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Por qué fracasó la seguridad aérea
* Israel lo iguala o sobrepasa en exigencias de seguridad, porque es un país que vive en conflicto permanente. Sin embargo, «las explosiones siguen ocurriendo», lo que revela cierto grado de impotencia para controlar al terrorismo.
* Los aviones tienen alrededor de 50 códigos de emergencia, que son activados con sólo tocar un botón. No hace falta hablar. Los suicidas que tomaron el control de los 5 aviones ayer, conocían no sólo del pilotaje de estas modernas aeronaves, sino también de cuestiones como las emergencias. No fueron activadas denunciando un acto terrorista.
* Eran vuelos comerciales con un plan de vuelo aprobado. Como todos los vuelos que llegan a Aeroparque diariamente volando, por ejemplo, desde el sur (Quilmes), y al cruzar el Riachuelo deciden girar y embestir, ¿cómo se evita si hay un suicida al comando?
* Más aún si, conociendo los 50 códigos de emergencia, pulsan uno de ellos -no el de agresión terrorista-, y piden pista. De inmediato se les da prioridad, a 3.000 pies entran en «final». Si a partir de allí el avión gira y embiste, como ocurrió con las Torres Gemelas en Nueva York, en el Pentágono o en el estado de Pensilvania, no hay forma de pararlo. Entre otras razones porque nadie para una aeronave que cumple con su plan de vuelo normal.
Cuando se llega a Washington de modo aéreo se sobrevuela el Pentágono. ¿Por qué iba a llamar la atención un vuelo más, si además y previamente se había montado una maniobra de distracción con un auto cargado de explosivos?
* El piloto de avión normal está preparado para llegar sano y salvo, él y su tripulación. No está en sus planes morir al comando de su avión. Por ello no se descartaba ayer que en los 757 y 767 de American y United hayan sido muertas las tripulaciones y reemplazadas por un suicida experimentado en volar este tipo de aeronaves.
* La seguridad del vuelo no es distinta de la seguridad en el tránsito terrestre. Todos los comprometidos en ella están dispuestos a acatar las normas. Por eso existen los semáforos, y cuando están en rojo a nadie se le ocurre avanzar. O las calles y avenidas de una sola mano. Si aparece un loco que avanza con un semáforo en rojo o a contramano, es muy probable que se produzca un accidente.
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