Fidel Castro utiliza la tragedia que vive Estados Unidos por el huracán Katrina para mortificar a la Casa Blanca. Armó una puesta en escena con más de mil médicos provistos de mochilas, listos para viajar a la zona de la catástrofe, a quienes dirigió un discurso. «Han pasado 48 horas y no hemos recibido respuesta alguna a nuestra oferta. Esperaremos pacientemente los días que sean necesarios», dijo Castro. El dictador aumentó hasta 1.586 médicos y 34 toneladas de medicamentos la ayuda ofrecida. Meses atrás, Cuba había rechazado los u$s 50.000 que le ofreció EE.UU. por los huracanes Dennis y Charley.
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