• Los periodistas de diarios realmente son más informados, los más analíticos de la prensa pero al concurrir a debates televisivos se encuentran que los invitados y también algunos de sus colegas de TV manejan menos información. Le pasó a Julio Ramos. Un periodista competente como Gerardo Rozin de «Hora clave», de Mariano Grondona, le insistía de buena fe el domingo pasado en el uso de la palabra «copamiento» que Ramos había incluido en el artículo de tanta repercusión de tapa de Ambito Financiero del 4 de julio pasado. Claro, desconocía que el día anterior al programa, el sábado último, nada menos que el principal historiador hoy de la Argentina, Félix Luna, también la había usado para referirse a quienes desde el marxismo tratan precisamente de «copar» el gobierno de Néstor Kirchner, como Miguel Bonasso, Eugenio Zaffaroni, el inefable Horacio Verbitsky, otros.
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Obsérvese este párrafo del buen artículo de Félix Luna: (Ver imagen I)
• En el mismo programa «Hora clave» Ramos llevó un recortecito y leyó este párrafo: (Ver imagen II)
Tremebundo ataque -mayor que el de Ramos que hasta ahora, al menos, se niega a incluir al presidente Kirchner en marxismo, aunque sí a parte de su entorno- lo publicó el fin de semana la revista «Noticias». Claro que lo hizo con incoherencia y miedo: el otro fin de semana tituló en tapa que la prensa se unificó para chuparle las medias al gobierno y a la semana siguiente dio vuelta y critica a quienes opinan sobre aspectos que consideran malos del gobierno ¿quién entiende eso? La cobardía viene por el lado de que quiere pegarle a la gestión Kirchner y lo mostró en ese duro párrafo, pero se disimula en una nota, aparentemente «objetiva», sobre «enfrentamientos del pasado» cubiertos como si la disparidad de ideas y el pluralismo no fueran la esencia de la democracia y de la libertad de prensa. Por lo menos, la prensa de izquierda pega sin disfraz.
• A partir de un llamado para su programa radial de Samuel «Chiche» Gelblung -uno de los periodistas más perspicaces y rápidos para distinguir cuando un artículo periodístico va a traer impacto- fueron muchos los medios, radios y televisión, inclusive del interior del país, que llamaron a Julio Ramos. Sus mejores respuestas, sin embargo, no estuvieron en los intrincados debates televisivos sino en radios donde se puede explayar cualquiera con más tiempo y menos interrupciones. Veamos dos respuestas que dio para radios sobre el famoso artículo:
- Por formación democrática aceptaría un gobierno marxista en el país que triunfe abierta y legítimamente en elecciones, aunque no se haya dado nunca en la historia, y así resultara presidente Horacio Verbitsky. Pero no me gusta un gobierno que, como un Carlitos Tevez se infiltra repentinamente al gol, aprovechando una pelea infantil, de consecuencias institucionales, entre Eduardo Duhalde y Carlos Menem para trabarse mutuamente el acceso a la Presidencia. Si llega un gobierno sin conocer antes sus propuestas no me parece bien. ¿O alguien cree que los aparatos peronistas del segundo cordón bonaerense fueron movilizados hacia Kirchner para que derive en que el gran digitador de la Argentina pase a ser Verbitsky, el marxismo, el modelo a seguir la destruida Cuba de Fidel Castro y Zaffaroni (Eugenio) para liberar delincuentes y dar la menor pena posible a violadores de chicos?
- Me alarma, aunque comprendo las estrategias de silenciamiento, que armen escándalo y hablen de «complot» por un simple artículo desde el punto de vista de la libre empresa contra una avalancha izquierdista en libros, diarios, revistas y programas de TV. No quedan ya voces por la libertad. Siempre digo que a Alvaro Alsogaray y Rogelio Frigerio los acallaron los años. A Roberto Alemann la intemperancia de Lanata (Jorge). A Eduardo Escasany su hermana. A Pedro Pou los desvaríos de Elisa Carrió. Claudio Escribano habló y lo mandaron a Europa a «hacer banco». A Grondona (Mariano) lo atacan permanentemente. A Mauricio Macri también porque es libre empresa y puede ganar. A «Clarín» y «La Nación» los silenciaron por las deudas... ¡Es joda porque en medio de tremenda horda sea la mía una de las pocas voces de la iniciativa privada y la libertad de prensa que se escuchan y también quieran callarme porque opinar en contra sería hoy «complot»!
Pero al menos en «Hora clave» a Ramos lo dejaron hablar. En «Periodistas» por «Canal 2» le pasaron un tape del crítico y luego le dieron escasos minutos para defenderse. Estuvo menos tiempo hablando que su imagen proyectada en la pantalla escuchando a otros. Le dieron más espacio a López Murphy en ese programa cuya mayor audacia crítica al gobierno fue decir: «¿Es ésta la agenda de gobierno que se votó?». El líder de Recrear se beneficia precisamente, con los que alertan sobre el copamiento del país por la izquierda pero de sí arriesga poco. No frenó ataques a Ramos cuando dispuso de más tiempo y su co-equiper Patricia Bullrich juega contra los del mismo palo: ataca más a Mauricio Macri que a Néstor Ibarra.
Otra de las ofensas de los «progresistas» es que los llamen marxistas como dijo ese artículo sobre Eugenio Zaffaroni. Este ex juez sabe, como tan bien analizó Henry Lefebre, que no puede imponerse el marxismo en un país sin crear una «superestructura» sobre la estructura social y política vigente. Si tiene que entrar agazapada la izquierda debe demoler las «estructuras» democráticas vigentes desde adentro, como a la Corte Suprema.
La marcó también «La Nación» este domingo en un duro editorial en este párrafo sobre el ex juez Zaffaroni: (Ver imagen III)
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