12 de febrero 2009 - 23:50

Tartagal: cesó el alerta meteorológico pero se temen epidemias y más saqueos

La ayuda recolectada en la Casa de Salta.
La ayuda recolectada en la Casa de Salta.

Mientras mejoran las condiciones climáticas, Tartagal continúa la búsqueda de dos mujeres desaparecidas. Se presume que han fallecido, ya que testigos vieron el momento en el que eran arrastradas por el alud.

El rastrillaje está a cargo de personal policial y de Bomberos Voluntarios, muchos de los cuales fueron convocados de localidades vecinas para colaborar en las tareas de rescate y recuperación de la ciudad.

Las personas desaparecidas son Rosa y Modesta Rivero, de 59 y 65 años respectivamente, a quienes sus vecinos vieron cómo las arrastraban las aguas del río Tartagal.

Funcionarios locales afirman que "mientras no aparezcan cadáveres no se pueden confirmar sus fallecimientos".

Anunció el Servicio Meteorológico Nacional que no se esperan tormentas fuertes para la zona de Tartagal, afectada el lunes pasado por un alud de barro y agua a causa del desborde del río en la zona de las serranías, que incrementó su cauce por las intensas lluvias.

Esta situación permite a las autoridades continuar con las tareas de remoción de escombros, troncos y barro de las calles tartagalenses. Además se realizan tareas dentro de las viviendas.


El alud ocurrió en la mañana del lunes, luego de que un viejo puente ferroviario se desplomara y convirtiera en un dique que contuvo la crecida del río, antes de despedazarse y permitir que las aguas fluyeran con violencia hacia la ciudad de unos 100.000 habitantes.

El río Tartagal ingresa en el casco urbano de la ciudad procedente de unas sierras semiselváticas de suelos arcillosos, que fueron desprendiéndose con la crecida y arrojando árboles enteros al cauce, que luego destruyeron a su paso viviendas, postes de iluminación, redes cloacales y numerosos vehículos.

Víctimas fueron alojadas en centros de refugio y eran asistidas con alimentos, agua mineral y abrigo. Mientras tanto, los esfuerzos de las autoridades se concentraban en el problema de las viviendas, muchas de las cuales estaban inutilizadas y llenas de lodo.

Según cálculos del Gobierno, 600 casas fueron afectadas por el aluvión de agua, barro y árboles que lanzó el río Tartagal sobre la ciudad del mismo nombre.

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