13 de marzo 2019 - 00:04

Preocupa ahora que suba del dólar presione al IPC de abril

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En el Gobierno aparece ya un nuevo temor inflacionario: que el alza del dólar al terminar el “veranito” de enero y la mitad de febrero vuelva a presionar sobre los precios y potencie un nuevo justificativo para el incremento del IPC desde abril. Hasta la semana pasada, el Ministerio de Hacienda manejaba con cierta tranquilidad el nuevo despertar de la divisa, al comparar contra la evolución de su valor durante la primera parte del año. El análisis que se hacía hasta la semana anterior a los carnavales entre los hombres de Nicolás Dujovne era que la nueva devaluación que ya completaba más de 5% no se trasladaría a los precios, ya que los nuevos valores del dólar se ubicaban aún por debajo de los de noviembre. El 6 de ese mes la divisa llegaba a un nuevo récord de 39,94 pesos y provocaba una nueva presión alcista sobre el IPC de diciembre y enero de entre 2 y 3 puntos porcentuales. Luego sobrevino el período de tranquilidad inaugurado en diciembre y que especialmente continuó durante enero y la primer quincena de febrero, donde sí vivieron jornadas corridas de debate sobre lo bien o mal que le hacía a la política cambiaria un dólar cotizando por debajo de la franja mínima de la zona de no intervención. El panorama cambió en las últimas semanas, especialmente desde los últimos días de febrero, cuando el dólar pegó un nuevo salto superando los 40 pesos y ubicándose finalmente en los niveles actuales. El miedo que hay ahora en Hacienda es que al estabilizarse el dólar en los valores de los últimos días, vuelva la presión inflacionaria y complique aún más la inestabilidad de precios de estos tiempos. Se especula, en una medición tan poco científica como el cálculo que hacen los privados sobre cuánto tienen que aumentar sus precios al público cada vez que sube el dólar, que el traslado de los aumentos de la divisa a los precios es lineal y que por cada peso que sube la divisa es un nuevo punto dentro del IPC. Es al menos lo que sucedió durante el año pasado y, más atrás en el tiempo, en la devaluación que se aplicó en diciembre de 2015 al salir del cepo cambiario. Esto complicaría la evolución inflacionaria desde abril de 2019, el mes en que desde el Ministerio de Hacienda se espera que comience una suave pero constante tendencia bajista en el alza de los precios.

Hasta ese mes, parecería que la situación está ya jugada, y que el IPC acumulará un incremento de 10% en el primer trimestre del año. Mañana el INDEC publicará el dato de febrero, y se estima que será algo superior al 4%, lo que sumado al 2,9% de enero llevará el acumulado del año a algo menos de 7%. Para marzo se espera ya un 3% de piso (presionarán combustibles, tarifas de servicios públicos y alimentos), con lo que el 10% de incremento estará garantizado. La esperanza oficial es que en el segundo trimestre del año el ritmo alcista comience a sosegarse, y que el acumulado en ese período se acerque más al 7% que al 10%. Y en parte dependerá del dólar. Para esto, el dólar deberá mantenerse controlado, o, al menos, subir por debajo de la inflación que se vaya acumulando desde abril. Será difícil.

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