Moyano hace alarde de fuerza anti-K
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Hugo Moyano
Es más: la CGT confeccionará un documento con «la visión y las demandas del movimiento obrero» sobre la situación nacional, para acercarle a la primera dama. La excusa será hablar de la concertación social, donde se imaginan actores junto con los empresarios y el gobierno.
Sólo un escalón debajo del congreso cegetista, el confederal -que reúne a los secretarios generales de los 186 gremios afiliados-es el órgano más poderoso de la central obrera. Moyano planea reunirlo antes del 28 de octubre para hacer una exposición de la tropa amiga.
«Es para dejar en claro que Hugo es el jefe de la CGT y que debe ser el único interlocutor del gobierno», explicó, sin enjuagues, un operador cegetista.
La retirada barrionuevista -algunos dicen que alentada por Alberto Fernández-y el coqueteode Kirchner con Cavalieri, uno de los jerarcas de los «gordos», pusieron a Moyano en una situación equívoca que ensombrece su condición de jefe del sindicalismo.
La respuesta del camionero parece a doble o nada. De hecho, si sale bien parado del Confederal podría venderlo como un anticipo, informal pero realista, de que tiene número suficiente para lograr en 2008 la reelección como jefe de la CGT.
Un detalle para notar: el judicial Julio Piumato propuso verificar los padrones de afiliados de cada gremio para adecuar el reparto de congresales.
En el tumulto, reapareció el viejo sueño sindical de tener incidencia sobre la ANSeS: Moyano le propondría a Kirchner reemplazar ese organismo por el Instituto Nacional de Previsión Social (INPS), que conduzca una tripartita de trabajadores, empresarios y el Estado.
«Ellos están enojados conmigo, pero yo no con ellos», amaneció, radial, Moyano para desdramatizar la fuga de doce gremios barrionuevistas. En Castelar, bromeó: «Todavía estoy esperando los telegramas» de los que anunciaron que dejaban el Consejo Directivo.
Acusó otro golpe. «Me vengo a enterar por los diarios cómo están divididas las fuerzas del sindicalismo», quiso ser irónico. Este diario lo contó el lunes: Kirchner no vería mal una dispersión del gremialismo que, de hecho, está fracturado en cuatro (o cinco) sectores.
Ayer, en Castelar, buscó revertir ese panorama: anotó a todos los delegados presentes e hizo difundir que hubo 83 gremios que, además de respaldar la postulación de Cristina de Kirchner, se alinearían detrás de su eventual reelección en 2008.
Al elenco moyanista clásico que integran Piumato -que abrió la charla diciendo que el encuentro no era una respuesta a la retirada barrionuevista-, Juan Carlos Schmid, Gerónimo Venegas y Abel Frutos, se sumaron aliados como José Rodríguez (SMATA) y Omar Maturano, de La Fraternidad.
Hizo ubicar en lugar visible a otros invitados: a Noé Ruiz, de Modelos, a José Luis Zanola (Bancaria) y a Carlos Alvarez, de FATAGA, a quienes Barrionuevo presentó como díscolos pero que desmintieron su ida de la CGT. Ayer se mostraron como socios del camionero.
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