23 de marzo 2005 - 00:00

Misa en memoria de Axel a un año de su muerte

Misa en memoria de Axel a un año de su muerte
Axel Blumberg, el joven de 23 años que fue asesinado hace un año tras permanecer seis días secuestrado y cuyo crimen conmocionó al país, fue recordado hoy con una emotiva misa en la Catedral porteña, donde más de mil personas acompañaron a su padre, Juan Carlos Blumberg, quien ratificó su compromiso en la lucha contra la inseguridad.

Blumberg pidió la destitución de dos jueces federales a los que denunció por no haber investigado la conexión entre la Policía Federal y la banda que secuestró a su hijo, calificó la seguridad de la Capital Federal con 6 puntos y a la de la provincia de

Buenos Aires con 4 y pidió que el Congreso termine de sancionar el paquete de leyes de reformas penales que quedaron pendientes.

El vicepresidente de la Nación, Daniel Scioli, y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, fueron las dos figuras políticas que acompañaron a Blumberg durante la ceremonia, sentados a su lado en el primer banco del sector izquierdo de la catedral metropolitana.

En las filas más cercanas, decenas de familiares de víctimas de la delincuencia, entre ellos "Las Madres del Dolor", también acompañaron de cerca al ingeniero Blumberg.

Elsa y Eugenio Schenone, Emilse Peralta, Pompeya Gómez de Schaerer, Vivian Perrone, Silvia Irigaray, Nicolás Garnil (el joven secuestrado en 2004) y su madre Susana, fueron algunas de las víctimas o familiares de víctimas de la delincuencia que
acompañaron al padre de Axel.

Blumberg vestía un traje azul oscuro con una cinta negra en su pecho en señal de luto y durante toda la ceremonia tuvo debajo del brazo una carpeta de la Fundación Axel Blumberg con la ya tan difundida foto de su hijo sonriente, una imagen que se convirtió
en un ícono de la cruzada del ingeniero contra la inseguridad.

La misa, cerebrada por el sacerdote Jorge Junor, se inició puntualmente a las 18, minutos después de que Blumberg caminara desde el altar hasta su banco con el vicepresidente Scioli en medio de un aplauso sostenido y de gritos de aliento como "íFuerza Blumberg!".

La gran ausente fue la madre de Axel, Elena, y después de Blumberg, la persona que se mostró más conmovida por la ceremonia fue Stefanía Garay, la chica que era la novia del joven asesinado, quien, vestida con un saco de gamuza marrón y una pollera blanca,
siguió de pie la misa y en varios tramos estalló en llanto.

Blumberg se quebró en tres momentos clave de la ceremonia: cuando se leyeron las intenciones y pidieron por los hijos injustamente asesinados, cuando junto a Stefanía llevó hasta el altar las ofrendas antes de la eucaristía y sobre el final, cuando leyó una emotiva carta.

Cada una de las personas que se acercaron a comulgar saludaron con un beso o un apretón de manos a Blumberg. "Quiero entregarle a Dios tanto dolor y rogarle que me ayude a transformar semejante dolor para que tantos otros hijos no dejen de existir. Para que tantos sueños de nuestros jóvenes no se interrumpan. Para que la muerte de Axel no haya sido en vano", dice uno de los primeros párrafos de la carta que Blumberg leyó y
cuyo original luego entregó en persona.

"De ese ejemplo de compromiso que ha sido él es que tomo fuerzas para avanzar con esta obra para que la muerte deje de ser el futuro inmediato de nuestros jóvenes. Para que no haya otro Axel Blumberg en nuestras crónicas policiales y por la toma de
conciencia de la sociedad con respecto a la ilegitimidad del crimen", agregó.

"El crimen bajo todas sus manifestaciones, ya sea bajo el nombre de secuestro, de desnutrición o de Cromañón", afirmó al hacer una referencia a las 193 víctimas del trágico incendio de ese boliche ocurrido el 30 de diciembre pasado.

También hizo una referencia al golpe de Estado de 1976, cuyo aniversario se cumple mañana, al plantear en el texto: "Debemos canalizar los reclamos de la sociedad toda, reclamos de justicia, reclamos de seguridad (...) siempre respetando nuestras instituciones (...) para que no se repita otro 24 de marzo".

"A un año de la muerte de Axel, vuelvo a confirmar mi compromiso de no renunciar a la idea de que es posible una Argentina mejor (...), una realidad más justa", señaló.

"Gracias otra vez por confirmarme cada día que la muerte de mi hijo Axel no ha sido en vano. Me queda la esperanza de que algún día, cuando llegue mi hora, en alguna parte podré encontrarme con él y decirle que cumplí; que una Argentina respetuosa de la ley y amante de la justicia ha resurgido de su sangre injustamente derramada", concluye el texto.

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