10 de mayo 2019 - 11:34

¿Qué es la fibromialgia, la enfermedad que sufre Lady Gaga?

En ocasiones se presenta con el síndrome de fatiga crónica. Cuando se juntan, el dolor y el cansancio se vuelven permanentes.

lady gaga cara 1000.jpg
NA

“Estoy bien, pero siento agotamiento”. “Son las cervicales, tengo el cuello duro”. “Se me parte la cabeza”. “¡Me duele todo!”. “¡No doy más!”. Esta y tantas otras frases asociadas al dolor y al cansancio parecen formar parte del cotidiano de muchas personas sometidas a las exigencias del mundo actual. Pero cuando estos pasan de ser una simple molestia y se vuelven crónicos, podemos estar en presencia de algo más, la Fibromialgia, enfermedades que sufren celebridades como Lady Gaga o María Antonieta de las Nieves, actriz reconocida por interpretar a “La Chilindrina”.

Desde el año 1992, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce dentro de su Clasificación Internacional de Enfermedades a la fibromialgia, una de las condiciones más comunes de dolor crónico. Entre el 2 al 10% de la población general puede verse afectada y es nueve veces más frecuente en mujeres.

¿A qué síntomas debemos atender? ¿Qué avances existen en su diagnóstico y tratamiento? ¿Qué relación tiene con el síndrome de fatiga crónica? La doctora Evangelina Melgar, médica psiquiatra y coordinadora de la clínica de pacientes con fibromialgia y fatiga crónica de INECO, brinda claves para entender estas patologías que pueden afectar las actividades de la vida diaria y las relaciones interpersonales de quienes la padecen.

Si bien las causas de ambas enfermedades son desconocidas, los factores genéticos podrían predisponer al desarrollo de la fibromialgia, mientras que para el síndrome de fatiga crónica (SFC) existen muchas teorías, que van desde su relación con infecciones virales al estrés psicológico.

¿Frente a qué signos se debe consultar a un médico?

Por lo general, la fibromialgia se manifiesta a partir de los 30 a 40 años aunque, en menor porcentaje, puede aparecer en la niñez y adolescencia. El síntoma principal es el dolor músculo esquelético generalizado, que empeora a la presión de puntos sensibles. La intensidad del dolor varía influida por los cambios climáticos, la actividad física, el estrés psicológico o la falta de sueño. Suele comenzar en una región del cuerpo y migrar por distintas áreas, hasta llegar a generalizarse con el tiempo.

El 90% de los pacientes experimenta cansancio, el 70-80% trastornos del sueño y hasta un 25% ansiedad o depresión. También son frecuentes la mala tolerancia al esfuerzo; la sensación de pesadez en miembros; rigidez generalizada (sobre todo al levantarse por las mañanas); sensación de inflamación y hormigueos mal delimitados en manos y pies. Puede estar asociado a cefaleas, mareos, fallas cognitivas en la memoria y atención, bruxismo, síntomas gastrointestinales, como síndrome de colon irritable, dispepsia, nauseas. La presencia de estos síntomas o síndromes asociados varía en cada persona.

Factores externos como el frío ambiental, la humedad, el estrés, el exceso o la escasez de actividad, exacerban los síntomas. Por otro lado el calor, el tiempo seco, la relajación y el descanso, hacen que disminuyan su intensidad.

La fatiga en sí es un síntoma que puede encontrarse en múltiples cuadros, pero el síndrome de fatiga crónica (SFC), también llamado encefalomielitis miálgica, es una entidad clínica reconocida por todas las organizaciones médicas internacionales y por la OMS. Solo un 8% de las veces la fibromialgia se encuentra asociada al SFC.

El síndrome puede aparecer a cualquier edad, incluso en la niñez, pero es más frecuente en mujeres entre los 20 y 40 años. En muchos casos, comienza de manera abrupta luego de un episodio infeccioso, o de un trauma físico o psíquico, como una cirugía, accidentes o el fallecimiento de un ser querido. En otros, aparece gradualmente. Puede durar muchos meses e, incluso, años; solo un pequeño porcentaje se recupera completamente.

El SFC está caracterizado por una fatiga extrema que dura más de 6 meses y no se alivia con el descanso, asociado a otro grupo de síntomas que también son constantes por más de 6 meses. Entre ellos: trastornos en el sueño, dolores musculares o articulares, cefaleas, dolor de garganta, fallas en la concentración y en la memoria, la sensación de estar mareado o enfermo. La severidad de los síntomas varia día a día.

Importancia del diagnóstico precoz

Si bien las causas de ambas patologías son desconocidas, los factores genéticos podrían predisponer al desarrollo de la fibromialgia, mientras que para el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) existen muchas teorías, que van desde su relación con infecciones virales al estrés psicológico.

El diagnostico de ambas patologías es eminentemente clínico. Al momento, no existen estudios complementarios que los confirmen, se establece en una entrevista con el profesional, en la que el paciente describe los síntomas. Se utilizan algunas escalas: cuestionarios sobre el dolor en las distintas regiones del cuerpo y sobre la severidad de los síntomas, donde se evalúa la presencia de alteraciones cognitivas, de sueño, fatiga y otros síntomas somáticos. Se recomienda, además, la evaluación de un especialista reumatólogo para descartar patologías que asociadas o que compartan síntomas similares.

El diagnóstico precoz es el principal desafío que presentan estas enfermedades, para evitar su cronicidad y mayor afectación en la funcionalidad de la persona, mejorando su calidad de vida.

Un tratamiento interdisciplinario

Informar correctamente sobre estas patologías debe ser el primer paso del tratamiento. El paciente debe conocer desde el principio las características de la enfermedad, su evolución, así como las expectativas positivas y realistas que potencien su colaboración con las terapias, confiando en una probable mejoría.

Hay consenso en que los programas de ejercicios físicos deben ser uno de los tratamientos básicos para todos los pacientes con fibromialgia. Por ejemplo, la rigidez matutina, síntoma característico, se debe a alteraciones en la microcirculación que generan la sensación de entumecimiento y provocan dificultad y dolor al moverse luego de largos períodos de quietud. En este sentido, se indican ejercicios de estiramiento y oxigenación diaria, así como actividad física aeróbica, no intensa. Los anaeróbicos no son recomendables, ya que empeorarían la sensación de pesadez y dolor.

  • Ejercicios aeróbicos con movimientos repetidos: caminatas, danza, bicicleta, ejercicios en el agua.
  • Ejercicios de estiramiento o flexibilidad, cuyo objetivo es mejorar la flexibilidad: Tai Chi, yoga.

El Mindfulness y la terapia cognitiva conductual demostraron eficacia en la mejoría del humor, la regulación emocional y el manejo de estrés. Esto cobra vital importancia para evitar episodios de empeoramiento del dolor y contribuir a la capacidad funcional.

Dentro de los tratamientos farmacológicos para la fibromialgia, están aprobados ciertos antidepresivos que tendrían efectividad en la disminución de la percepción aumentada del dolor. No existe una medicación que por sí sola elimine todos los síntomas, pero algunas combinaciones farmacológicas podrían ayudar a disminuir el dolor y la fatiga, como también mejorar el sueño.

En los casos de síndrome de fatiga crónica, el tratamiento más efectivo es un abordaje doble que combina el entrenamiento cognitivo con un programa de ejercicios graduales. La medicación en este caso también estaría indicada para los trastornos del sueño, el dolor y enfermedades psiquiátricas asociadas.

Últimos estudios científicos sobre el dolor

Existe evidencia de un procesamiento sensorial anormal en el sistema nervioso central que hace a la percepción aumentada del dolor. Frente a estímulos repetitivos, en vez de generarse una habituación, se provoca un aumento de la sensibilización dolorosa. Estos cambios neuroplásticos incluyen alteraciones neuroquímicas y electrofisiologicas que generan la percepción aumentada de los estímulos dolorosos (hiperalgesia) y la percepción dolorosa de estímulos no dolorosos, como el frío, calor o un simple abrazo (alodinia).

Recientemente, los nuevos estudios de neuroimagen realizados mediante la resonancia nuclear magnética funcional, permiten visualizar la activación cerebral de las regiones responsables del procesamiento del dolor, tanto de las áreas emocionales como sensoriales, documentando un aumento de la conectividad en las vías de transmisión del dolor, una disminución de las vías antinocioceptias, como así también anormalidades en la neurotransmisión.

La fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica plantean un doble desafío: concientizar a la población general acerca de este padecimiento y la capacitación profesional adecuada para asistir a la población afectada.

Dejá tu comentario

Te puede interesar