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Occidente presiona a Yugoslavia por la extradición de Milosevic
Tras confirmarse el arresto del ex dictador yugoslavo Slobodan Milosevic, Estados Unidos y otros países de Occidente lanzaron ayer una fuerte ofensiva sobre Belgrado para obtener su extradición. Buscan someterlo al Tribunal de La Haya para la ex Yugoslavia, que lo acusa de crímenes de guerra y contra la humanidad. Sin embargo, el gobierno de Vojislav Kostunica ha dado señales de que no piensa entregarlo y que el juicio, por abuso de poder y malversación de fondos, se desarrollará en Belgrado.
«El arresto de Milosevic no ha sido efectuado por orden del Tribunal de La Haya y no tiene relación alguna con su entrega a esa instancia. Ha sido detenido según la denuncia por el abuso de su cargo y transacciones financieras», declaró, sin embargo, el ministro serbio de Justicia, Vladan Batic, descartando la posible extradición del ex presidente.
Kostunica, quien asumió la presidencia el pasado 7 de octubre -dos días después que una revuelta popular forzara la renuncia de Milosevic-, afirmó sugestivamente el sábado que «la aplicación de las leyes está en manos de las instituciones» y que «nadie es intocable».
Según el ministro del Interior, Dusan Mihajlovic, Milosevic terminó aceptando su rendición luego de haber recibido la garantía de que no será entregado al TPI.
La fiscal jefe del Tribunal de La Haya, Carla del Ponte, y representantes de la Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) también valoraron la detención como un primer paso hacia la extradición de Milosevic a La Haya. Del Ponte señaló que esta acción es «una señal positiva» y un paso importante de las autoridades serbias y yugoslavas. Pidió a Belgrado que haga las gestiones necesarias para hacer posible la colaboración con el tribunal de La Haya, ya que la legislación yugoslava y serbia prohíbe hasta ahora la extradición de ciudadanos serbios a otros estados. Así, el tema quedará en manos del Congreso.
En tanto, políticos rusos de alto rango advirtieron que no se debe extraditar a Milosevic, y que debe ser juzgado en Yugoslavia. Según el presidente de la comisión parlamentaria de Política Exterior, el comunista Dmitri Rogosin, «lo necesitan en La Haya para justificar la agresión de la OTAN contra Yugoslavia».
Atrincherado
Milosevic se entregó en la madrugada de ayer a la policía en su residencia tras largas negociaciones y 36 horas de incertidumbre y tensiones por temor a que se produjeran serios enfrentamientos con sus partidarios. El ex presidente estaba atrincherado desde el viernes en su residencia, rodeada por la policía. Pero después de haber asegurado que «no iría vivo a la cárcel», fue detenido sin resistencias.
La hija del ex presidente, Marija, quien junto a su madre Mira Markovic permaneció hasta último momento con su padre, efectuó enfurecida varios disparos al aire después de que Milosevic fuera sacado de su casa, informó Mihajlovic.
Milosevic ya fue interrogado por el juez de instrucción en el Penal Central de Belgrado. El magistrado determinó 30 días de detención preventiva, mientras dura la investigación, según el abogado defensor de Milosevic, Toma Fila. El ex presidente se declaró inocente por los cargos que se le imputan, indicó Fila, y anunció que hoy apelará su arresto.
Sobre Milosevic, no obstante, pesa una nueva orden de arresto, porque sus guardaespaldas hirieron a dos policías mientras el ex presidente permanecía atrincherado. Además, la policía halló una gran cantidad de armas en su residencia, entre otras, una treintena de armas automáticas, tres ametralladoras y un lanzacohetes, así como gran cantidad de municiones y granadas de mano, según una fuente cercana al Ministerio del Interior. También se hallaron armas en casa de su hija y planes para un levantamiento armado en Serbia.
El ex presidente es sospechoso de abuso de poder como presidente de Serbia hasta 1997 y de Yugoslavia hasta octubre pasado, y de intentar lograr para sí y para un círculo de sus partidarios, beneficios materiales. Milosevic deberá responder por malversaciones de fondos que ocasionaron la pérdida para Yugoslavia y Serbia de unos 120 millones de dólares.
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