El poder del enigmático mullah
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Omar es el líder espiritual del movimiento talibán, que controla la mayoría de las escarpadas e inhóspitas tierras de Afganistán y provee refugio al hombre más buscado del mundo: Osama bin Laden. Se cree que sólo ha sido visto por dos no musulmanes y por pocas de las 20 millones de personas de su grupo.
«Nuestro Estado islámico es el verdadero Estado islámico en el mundo y por esta razón... los enemigos de nuestra religión y de nuestro país nos observan como una espina en sus ojos y utilizan pretextos diferentes para intentar acabarlo», dijo Omar en el discurso leído en la reunión. «Osama bin Laden es uno de éstos (pretextos)», señaló el líder acerca del hombre que el presidente George W. Bush quiere «vivo o muerto».
Una historia señala que a principios de 1994, Omar convocó a cerca de 30 talibanes -palabra que significa estudiante del Islam-luego de oír que dos mujeres jóvenes habían sido raptadas de su ciudad y violadas por un comando mujaidín. Con 16 rifles, el grupo atacó la base, liberó a las jóvenes y capturó cantidades de armas y municiones.
«Nosotros peleamos contra los musulmanes que han actuado mal. Cómo podemos quedarnos tranquilos cuando vemos que se cometen crímenes contra las mujeres y los pobres», dijo Omar al periodista paquistaní Rahimullah Yusufzai.
En el momento de reunir su movimiento, Omar encontró ansiosos reclutas en las madrassas, o escuelas islámicas, que funcionan en Afganistán y dentro de la frontera con Pakistán.
«El comenzó como un simple ulema pashtun (grupo étnico) sin perspectivas mundiales o visión de un futuro Estado afgano», dijo el experto Ahmed Rashid. «Comenzó sin querer poder, sólo buscaba librar a Afganistán de los caudillos», señaló el especialista. «Desarrolló su perspectiva mundial con la ayuda de Osama bin Laden», agregó.
A principios de 1995, los jóvenes y fanáticos luchadores del ulema Omar se extendieron hacia el norte de Afganistán y la ciudad de Kabul fue capturada en 1996, luego de varios retrasos. Para alcanzar este logro, el ulema Omar recurrió a un dramático gesto: encontró el manto sagrado del profeta Mahoma en su altar de Kandahar, donde había estado durante 60 años, luego subió al techo de un edificio envuelto en la prenda y fue aclamado por encantados ulemas congregados debajo de él.
Nacido en 1959 en la pequeña ciudad de Nodeh, cercana a Kandahar, y en una familia de campesinos, Omar perdió a su padre cuando era joven y debió trabajar para sostener a su familia.
Las únicas personas no musulmanas que se reunieron con él fueron el representante especial de Naciones Unidas en Afganistán -quien lo vio en octubre de 1998- y el embajador chino en Pakistán, Lu Shulin. Este último encuentro se produjo a fines del año pasado, cuando la ONU impuso sanciones a los talibanes para intentar forzarlos a entregar a Bin Laden.
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