27 de marzo 2005 - 00:00

Histórico triunfo en la altura acerca a Argentina al Mundial

Le ganó 2-1 a Bolivia. Perdía pero Figueroa y Galetti lo dieron vuelta. La última victoria argentina en La Paz fue en 1973.La Selección lidera y está muy cerca de clasificar para Alemania.

Galetti y Figueroa, los autores de los goles de la Argentina que pudo ganar en la altura de La Paz luego de 32 años.
Galetti y Figueroa, los autores de los goles de la Argentina que pudo ganar en la altura de La Paz luego de 32 años.
El seleccionado argentino dio un paso importante hacia el mundial de Alemania 2006 al vencer ayer 2-1 a Bolivia y a los 3.600 metros de altura de La Paz, dejando sin oxígeno al rival, en un partido válido por la 12da. fecha de la eliminatoria sudamericana.

Los goles del encuentro fueron señalados en el segundo tiempo por Luciano Figueroa y Luciano Galletti, mientras que José Castillo había abierto el marcador para los locales, que prácticamente se despidieron del sueño mundialista.

El partido se jugó en el colorido pero poco poblado estadio Hernando Siles, con arbitraje del uruguayo Jorge Larrionda. Argentina, líder absoluto de la eliminatoria sudamericana con 25 unidades, jugó un partido más que inteligente en la altura, con figuras excluyentes como Luciano Galletti y Esteban Cambiasso.

Cuántas veces se escuchó decir que Boliva gana en La Paz porque corre más que el rival, tiene más aire que su adversario y demás cuestiones relacionadas con la altura.

Claro, eso es así. Y con esa propuesta salieron los dirigidos por Ovidio Messa a la cancha para enfrentar al equipo argentino, que de entrada tenía la intención de dormir el encuentro.

Sin embargo, el jugador boliviano que más sufre la altura, el veterano Erwin Sánchez, ex entrenador en Portugal (había abandonado el fútbol), literalmente caminando, comenzó a marcar el camino, dejando dentro del área Argentina solo, con un toque sutil, a José Castillo, quien perdió en el mano a mano como Roberto Abbondanzieri.

La clave para Bolivia estaba en desgastar al seleccionado argentino y darle la pelota a "Platini" Sánchez. No había muchos misterios en esta historia.

Pero luego de 10 minutos de presión los dirigidos por Pekerman comenzaron a recuperar el aire, hicieron calmar a los hinchas bolivianos y por momentos manejaron la pelota, provocando que se escuchen los sonidos del silencio en el estadio Hernando Siles.

De a poco los futbolistas argentinos comenzaran a atacar en serio, a veces realizando corridas poco recomendadas en la altura, porque después de picar Luciano Figueroa, Luciano Galletti o Aldo Duscher, los primeros que se animaron a imprimir velocidad, claramente sentían la vuelta, ya que regresaban pidiendo tubos de oxígeno para poder respirar.

Igual eso le importó poco a Galletti, quien solo complicó a la endeble defensa boliviana con un despliegue estremecedor, para mal de los bolivianos.

Y pasados los 25 minutos de la primera etapa estuvo cerca de abrir el marcador, cuando en dos minutos tuvo tres chances de gol: dos en los pies de Galletti, con pelotazo en el travesaño incluido, y otra por Figueroa, quien casi supera el esfuerzo del argentino nacionalizado boliviano Leonardo Fernández.

A esa altura, vaya paradoja, los 3.649 metros de altura pasaron a un segundo plano, porque Argentina comenzó a manejar la pelota, se transformó en un equipo bien corto y las tribunas, inmóviles, parecían ser pintadas como fondo de la espectacular vista de los cerros que rodean el estadio Hernando Siles.

Con Esteban Cambiasso manejando los hilos, el seleccionado argentino tenía sus oportunidades, aunque claro, Bolivia no se quedaba atrás, porque si bien no era claro, asustaba, sobre todo con remates de larga distancia, que complicaban por la velocidad
de la pelota (efecto altura mediante) y por los malos piques, por el desparejo estado del terreno de juego.

En la segunda etapa Argentina salió a regular, después de una gran primera etapa y Bolivia lo aprovechó: a los cuatro minutos "Platini" Sánchez apareció habilitando a Pachi, este envió un centro desde la derecha, que pasó a los zagueros e ingresando por el segundo palo José Castillo, de cabeza abrió el marcador.

Los dirigidos por Pekerman, pese a verse en ese momento superados desde lo futbolístico, lo físico y lo anímico, no cambiaron su actitud y sin desesperarse, y cuando menos lo merecían, llegaron al empate ocho minutos después.

Maximiliano Rodríguez ejecutó desde la derecha un tiro libre en forma de centro, la defensa boliviano jugó mal al offside -Carmelo Angulo habilitó a todos- y Figueroa de cabeza igualó.

Un golpe duro para el seleccionado de Messa, porque calmó la euforia del público y le dio la razón al planteo de Pekerman, ya que el equipo argentino, sin desesperarse, con las líneas juntas, podía superar a un endeble equipo boliviano.

Presionado por su público, pero con mucha impotencia, Bolivia fue a buscar en forma desordenada y lo pagó caro. Porque seis minutos después del empate Cambiasso frotó la lámpara, habilitó al incansable Galletti, quien le ganó a la defensa local y con un toque de calidad puso el 2-1.

La postal que ofreció el partido en los últimos minutos fue estremecedora, porque "el lamento boliviano", con sus silencios y su frustración, se hizo presente, en medio del delirio de los argentinos. Y la imagen de Pekerman abrazándose con el cuerpo técnico y los hinchas bolivianos lanzando almohadones en repudio a sus jugadores eran un símbolo.

Lo cierto es que Argentina fue inteligente, supo administrar el aire, pero lo más importante supo manejar la pelota, supo jugar su partido, tuvo en los pies de Cambiasso la categoría y en los de Galletti la explosión.

Para muchos el seleccionado argentino venía a La Paz a ver que pasaba, pero se quedó con todo y quebró una racha de 32 años sin que un seleccionado argentino ganara en La Paz (1-0 del "equipo fantasma" con gol de Fornari). Por eso el mundial de Alemania está cada vez más cerca y se demostró altura para ser, junto a Brasil, lo mejor de Sudamérica.

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