8 de junio 2003 - 00:00

APOGEO DE LA ABSTRACCION

Gumier Maier, «Sin título», de la serie «Chi Chi», madera y pintura acrílica 2002.
Gumier Maier, «Sin título», de la serie «Chi Chi», madera y pintura acrílica 2002.
La abstracción está nuevamente en el candelero. Tres grandes muestras dan fe de esto en Buenos Aires: la de Arte Abstracto Argentino, en Fundación PROA; Informalismo Argentino, en el Museo de Arte Moderno, y las obras de arte digital de Gyula Kosice que se exponen en el Centro Cultural Recoleta. Y Arte BA, desde luego, acompaña esta ola. El escultor Enio Iommi fue, junto con Maldonado, Lozza y Hlito, uno de los fundadores del movimiento concreto en la Argentina. Posteriormente abandonó la ortodoxia concreta, la expresividad vino a sustituir al racionalismo, pero nunca rebasó los límites de la abstracción en un sentido más amplio. Las galerías Maman y Del Infinito le dedican el espacio a su primera etapa geométrica. Otro escultor importante es el alemán Martín Blaszko, quien llegó a la Argentina en 1939, con 19 años. Blaszko se juntó con los vanguardistas de la época, como Carmelo Arden Quin, Rhod Rothfuss y Gyula Kosice para conformar el movimiento MADI que introduce la subjetividad en los rigurosos planteos del arte concreto. La galería de Laura Haber exhibe de él la obra «Monumento al prisionero político desconocido», realizada en 1952. También parece haberles llegado la hora a los abstractos libres de los años ’0 y ’0, con su visión más lírica y sus planteos totalmente opuestos al rigor racionalista del arte concreto. Varias galerías porteñas dedican su envío a esta vertiente. Jorge Mara presenta obras de Sarah Grilo y Miguel Ocampo, Van Eyck trae a Manuel Alvarez y Víctor Magariños, mientras que Josefina Robirosa muestra sus trabajos en Rubbers.
La abstracción también aflora en la Feria con homenajes de tono irónico a los maestros del género en las obras de Gumier Maier, Fabián Burgos, Graciela Hasper, Magdalena Jitrik y Tulio de Sagastizábal.

A.K.

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