25 de octubre 2001 - 00:00

Murieron en un ataque 35 guerrilleros pro-Bin Laden

Paquistaníes oran por los caídos durante un ataque aéreo de EEUU
Paquistaníes oran por los caídos durante un ataque aéreo de EEUU
Islamabad y Kabul (EFE, Reuters, ANSA) - Los ataques aéreos contra Afganistán siguen cobrándose víctimas civiles por error, pero también tuvieron al menos un gran acierto al alcanzar de lleno una casa en Kabul donde se reunían guerrilleros integristas paquistaníes afines a Osama bin Laden. En tanto, voceros del Pentágono admitieron ayer que «los talibanes tienen más resistencia de la prevista, pero no se dieron cuenta de lo inevitable de la derrota».

La organización Harkatul Mujahhidin reconoció que murieron 35 de sus integrantes que habían ido a combatir a la capital afgana. Estados Unidos había calificado a esa entidad de terrorista en 1995 y ordenó bloquear sus cuentas después de los atentados del 11 de setiembre. Este hecho demostraría una notable capacidad de las fuerzas estadounidenses para detectar movimientos de terroristas y eliminarlos con precisión.

El incidente llevó un nuevo factor de tensión al gobierno paquistaní de Pervez Musharraf, que se mostró desde el inicio de la ofensiva antiterrorista como aliado de EE.UU. a pesar de los influyentes grupos islamistas pro-talibanes que viven en Pakistán. La policía se enfrentó duramente con 5.000 integristas que asistieron en Karachi a lo que iban a ser los funerales de los guerrilleros, tras la información de que no se iban a repatriar los cadáveres. Sin embargo, la agencia «Kashmir Press International» dio cuenta de que al menos dos cadáveres ya habían arribado a esa ciudad.

El de ayer fue el cuarto día de la seguidilla más dura de ataques desde el 7 de octubre mientras se siguen despoblando las principales ciudades afganas en búsqueda de refugios en las montañas. La continuación de los ataques más allá de mediados de noviembre, cuando comienza el período de reflexión del Ramadán, podría alterar aun más los ánimos de los musulmanes y resquebrajar las alianzas estratégicas de los EE.UU. en la zona.

Sin embargo, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, indicó que «no podemos permitir que el Ramadán sea determinante en cuanto a continuar los bombardeos».

Por su parte, el Pentágono reconoció que «la operación aliada encontró más resistencia de lo previsto. Son duros y expertos en combatir en un ambiente extremadamente hostil», afirmó el vocero John Stefflebeem
. Esa resistencia ya era conocida para la opositora la Alianza del Norte, que pidió más bombardeos de Estados Unidos para poder tomar la estratégica Mazar I Sharif.

En el plano de los errores, las Organización de las Naciones Unidas ratificó que una mezquita fue alcanzada por una bomba en Herat, cerca de la frontera con Irán, tal como habían denunciado los talibanes el martes. La ONU también informó que hubo traslados a hospitales, «lo que hace suponer que hubo heridos o muertos» y
advirtió que los bombardeos incluyen la utilización de bombas racimo diseminantes contra objetivos civiles.

Por su parte, el embajador talibán en Afganistán,
Abdul Salam Zaeef, enfatizó que su gobierno no entregará «nunca a Bin Laden a Estados Unidos incluso si por esto deben morir todos los afganos».

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