Sin la ayuda de los aliados de centroizquierda de siempre, aunque con el voto a favor de la oposición, el Gobierno consiguió ayer aprobar en Diputados la suspensión por un año de la «ley cerrojo» que bloqueaba cualquier posibilidad de un nuevo canje de deuda. Fue un cambio de socios en el recinto que deja claros los problemas internos del Gobierno para convencer a los propios de regularizar la situación de la deuda en default. Para la UCR, el PRO y algunos peronistas disidentes, el apoyo a esa ley no fue problema: siempre formó parte de la agenda opositora la puesta en marcha de un acuerdo con los bonistas. En una semana, el Senado convertirá en ley el proyecto. Mientras tanto, el Gobierno ya avanza con los arreglos técnicos. Habrá un papel a 3 años para pequeños bonistas. (Ver pág. 3.)
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