Néstor Kirchner insistió públicamente el viernes pasado en que la Justicia debe ser la que anule los indultos firmados por Carlos Menem en 1989 y 1990, que beneficiaron a altos jefes militares y a montoneros que habían sido condenados por delitos de graves violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura. «Tal vez sea la hora de desarticular la red de impunidad tejida a través de aquellos indultos. Debe seguir siendo la Justicia la que decrete la inconstitucionalidad de aquellas normas», destacó Kirchner rodeado de su esposa Cristina, gobernadores provinciales, legisladores nacionales, Hebe de Bonafini y hasta del sindicalista Hugo Moyano. En el discurso habló de una conspiración «de la derecha» para inducirlo a anular los indultos por decreto y promover una nueva ilegalidad.
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El santacruceño formuló este pedido a la Justicia durante un discurso que dio en el Colegio Militar de Campo de Mayo, al repudiar ante oficiales de las Fuerzas Armadas el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Los argumentos del Presidente buscaron adueñarse de las críticas contra el gobierno militar al obviar en su discurso hechos puntuales, tales como el juicio a las juntas realizado en 1985.
Además, Kirchner, al defender su pedido para que los jueces declaren inconstitucionales aquellos indultos, también ignoró el dictamen de comisión que sus mismos diputados avalaron el año pasado y que buscaba anular esos actos por vía legislativa. Al descartar también la vía del decreto presidencialpara dejar sin efecto los indultos, Kirchner intentó, en realidad, desentenderse de una cuestión delicada que hubiese provocado la reapertura de causas también contra ex montoneros como el diputado oficialista Miguel Bonasso.
Aunque Kirchner reconoció que su gobierno evaluó distintas formas de anular los indultos, dijo que lo quisieron «hacer caer en la trampa sectores de extrema derecha». «No es posible la marcha hacia la verdad buscando el atajo de lo inconstitucional. Nadie puede pedir que un decreto derogue a otro decreto, a través del cual se indultó», sostuvo Kirchner en el Colegio Militar.
En su discurso, el santacruceño afirmó que «sólo castigando a los culpables se liberará de culpa a los inocentes», tomando partido claramente por los militantes de izquierda, a quienes busca eximir de la reapertura de causas en caso de anulación de los indultos. Y fue más allá al intentar presionar al Poder Judicial para que resuelva el tema prontamente: «Espero, como se reclama permanentemente, que prontamente la Justicia determine la validez de esa constitucionalidad o lo que yo pienso a mi juicio, la inconstitucionalidad de los mismos».
Kirchner terminó de exponer su visión parcializada de la historia al privilegiar en su oratoria siempre el rol de las Madres de Plaza de Mayo, ignorando a los familiares de los militares fallecidos. Su postura quedó al descubierto en ciertos tramos de su discurso, como cuando se dirigió a los uniformados y les recriminó: «Ese temor que tuvimos hace treinta años, queridos hermanos de las Fuerzas Armadas, que veíamos un uniforme y creíamos que se nos terminaba la vida. No sólo aquellos que éramos militantes de mucho tiempo, militantes de nuestras convicciones, sino con el tiempo una ciudadanía asustada y aterrorizada».
El santacruceño remató su discurso con párrafos dedicados a destacar la figura de José de San Martín (pidió que los « sables sanmartinianos» protejan a los argentinos), Manuel Belgrano, el almirante Brown y Mariano Moreno.
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