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Escándalos políticos inspiran a guionistas de la TV en Brasil
Felix Guerrero, el villano encarnado por el famoso actor Antonio Fagundes en el culebrón «Porto dos milagres» («Puerto de los milagros»), es un alcalde con fama de soberbio y tufo de corrupto que tiene una cuenta secreta con 200 millones de dólares en el paraíso fiscal de la isla de Jersey.
En los próximos capítulos, Guerrero destrozará a uno de sus adversarios políticos al revelar que la mujer de aquél obtuvo un crédito público para montar un criadero de ranas que, en los hechos, jamás existió.
El entuerto parece calcado del de la esposa del presidente del Senado, Jader Barbalho, que en 1991 recibió cuatro millones de dólares de un banco regional de fomento para criar batracios. Hasta ahora sólo demostró tener un galpón con un puñado de ranas dentro y su marido abandonó temporalmente la jefatura del Congreso para enfrentar una montaña de denuncias de corrupción, desde apropiación de tierras hasta desvío de fondos.
«Guerrero es la suma de defectos de los políticos y empresarios brasileños -dijo Linhares-. No tiene carácter ni escrúpulos, pero es envolvente y seductor. Es un personaje de ficción, no representa particularmente al político A ni B», puntualizó.
Según el guionista, identificar explícitamente al villano con una persona de carne y hueso perjudicaría al personaje.
«Jamás sacrificamos una historia en pos de la sátira política, aunque, si la trama lo permite, nosotros aprovechamos», añadió. «Porto dos milagres» está inspirada en la novela «Mar Muerto» (1936), de Jorge Amado, pero en la adaptación de Linhares y Aguinaldo Silva la lista de guiños parece interminable. El temible Guerrero tiene una ambición política sin límites y está cada vez más aferrado a la Biblia, cuyos versículos cita constantemente igual que el gobernador de Rio de Janeiro, Anthony Garotinho, un evangélico fervoroso que aspira a ser presidente.
Además, su esposa Adma le perdonará públicamente un caso de infidelidad, un gesto que replica la actitud de la ex primera dama estadounidense Hillary Clinton cuando estalló el escándalo sexual entre el entonces presidente Bill Clinton y la becaria Monica Lewinsky.
«Las críticas políticas son un elemento más para atraer la atención del público. Sin embargo, lo que mantiene una audiencia elevada es el conjunto de la obra», dijo el guionista Linhares.
Basta con ver los números. De acuerdo con Globo, «Porto dos milagres» tiene un promedio de 46 puntos de audiencia que la ubican entre las cinco telenovelas más vistas en la última década. Según cálculos extraoficiales, los televisores brasileños pasan hasta 90% del tiempo sintonizados en Globo. Los culebrones son desde hace 20 años el programa más visto. «La función primordial de una telenovela es entretener al público, pero si, además, permite una reflexión y una crítica a las costumbres, habrá cumplido una función social más amplia», comentó el guionista.
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