense, la Casa Rosada continuará con la gira de la candidata por los distritos más populosos y lo hará, como hasta ahora, de la mano de su marido. Un dato que aparece siempre: el nivel de adhesión en las zonas más humildes y pobladas, la estrella electoral es Kirchner, no su esposa.
Se repetirá el escenario que se observó la semana pasada en Merlo -donde también fue el ecuatoriano Rafael Correa-: actos masivos, con anuncios de obras, y discurso de campaña. Ocasionalmente, y de manera imprevista -se anunciará a la prensa a poco de hacerse-, se programan apariciones de la candidata por el conurbano: caminatas con algún guiño informal para acercarla «a la gente».
En todos los casos, la candidata se mostrará junto a Daniel Scioli, figura que según indican las encuestas le «aporta» votos a Cristina. No hay un solo sondeo que no muestre al vicepresidente al menos cinco puntos por encima de la primera dama.
2- En paralelo, con otro estilo y con el foco puesto en otro mercado electoral, el gobierno planea una campaña puntual, con perfil propio, para los centros urbanos donde el PJ fracasó en las últimas elecciones y en los que, en teoría, hay un potencial voto «progresista» que se expresó en esa dirección y que, por diferentes motivos, podría no «derivar» -como se especuló antes- en octubre en la boleta de Cristina de Kirchner.
El eje Rosario-Córdoba-Capital es, en esa percepción, el objetivo. En el primer caso, la Casa Rosada ya se movió para tratar de «neutralizar» a Hermes Binner como potencial jugador electoral de Elisa Carrió. De hecho, lo recibieron pocas horas después de su triunfo.
Binner ha dicho que votará la boleta que lleva a Rubén Giustiniani como candidato -es decir, la que encabeza Carrió-, pero eso es lo mínimo que puede decir y, al mismo tiempo, lo más «jugado» que el gobierno espera del gobernador electo de Santa Fe.
El expediente porteño también está en marcha: la existencia de una lista «bis», encabezada por Miguel Bonasso, colectora de la oficial, apunta al voto «progre». Sin descuidar el mercado centrista, parte del cual se volcó a Macri, que sumaría la papeleta del FpV que capitenea Carlos Tomada.
Lo más sensible es Córdoba, donde la percepción de fraude -algunas encuestas hablan de una amplia mayoría «convencida» de que hubo irregularidades- podría convertirse en un castigo contra la candidata oficial.
Se pergeña, por eso, un acercamiento con sectores juecistas -no el propio Luis Juez, que está, casi definitivamente, en la vereda de enfrente- para tratar de contener siquiera una parte del voto que fue al intendente: es decir, nada más y nada menos que 50%.
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