Los mercados brasileños y los inversores extranjeros recibieron hoy con preocupación la decisión del gobierno de la ciudad de San Pablo de no pagar una amortización de 850 millones de dólares de su deuda con el gobierno federal.
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La noticia provocó alarma entre los analistas económicos porque la ciudad paulista, que tiene el tercer presupuesto del país, luego del federal y el del Estado de San Pablo, es gobernada por Marta Suplicy, una de las principales representantes del Partido de los Trabajadores (PT) del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva.
Como San Pablo ha sido hasta ahora una de las grandes "vidrieras" del PT, la decisión de Suplicy provocó alarma entre muchos operadores en el sentido de que Lula siga el mismo camino cuando asuma, a pesar de haber repetido que respetará los compromisos. "Si una alcaldía del partido del gobierno (electo), no paga las deudas, eso empeora la percepción", afirmó un operador citado por la agencia de noticias Folha.
La comuna paulista confirmó hoy que no dispone de recursos suficientes para hacer frente al pago de 3.049 millones de reales de su deuda con el gobierno federal, por lo que no pagarla "es la decisión que mejor atiende los intereses del Municipio". "El pago de la amortización implicaría una pérdida inmediata para el tesoro público, lo que paralizaría gran parte de las inversiones y el mantenimiento de la ciudad", afirmó la comuna paulista.
En la nota, la Secretaría de Finanzas de la ciudad de San Pablo precisó que la decisión no se trata de un "default", sino de una opción, prevista en las negociaciones con el gobierno federal, al entrar en vigencia la Ley de Responsabilidad Fiscal. En base a la ley, la alcaldía de San Pablo quedó con una deuda de 19.000 millones de reales, unos 5.300 millones de dólares, que paga todos los meses hasta el límite del 13 por ciento de su recaudación líquida real. Las negociaciones preveían hasta el 3 de noviembre la posibilidad de una amortización de intereses por 3.049 millones de reales. Al no hacer uso uso de la opción, los intereses se sumarán ahora a la deuda total.
Pese a las precisiones del gobierno de San Pablo, la decisión de Suplicy, tomada a menos de dos meses de la asunción de Lula, preocupó a los mercados, lo que dio presión al dólar, provocó el alza del riesgo país y forzó una caída en el valor de los papeles de la deuda externa brasileña.
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