EE.UU.: resurge el temor por la salud del vicepresidente
Washington (EFE) - La salud del vicepresidente de EE.UU., Dick Cheney, que ayer se recuperaba un día después de la implantación de un marcapasos, ha causado honda preocupación en el país, pese a que los médicos aseguran que podría hacer frente incluso a un segundo mandato.
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El amplio historial de dolencias cardíacas de Cheney, que ha sufrido cuatro infartos, el último en noviembre del pasado año, y la complicada agenda que desarrolla en la Casa Blanca, volcado en los polémicos planes energéticos del presidente George W. Bush, han hecho temer por su salud. Su influencia en la administración republicana es considerada crucial, y muchos aseguran que representa el verdadero poder detrás del presidente George W. Bush.
Expectativas
Jonathan Reiner, cardiólogo personal de Cheney, asegura, sin embargo, que las expectativas de vida del vicepresidente son «excelentes» y no cree que la salud le pueda apartar de sus obligaciones políticas. Por su parte, el presidente Bush tampoco piensa que la forma de trabajar de Cheney le permita relajar su ritmo.
«El tiene que trabajar con un ritmo con el que esté cómodo. Yo conozco bien a Dick Cheney. Si le dijera que tiene que relajarse, él diría 'olvídelo', porque tiene un trabajo que hacer y es un valioso miembro de mi gobierno», ha declarado el mandatario.
Juleanna Glover, portavoz del vicepresidente, comentó ayer que Cheney «se está recuperando bien y se encuentra descansando en su casa. Está deseando poder volver mañana al trabajo».
Tres episodios
En los últimos ocho meses, Cheney ha sufrido tres episodios cardíacos. Primero, un ataque al corazón en noviembre del pasado año; después, una angioplastia para liberar sus arterias en marzo de este año, y el sábado la implantación de un marcapasos a causa de una arritmia. Pese a las dudas de muchos analistas, los médicos que lo han atendido sostienen que lo importante no es el número de veces que ha visitado el hospital en los últimos meses, siempre por estancias breves, sino «cómo es capaz de realizar sus funciones».
«Me siento bien», declaró el sábado Cheney al apenas abandonar el hospital en el que le habían implantado un marcapasos especial. El vice-presidente ha dicho que si sus médicos le recomendaran que se apartara de la vida política, sería el primero en dar el paso.
Tras una intervención de cerca de una hora, en la que le fue implantado un marcapasos, Cheney descansó ayer y hoy se reincorporará a su despacho en la Casa Blanca.
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