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Reducido grupo de personalidades accedió al Papa en sus últimas horas
"Recibió esta mañana a algunos de sus colaboradores en su habitación", declaró el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, en una señal de que el Papa estaba todavía al mando de la Iglesia Católica, a pesar de estar en estado crítico desde la noche del jueves.
Estaba "lúcido, consciente y muy sereno", había asegurado Navarro en una declaración a la prensa alrededor del mediodía, cuando el mundo estaba aún en vilo sobre el nivel de la gravedad de la salud del Papa.
Entre los que acudieron a su cabecera figuran el secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano, encargado de toda la maquinaria del Vaticano, y su sustituto, el argentino Leonardo Sandri, conocido por ser el autor de muchos de los discursos del Pontífice.
También se acercaron a su lecho, el cardenal Camillo Ruini, Vicario de Roma, cuya llegada causó una gran conmoción porque es el encargado de anunciar públicamente la muerte del Pontífice cuando se produzca. A lo largo de la mañana pasaron también por el Palacio Apostólico el decano del colegio cardenalicio, monseñor Joseph Ratzinger, el arzobispo Giovanni Lajolo, secretario de Relaciones con los Estados (canciller), y el cardenal Edmund Skoza, presidente del gobierno de la Ciudad del Vaticano e íntimo amigo del Papa.
El gran ausente fue uno de los más antiguos colaboradores del Pontífice, el cardenal español Eduardo Martínez Somalo, que ostenta el cargo de Camarlengo de la Iglesia Católica, y que se encargará de asegurar la transición entre la muerte de Juan Pablo II y el nombramiento de un nuevo Papa. En su lugar envió al arzobispo Paolo Sardi, vice-camarlengo.
Todos ellos han acompañado al Papa a lo largo de su prolongado pontificado y de su agonía, y están llamados a desempeñar un papel fundamental cuando Juan Pablo II se apague definitivamente.
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