30 de julio 2005 - 00:00

De Rato se defendió ante críticas a su gestión

El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo De Rato, dijo que no tiene ninguna intención de tomar partido hacia una u otra posición. En cambio, sostiene que sólo quiere que las cosas se hagan.

Enfrentado a las críticas de que el FMI debería haber pedido sanciones comerciales contra China para forzar al país a relajar su régimen cambiario, De Rato dijo que el papel del organismo no es convertirse en un grupo de presión.

A pesar de los pedidos para que condenara la negativa de la Argentina a pagar la totalidad de sus deudas después de su enorme incumplimiento de pagos, De Rato dijo que el FMI tampoco debería forzar a un país o a sus acreedores a hacer una cosa u otra.

Incluso su propio estilo de conducción ha sido cuestionado, ofreciendo más municiones a los críticos que dicen que el FMI se torna cada vez más irrelevante.

"Yo no vine aquí para cambiar al Fondo. Vine para trabajar con el equipo que tengo aquí y tenemos que hacer que el Fondo esté listo para los próximos 10 años", dijo De Rato.

El jefe del organismo sostuvo que quiere que el FMI pueda hacer su trabajo a pesar de las presiones políticas de los 184 estados miembros, especialmente el mayor aportante, Estados Unidos, y del bloque de Europa occidental.

"El personal (del FMI) debería producir lo que desea, no lo que es políticamente conveniente, y eso es un delicado acto de equilibrismo para cualquiera que se siente aquí", dijo De Rato.

La reestructuración de la deuda argentina por 100.000 millones de dólares y la paridad de China con el dólar, de una década de duración, han sido las dos cuestiones más destacadas que enfrentó el ex ministro español de finanzas en los 13 meses que lleva en el cargo.

La semana pasada, China revaluó su moneda en 2,1 por ciento, tras una serie de presiones políticas principalmente de Estados Unidos, donde los manufacturadores se quejaban de que la paridad equivalía a una ventaja comercial desleal.

Morris Goldstein, del Instituto de Economía Internacional, sostuvo que el Fondo había evadido su responsabilidad al no aplicar una presión más visible sobre China.

Sin embargo, De Rato dijo que el Fondo cumplió su papel adecuado al insistir que Pekín debería modificar su política, al tiempo que no llegó a respaldar los reclamos provenientes de algunos sectores para que se impusieran sanciones comerciales en represalia.

"La teoría de que el Fondo es un grupo de presión especial (...) no es justa, y nosotros no queremos (ser eso)", dijo.

"Si alguien espera que vayamos a hacer eso, está equivocado".

A pesar de las presiones para que condenara la negativa de Argentina a pagar la totalidad de sus deudas, De Rato insistió en que el Fondo no debería jugar un papel en las negociaciones entre Buenos Aires y sus acreedores.

"Algunas personas piensan que el Fondo sólo es relevante si puede forzar a las personas. Son los mismos que creen que nosotros deberíamos estar enviando mensajes desde Washington para que todo el mundo siga nuestro consejo. Bueno, yo creo que viven en otro mundo y sin duda en un mundo en el que no quiero estar", agregó De Rato.

El FMI ha jugado un papel crucial en la transformación económica tras el fin de la Guerra Fría y también actuó de sostén financiero para las economías de Tailandia, Indonesia y Corea del Sur durante la crisis asiática de 1997/1998.

El organismo ha aprobado grandes paquetes de asistencia para Turquía, Brasil y Argentina, y es un prestamista clave para países emergentes del Este de Europa y África.

Más recientemente, el Fondo ha alertado sobre los crecientes desequilibrios económicos entre las principales potencias y el mundo en desarrollo, una situación que calificó como un riesgo para la economía mundial.

Esas advertencias han sido ignoradas por el grupo de naciones ricas que tradicionalmente han detentado la mayor influencia entre los aportantes del organismo.

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