Alan Schenkler, sindicado como jefe de la barra brava de River, sufrió el rigor del derecho de admisión implementado hoy en el estadio de Racing, donde Independiente recibió a River en el clásico de la decimotercera fecha del Torneo Apertura de Fútbol de Primera División.
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De esta manera se cumplió con la iniciativa del Comité de Seguridad Deportiva (Coprosede), luego adoptada por los clubes y comunicada oficialmente por la AFA a las autoridades que velan por la seguridad.
Schenkler, conocedor de la situación en que se encontraba junto con otros hinchas de su club y de Independiente, fue al estadio de Racing acompañado de su abogado Sebastián Rodríguez y un escribano para dejar constancia de la exclusión determinada por las autoridades.
Mejor le fue a Adrián Rousseau, otro de los líderes de la barra brava de River, que tenía prohibición de ingreso de parte el Comité Provincial de Seguridad Deportiva (Coprosede), ya que finalmente pudo ver el partido desde la cabecera visitante del estadio de Racing.
Quejoso por la situación, Schenkler enfrentó los micrófonos y se lamentó porque a su juicio se cometió "una injusticia", ya que aseguró que no tiene "antecedentes judiciales".
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