7 de marzo 2005 - 00:00

Charlas de quincho

Fiesta del vino en Mendoza, donde el Presidente exaltó como aceptable el lucro. ¿Un cambio filosófico? Festejos aparte, explicó con neologismos sureños cuál era la misión que llevaba uno de sus ministros a Washington. Más descontraídos, una docena de amigos de un escritor-diplomático lo agasajaron con comidas típicas de sus ancestros. Entre «hummus» y carne cruda se contaron intimidades de un reemplazo militar (¿quién recomendó a un alto oficial recientemente ascendido?) y del reciente diálogo respecto del canje entre un ex presidente y su ministro más famoso. El humor quedó para el recuerdo de un cómico «homenaje» que brindó un (entonces) senador, que terminó siendo una especie de autohomenaje. Veamos.

Daniel Scioli, Néstor Kirchner y el gobernador mendocino, Julio Cobos, en la Fiesta de la Vendimia. El Presidente dijo -para sorpresa de algunos- que «no está mal ganar plata».
Daniel Scioli, Néstor Kirchner y el gobernador mendocino, Julio Cobos, en la Fiesta de la Vendimia. El Presidente dijo -para sorpresa de algunos- que «no está mal ganar plata».
• Será el vino, sus efectos, pero en la bodega Arizu ( produce los famosos Luigi Bosca), Néstor Kirchner desnudó su corazón inmobiliario ( importante colección declarada de departamentos) y lanzó una frase que no parece de su repertorio político: «No tiene que ser una vergüenza ganar plata en la Argentina». Como quienes lo rodeaban también se servían los caldos tintos y blancos, apenas repararon en esa expresión casi contradictoria con otras que el mandatario difundía antes del canje de la deuda. ¿Será un cambio? ¿O será el vino? Más lo primero que lo último: los problemas intestinales no le aconsejan la libación alcohólica.
Lo cierto es que Kirchner fue a la Fiesta de la Vendimia, la mayor de todas las fiestas en el país, le creyó al gobernador Julio Cobos -quien le garantizó cordialidad y afecto en una celebración que en más de una oportunidad generó infortunios a los políticos- y, por si fuera poco, hasta se acercó a la cena en la bodega Arizu acompañado por casi todo el gabinete (los Fernández, Julio De Vido, Ginés González García), Daniel Scioli y esposa, otros gobernadores (José Luis Gioja, Juan Carlos Romero), gente de otras tierras (Francisco de Narváez, asiduo hoy a la Rosada), famosos de la misma tierra (José Luis Manzano, Carlos Balter, Raúl Baglini y las Nofal, Nora, Ercilia y María Teresa, hermanas de Beatriz -ex diputada radical-, productoras del vino Tunquelén). No faltaron otros famosos de la región, la ex seguidora de Carlos Menem Maia Swarovsky (bodegas Norton) o el norteamericano Ward Lay, asociado con los Rutini en la bodega Andeluna Cellars. Este Lay, que es conocido por el padre -creador de las famosas papas fritas envasadas Lay's-, fue titular de Pepsi en otros tiempos y ahora, en la Patagonia, regentea 80 mil hectáreas que les compró a los Benetton con un emprendimiento turístico exclusivo y próspero como corresponde a la Argentina, cualquiera sea su gobierno: Estancia Alicurá. De la comida, mejor ni hablar: pantagruélica, tarea de la cocinera Graciela Hisa, la que pretende una marca internacional.

• Igual Kirchner vio carruseles y desfile frente al Hyatt, pero se volvió antes, dejándolo a Scioli para la tradición de los silbidos en el anfiteatro griego (quien se salvó de la habitual burla pública porque en la elección de la reina estaba acompañado por su mujer, Karina, y modelos con aspirantes suelen ser respetadas). Tuvo suerte, como en otro desfile: comió sin quemarse un trozo de asado que le acercaron de un carrito humeante y ni fue salpicado por los tomates (como sí los padeció el embajador José Octavio Bordón) o los melones que, no se sabe si por alegría o rabia, hasta las princesas y reinas arrojan sobre el palco principal. También el Presidente, allí, formuló un extraño anuncio. Dijo que Roberto Lavagna viajaba al FMI «sin consigneos, sin contenido», con la exclusiva misión de «desendeudarse». Un castellano patagónico, si alguien busca explicaciones lingüísticas. Lo cierto es que, para traducir, sus frases quieren decir lo siguiente: 1) No queremos acuerdos que impliquen recomendaciones sobre lo que el país debe hacer. Tampoco quiero revisiones. No nos vamos del Fondo, pero no nos revisen. En eso me diferencio de los antecesores. Basta de vigilancia y, por ejemplo, podemos coincidir en la Ley de Responsabilidad Fiscal, pero no en la de Coparticipación Federal. 2) También encomendó buscar alternativas para el roll over y negociar una quita, incorporando al «consigneos» o «desendeudarse» el verbo «alisar». Es decir, bajar las obligaciones para 2009, que es el año en que se concentran los mayores compromisos con los organismos multilaterales. No se pide lo que se exigió de poda a los acreedores privados, pero Lavagna va por Rodrigo de Rato con la intención de una rebaja. Alpiste para el canario ministro: él ya escribió un texto sobre el tratamiento de la deuda hacia adelante que incluye propuestas de quita y otras medidas -control de capitales- para evitar la volatilidad en las economías del subdesarrollo.

• Más que sorpresa: un pariente o amigo, oriental, « turco» como él -aunque árabe como él-, sólo que lleva el mismo argentinismo simplón con que se reunía en una misma y equivocada calificación a hijos presuntos de aquel vasto imperio otomano. Algo semejante a decirles «ruso» a los judíos. Ese amigo, entonces, lo convocó a Jorge Asís, para una cena sencilla en «Sarkis» (al costado de la recova de Posadas), justo el día que el escritor y ex embajador cumplía años. No fueron dos, sin embargo. El atento personaje invitó en secreto a otros (periodistas, magistrados, editores, diputados, hasta funcionarios) en número de 12, cuya identidad se preserva debido a la nada benigna opinión del gobierno sobre el homenajeado. Y tras lo que Néstor Kirchner ha dicho en las últimas horas sobre economistas y algún que otro periodista, es mejor evitar la posibilidad y el mal trance de ser nombrado por la boca presidencial. Finalmente, era apenas el festejo de un cumpleaños.
Lo que cualquiera podía imaginar como una conspiración de trasnoche, en rigor se convirtió en un recorrido por personajes curiosos de la política y aproximaciones al horóscopo chino, tema en el que Asís hace docencia. O hacía, ya que varios de sus conmilitones también revelaron singular versación (gallito del '45, dragoncito del '52, monito del '79), no tanto para descifrar el futuro o explicar el pasado, sino como servicio o recurso para seducir elementos del otro sexo, o del mismo según los gustos. Ya la propia comida del lugar, con tal variedad de aromas, esencias y sabores (desde comino hasta sésamo), carne cruda, asada u horneada, indica una propensión indiscutible a la poligamia en hombres con cultura matriarcal.
Antes de pasar a los platos y al anecdotario de los hambrientos, quizá convenga rescatar de esa tertulia dos informaciones que se apreciarían en cualquier medio: 1) Kirchner se disgustó hasta consigo mismo luego de nombrar al nuevo jefe de la Fuerza Aérea y 2) cómo fue el diálogo entre Domingo Cavallo y Fernando de la Rúa cuando ambos se anoticiaron del resultado del canje de la deuda.

• Aunque es impertinente, cierta gracia barrial produce el «Vulgarcito» con el cual Asís denomina al mandatario, quien -comentaban en la mesa con las entradas que en conjunto se llaman «mezze»- se atacó de furia tras designar a Eduardo Schiaffino como jefe de la Fuerza Aérea. Hubo gritos y enojo -parece que Alberto Fernández ya está un tanto harto de ser testigo de semejantes castigos orales- a quien de su cercanía le recomendó a Schiaffino, hombre cuyo perfil ideológico parece opuesto a la prédica progresista que se emite desde la Casa Rosada. «¿Pero no lo recomendó Horacio Verbitsky?», interrogó con ingenuidad otro asistente. «Jamás Verbitsky recomendaría a Schiaffino, está en las antípodas, tampoco hay que confundirse con esa posible influencia», retrucó el inicial informante. Para agregar: «Sólo la prisa por liquidar al perro pensando que se liquidaba la rabia (léase tráfico de cocaína a España) hizo que Kirchner descabezara caprichosamente la Fuerza Aérea y ascendiese a un oficial con el que no comparte criterios políticos».
Igual, por ahora, no podrá ocuparse de su propio error: el caso Southern Winds y la droga insiste en no desaparecer y, en lo militar, el Presidente tampoco disimula el mal humor por el proceso al jefe del Ejército, Roberto Bendini, a propósito de irregularidades administrativas en el Sur (que se conocían antes de su elevación de rango). Duda entre podar esa cúpula castrense o aguantar, al mejor estilo Carlos Menem, el asedio judicial sobre uno de sus hombres, a quien además de anomalías le reprochan que haya ascendido y mejorado el sueldo de su propia esposa en la institución y que, cuando pasaba por el Ejército regalos de casamiento a los cuales él había sido invitado personalmente, las contribuciones que dictaminaba eran más que módicas. Ni pagaba, ni dejaba pagar, bromeaban en la fiesta. Si bien esta semana Bendini se distraerá con colegas uniformados de Venezuela, su destino parece complicado: lo citan de Santa Cruz este mes y, como las acusaciones para nada comprometen a la provincia (solo la gestión del Ejército), es posible que lo procesen.Y, en ese caso, será la oportunidad para que Kirchner lo pase a retiro junto a otros colegas. Quizá venga otra purga y, si al ministro José Pampuro no le disgusta el reemplazo del actual jefe, se sentirá otra vez si le apartan otra media docena de generales. Es que sobre estos oficiales sí se hace sentir la presión de los organismos de Derechos Humanos.

• Más delicioso fue el relato de un radical, se presume, que conocía al dedillo una sucesión de diálogos entre De la Rúa y Cavallo a propósito del canje. Dispuesto a la « reaparición con vida», el ex ministro de Economía llamó a quien sirviera como ministro anticipándole que escribiría una nota señalando que el nuevo monto de la deuda es similar al que ellos dejaron (De la Rúa-Cavallo) y que, si los intereses políticos que los voltearon no hubieran impedido la segunda etapa de la reestructuración (iniciada el 1 de noviembre de 2001), también los plazos de amortización y los intereses serían idénticos a los que ahora Kirchner sublima como epopeya. Claro, según Cavallo, sin los dramáticos costos económicos y sociales que padeció el país a partir del default y la devaluación asimétrica.
¿Y qué le contestó De la Rúa? «Bueno -continuó el infidente-, Fernando salió a hablar por radio pero sin evaluar, a mi juicio, los datos técnicos ofrecidos por Cavallo. Por no parecer opositor a la salida del default, evitó las cifras, dijo sencillamente que si lo hubieran dejado en el gobierno, él también habría logrado resolver el tema.» O sea, fue blando y evasivo. «Tanto -siguió el hombre- que a Cavallo, en el medio de la charla económica, le pidió información por la presentación que el ex ministro en su momento hizo en la OEA por persecución judicial (recordar que estuvo detenido), ya que él también quiere utilizar ese recurso: está inflado con un tribunal que todavía le cuenta las costillas por el caso del jardinero que trabajaba en su quinta y estaba inscripto como empleado de la Legislatura.» La vuelta al radical obligó a otra relación: la despistada tontería de la reina de Inglaterra que, al homenajear al guitarrista Eric Clapton, le preguntó a qué se dedicaba. Con De la Rúa, afirmaban, ocurrió algo parecido, ya que recibió a los Rolling Stones y mientras estaban charlando le preguntó a uno de sus vecinos: «Decime, ¿quién es Mick Jagger?».

• Pasó el tabbouleh ( ensalada con hierbabuena y menta), dos clases de purés ideales para untar en el pan de pita (caliente y envuelto en servilletas) basados en garbanzos y berenjenas, tambiénfalafel (pasta de garbanzos frita), cerrando -al menos uno que comió esas entradas- con «labban» que los incultos identificaban como mendicrin. Después vino lo fuerte («kebbe», «kefte» -dos largos tubos de carne de cordero condimentado-, arroz a la persa imprescindible para los chiitas, y una especialidad para sibaritas: tripa rellena con carne y arroz, pero cuyo secreto son las hierbas y especies que lo mejoran) al tiempo que Asís contaba el lanzamiento de su página personal por Internet, con una columna -entre otros aderezos, para seguir en la gastronomía- cada dos días.
«¿Y no tenés miedo de que te la fulminen con un virus oficial?» «Estamos tomando precauciones, pero no creo que lleguen a esos extremos, sobre todo ahora que a 'Vulgarcito' le va tan bien con la economía de Lavagna», respondió el autor. Para que un experto añadiera: «Ya con la Internet estamos fritos, pues no sólo el gobierno o los servicios participan en todas las transmisiones que les importan (o sea, graban los mails como si fuera un teléfono), sino que desde este mes las empresas privadas ya están en condiciones, inclusive legales, de poder hacer lo mismo». Se discutió sobre la violación a la intimidad, los problemas de competencia, discursos obvios de una realidad: cualquiera está desnudo ante el que desee observarlo.

• Un narrador, en ocasiones, no transmite el clima. Razón por la cual puede suponerse, hasta ahora, que la cena no tuvo humor. Al contrario, fue divertida y gran parte del humor lo aportaron los recuerdos sobre el ya muerto menemista Rubén «el buscapié» Cardoso (quien alguna vez fue al programa de Mariano Grondona con gafas sin cristales para semejar un intelectual) y otro peronista, el ex gobernador santiagueño Carlos Juárez, sobreviviente de varias muertes (políticas). De este personaje se relató un homenaje a Evita, en el Senado, que él mismo protagonizó. Decían que Juárez empezó su discurso señalando a la Evita que en 1947 convocaba a las juventudes del partido y, entre la muchachada, mencionaba al «joven Juárez». Siguió luego con Perón, quien ya en 1950, en un congreso multitudinario, preguntó por el « joven Juárez», para seguir que pocos meses antes de su muerte, Evita se reunió con una asamblea de abogados y allí mismo interrogó por la ausencia del «doctor Juárez». Lo que obligó, en el medio de la perorata del entonces senador, la intervención de su colega partidario Oraldo Britos, que planteó: «Yo creía que estábamos asistiendo a un homenaje a la compañera Evita, no al joven Juárez».
Cuando terminaron las risas, vino una observación sobre las últimas elecciones en esa provincia que perdió el justicialismo: hubo todo tipo de culpables en el PJ, de Kirchner al interventor Pablo Lanusse, pero en ningún lado se mencionó a quien propuso la intervención -a propósito, en poco tiempo se conocerán investigaciones sobre la concesión de obras públicas, casualmente siempre dirigidas a los mismos grupos- y al interventor: Eduardo Luis Duhalde, quien asiste al mandatario en Derechos Humanos. Pasó por los comicios como si no hubiera tenido que ver, más o menos como pasó por el menemismo.

• De esa bucólica noche al caluroso fin de semana de la Copa Davis, con triunfo argentino y, al margen de tribunas colmadas, una vida diferente en el vip con más de 20 mesas, una larga de buffet froid y visitantes de distintos orígenes. Mucha gente de la energía, de Juan José Aranguren de Shell a Daniel Risso y Tomas Hess de Esso, Mariano Grondona, Santiago Soldati, el embajador de los Estados Unidos Lino Gutiérrez y el subsecretario del área que más le importa a esa poderosa nación: Cristian Folgar. También hubo chorizos y sandwiches de carne, igual que unas lindas damas -en particular- que tocaban la flauta traversa y la viola.
Bajo el sol o las sombrillas, una novedad inquietante: hoy trabajan a pleno las cuatro grandes destilerías -así se lo plantearon a Cameron- de la Argentina ( Petrobras, Bahía Blanca; Shell, Dock Sud; Esso, Campana y Repsol, Ensenada), pero ese cuarteto deberá entrar en suspenso a partir de marzo, ya que cada una de ellas sufrirá un proceso de rehabilitación y mantenimiento. Entonces, para esa fecha, si se mantiene el nivel industrial, habrá escasez de gasoil en el país (y, por lo tanto, habrá que importarlo a un precio superior en casi 50% al actual). Anuncio que ya conoce respuesta: una airada reprimenda de Kirchner a pesar de que estos planes ya se habían anunciado con bastante anticipación. ¿Qué sugieren las compañías? Entienden que en ese trimestre de reparaciones, el Estado puede importar el fluido y no cobrar los impuestos por esa compra, de modo que se mantendrían el suministro y el precio. Folgar observó atento, no respondió, imagina que Lavagna -además de no querer-ofrecerá otra variante.

• Más del embajador de EE.UU.: la noche anterior estuvo en San Isidro, en el salón «El Tilo» -en homenaje a un hermoso árbol ubicado en el medio de esa plaza de festejos-, donde se entregaron 4 premios a distintas figuras por la lucha contra la droga (en general, policías). ¿De qué se podía hablar si no era del tráfico a España?, aunque los 60 kilos en Madrid parecían insignificantes con los 180 que capturó un oficial galardonado. Aun así, entre la audiencia, dominaba Southern Winds y la causa, sobre todo porque abundaban magistrados: Claudio Gutiérrez de la Cárcova, Nicanor Repetto, Gustavo Losada (camaristas), el juez Patricio Santamarina y los fiscales Raúl Plée y Pablo Quirosa.
También el jefe de Policía, Néstor Vallecas. Es que nunca hubo mejor momento para estar con los Estados Unidos y con el delegado de la DEA en la región, Anthony Greco.
Hubo salmón de entrada con mousse de palta, luego un lomo envuelto en panceta, se culminó con un helado y dos interrogantes que preocupan:
1) como coletazo del « episodio» Southern Winds, han complicado a un alto funcionario de la Aduana que, al parecer, era la niña mimada de los especialistas contra la droga, de los uniformados y de la Justicia. Más que pedir por él, ninguno cree en su complicación. Se teme una cuestión política; 2) lo que pocos saben es que, en la provincia de Buenos Aires, avanza la venta a un peso de un derivado de la droga que, al quemarse, queda pegado en la cacerola. Los traficantes raspan, trituran ese desecho y lo colocan a precio insólito en el mercado: se reconoce que es peor que el «crac», produce más daño cerebral.

• Vamos a terminar con un chiste suave. Una joven, antes de casarse, quiere despejar una duda: el sexo, ¿es una tarea que la mujer debe encarar como una obligación, o es un placer? Como es de fe cristiana, lo primero que se le ocurre es consultar a su cura párroco. El sacerdote le responde:

-Hija mía; yo puedo decirte qué es pecado y qué no lo es, pero tu duda lamentablemente no puedo resolverla.


Obviamente insatisfecha, la chica sube en la escala jerárquica de la Iglesia, y sucesivamente consulta al obispo, al arzobispo y hasta a un cardenal. La contestación de los altos prelados es similar a la del curita. Finalmente, un amigo judío le dice:


-¿Por qué no consultás a mi rabino? Es muy inteligente, muy sabio y puede darte otra visión de la cosa.


Y allí va la chica, a la sinagoga de su amigo, y le pregunta:


-Rabino: el sexo, ¿es un trabajo o es un placer?


-Mirá, debe de ser placer, porque si fuera un trabajo mi mujer ya se lo habría pasado a la mucama...

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