12 de septiembre 2001 - 00:00

Por qué fracasó la seguridad aérea

Contra lo que pueda pensarse, es fácil vulnerar la seguridad del espacio aéreo. En la práctica un sistema de radares registra los aviones que incluyen un lugar de origen, con su plan de vuelo correspondiente. Los furtivos, que por caso en la Argentina se dan en la frontera norte, son detectados, aunque está prohibido derribarlos. Hace un tiempo se analizó en el Ministerio de Defensa la posibilidad de modificar la ley, permitiendo los derribos de los vuelos ilícitos, pero finalmente no prosperó. Sólo el Perú, en el mundo, ha legislado aprobando los derribos.

El principal opositor es Estados Unidos, que teme esos ataques sobre naves propias como represalia a actos de política exterior. Esto determina el siguiente cuadro:

* Cuando de por medio se encuentra un suicida no hay garantías de seguridad.

* Se pueden cargar armas que no son detectadas por los sistemas de seguridad. Por ejemplo, de plástico y de cerámica. Lo mismo pasa con explosivos plásticos.

* EE.UU. es el país rector, con mayores ítem de seguridad en los aeropuertos, incluyendo el equipaje que viaja en bodegas. La Organización Aeronáutica Civil Internacional (OACI) lo supervisa y uniforma en el mundo, con el compromiso de los Estados.

* Israel lo iguala o sobrepasa en exigencias de seguridad, porque es un país que vive en conflicto permanente. Sin embargo, «las explosiones siguen ocurriendo», lo que revela cierto grado de impotencia para controlar al terrorismo.

* Los aviones tienen alrededor de 50 códigos de emergencia, que son activados con sólo tocar un botón. No hace falta hablar. Los suicidas que tomaron el control de los 5 aviones ayer, conocían no sólo del pilotaje de estas modernas aeronaves, sino también de cuestiones como las emergencias. No fueron activadas denunciando un acto terrorista.

* Eran vuelos comerciales con un plan de vuelo aprobado. Como todos los vuelos que llegan a Aeroparque diariamente volando, por ejemplo, desde el sur (Quilmes), y al cruzar el Riachuelo deciden girar y embestir, ¿cómo se evita si hay un suicida al comando?

* Más aún si, conociendo los 50 códigos de emergencia, pulsan uno de ellos -no el de agresión terrorista-, y piden pista. De inmediato se les da prioridad, a 3.000 pies entran en «final». Si a partir de allí el avión gira y embiste, como ocurrió con las Torres Gemelas en Nueva York, en el Pentágono o en el estado de Pensilvania, no hay forma de pararlo. Entre otras razones porque nadie para una aeronave que cumple con su plan de vuelo normal.

Cuando se llega a Washington de modo aéreo se sobrevuela el Pentágono. ¿Por qué iba a llamar la atención un vuelo más, si además y previamente se había montado una maniobra de distracción con un auto cargado de explosivos?

* El piloto de avión normal está preparado para llegar sano y salvo, él y su tripulación. No está en sus planes morir al comando de su avión. Por ello no se descartaba ayer que en los 757 y 767 de American y United hayan sido muertas las tripulaciones y reemplazadas por un suicida experimentado en volar este tipo de aeronaves.

* La seguridad del vuelo no es distinta de la seguridad en el tránsito terrestre. Todos los comprometidos en ella están dispuestos a acatar las normas. Por eso existen los semáforos, y cuando están en rojo a nadie se le ocurre avanzar. O las calles y avenidas de una sola mano. Si aparece un loco que avanza con un semáforo en rojo o a contramano, es muy probable que se produzca un accidente.

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