29 de agosto 2004 - 00:00

Con una espectacular ceremonia cierraron los Juegos de Atenas

Con una espectacular ceremonia cierraron los Juegos de Atenas
Los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 terminaron en una ceremonia en la que se descartó la tristeza de un final para destacar la alegría de un inicio, la de los próximos Juegos de Pekín 2008.

El estadio olímpico de Atenas apareció decorado con un inmenso campo de trigo formado por más de 45.000 espigas en el que se representaba la unión entre el cielo y la tierra, mientras que una pasarela de 85 metros de largo y cinco de ancho, que sirvió de escenario para algunos de los cantantes de mayor éxito del momento, como Haris Alexiou, Dimitra Galani, Marinella, Georges Dalaras y Yiannnis Parios, dieran la bienvenida a todo el mundo a esta ceremonia.

Miles de voluntarios acompañaron con una vistosa coreografía que simbolizaba la fertilidad de la tierra y el despertar a la vida, así como la gran fiesta de la recogida de los frutos de la madre tierra.

La iluminación y el sonido aportaron un aspecto fundamental en el festival de despedida, alternándose ambos aspectos para representar la vida y la muerte, la luz y la oscuridad, el bien y el mal, en una fiesta en la que se interpretaron bailes locales y regionales, tal y como el Tsamikos, propio del noroeste de Grecia; y el Tsakonikos, un bellísimo baile del Peloponeso.

Pero sobresalió una especie de latido de cinta de percusión para representar el esfuerzo de los atletas en su máxima expresión.

La ceremonia de clausura de Atenas 2004 pretendió mantener al máximo parte de lo que ha sido su actividad rutinaria. Por eso, en mitad de la fiesta, se realizó la última entrega de medallas de los Juegos. De la prueba olímpica por excelencia, el maratón masculino.

A continuación los abanderados de todos los países participantes en los Juegos desfilaron por la pasarela, mientras que sus compañeros hicieron su irrupción en el estadio para unirse a la fiesta pues, al fin y al cabo, ellos son los auténticos protagonistas, la razón de ser de los Juegos Olímpicos.

La entrada de los deportistas fue acompañada de un festival de percusión, que representaba el ritmo de la tierra, el latido de la vida, así como el de los deportes que forman parte de los Juegos, mientras que en las pantallas gigantes del estadio mostraban imágenes estelares vividos por los atletas.

Una vez que el belga Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), declarara clausurados los Juegos de la XVIII Olimpiada y sonara en el estadio los himnos de Grecia y China, el pebetero que ha iluminado esta cita olímpica cedió, antes de extinguirse, parte de su fuego para que la llama olímpica siga perpetuándose en el santuario de Olimpia.

Terminó Atenas 2004, pero comenzó otra fiesta, la de la Olimpiada de los XXIX Juegos con un espectáculo de fuegos artificiales a la vez que grandes globos portados por voluntarios y confeti anunciaban la nueva fiesta.

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