15 de septiembre 2008 - 00:00

Charlas de quincho

Tres cumpleaños (dos peronistas, uno radical) fueron lo más saliente de las reuniones de esta semana. Un veterano ex senador -que no renuncia a un hipotético retorno-convocó a gente aparentemente irreconciliable; el otro peronista, en cambio, fue algo más sectario. Sin embargo, el más excluyente -al menos en lo político- fue un ex gobernador y candidato a presidente radical. En una de esas reuniones, el jefe de Gabinete prometió «sorpresas» en un cuestionado organismo. Veamos.

Antonio Cafiero con el duhaldista Fernando Galmarini y el ultrakirchnerista Carlos Kunkel. Daniel Scioli, uno de los gobernadores que estuvo en cumpleaños 86 de Cafiero. El otro, Juan Manuel Urtubey (arriba). Moisés Ikonicoff junto al ruccista Osvaldo Agosto. Teresa González Fernández junto a Alberto Iribarne (al medio). Mirtha Legrand y la empresaria hotelera María del Carmen Alvarez Argüelles en la celebración el cumpleaños 60 del ex gobernador de Río Negro Horacio Massaccesi (abajo).
Antonio Cafiero con el duhaldista Fernando Galmarini y el ultrakirchnerista Carlos Kunkel. Daniel Scioli, uno de los gobernadores que estuvo en cumpleaños 86 de Cafiero. El otro, Juan Manuel Urtubey (arriba). Moisés Ikonicoff junto al "ruccista" Osvaldo Agosto. Teresa González Fernández junto a Alberto Iribarne (al medio). Mirtha Legrand y la empresaria hotelera María del Carmen Alvarez Argüelles en la celebración el cumpleaños 60 del ex gobernador de Río Negro Horacio Massaccesi (abajo).
  • Eufórico porque puede todavía juntar lo irreconciliable de la política criolla, Antonio Cafiero abrió la casona de la calle Clemente Onelli de San Isidro para celebrar su cumpleaños 86, fiesta tradicional que el ex senador había hasta postergado años anteriores, cuando los políticos se sentían forzados a mostrarse en sordina o sin mucha ostentación. Se justificaba el entusiasmo porque bajo el mismo techo -más bien los mismos árboles del inmenso jardín de la casa familiar en donde Cafiero crió una decena de hijos- se entretuvieron personas y personajes que antes no podían ni verse. Lamentó al final el cumpleañero, en el fondo un piadoso cristiano, que no surgiera ninguna reconciliación. Por ejemplo, Daniel Scioli y Felipe Solá, que han ido mejorando la relación desde que el gobernador heredó el cargo del diputado y desde que éste ha comenzado a remontar en las encuestas con el proyecto de pelear de nuevo en las grandes ligas, bien para la presidencia -como presume en reportajes- bien para un regreso a la silla de La Plata.
    En extremos del amplio parque, Solá compartió la fiesta con su actual esposa, Helena Chávez, y también con su ex mujer, Teresa González Fernández, hoy una abanderada del albertismo y saludada por todos con énfasis inaudito. También con Carlos Kunkel, con quien Solá no se saludó, herido por los insultos casi en público con que lo atizó cuando éste votó contra el proyecto de retenciones móviles en la Cámara de Diputados. También en rincones separados, Kunkel miró de reojo cómo se divertía Osvaldo Agosto, veterano ladero de José Rucci cuando lo asesinaron, quien festejaba el pedido de Hugo Moyano de que se reabra la investigación de aquella muerte como delito no prescrito o de lesa humanidad. «Cuando cambie la situación, van a tener que poner una carpa en los juzgados de Comodoro Py para juzgar a los montoneros», se regocijaba Agosto en un grupo donde lo escuchaban el ex vicecanciller Eduardo Valdez y Miguel de Unamuno, ex ministro de Isabel. La moda de hablar de Rucci viene por la aparición de un libro del periodista Ceferino Reato que plantea los enigmas de aquella atrocidad que hirió a Juan Perón y que, según algunos, precipitó su declinación física.  

  • Más cerca de los problemas actuales, Scioli y Solá se consolaron de sus cuitas: el diputado como madrina de un grupo de legisladores que pueden llegar a ser los árbitros del quórum en la Cámara; el gobernador, en su puja con los gremios que mortificaron a Solá hasta que dejó el cargo. Piden aumentos cuando saben que no hay dinero. Los dos coincidieron en cómo mucha espuma proselitista baja cuando hay que enfrentar los problemas, por ejemplo, como le ocurre a Hermes Binner, destino de un camionetazo en Casilda durante el fin de semana protagonizado por dirigentes agrarios que hace tres meses lo tenían al gobernador de Santa Fe como uno de sus voceros. Binner envió un proyecto de aumento del impuesto inmobiliario rural -recurso que han adoptado otros mandatarios provinciales para superar la caída de la recaudación de tributos por la inflación- que eleva, según Eduardo Buzzi, hasta lo insoportable la carga sobre la gente de campo. El sábado, Binner y sus ministros debieron responder a las quejas de Buzzi y otros dirigentes que dicen que hay casos en los que los impuestos suben de 1 a 8 sin contemplar la crisis del sector. Binner insiste en que no va a dar marcha atrás con ese proyecto que les hace decir a los ruralistas que el gobernador dialoga sólo cuando le conviene.
    Las colas para servirse los sándwiches de lomito que ofreció Cafiero en la fiesta del sábado a mediodía fueron la gran mezcladora de la biodiversidad peronista, entre la que se encontraba otro gobernador del oficialismo como Juan Manuel Urtubey (quien por estar allí se perdió la otra megafiesta de cumpleaños del fin de semana, los 70 años del bodeguero Arnaldo Etchart, en su provincia, Salta). Este mandatario, que llegó al cargo peleando solo contra el heredero de Juan Carlos Romero y con una ayuda a desgano de la Casa de Gobierno, que ahora lo quiere mostrar como estrella propia, aprendió la lección. Ha comenzado un armado nacional de fuerza propia que arranca en la Capital Federal, convocando a jóvenes. Tiene el gran llamador que es la música y el vino y organiza peñas en la casa de Salta en la Capital Federal, adonde asisten dirigentes de todas las veredas del peronismo. Aun aquellas demonizadas por los Kirchner, que son en realidad todas las que no se encuadren en el pingüinismo extremo.

  • En esos encuentros de políticos a los que une sólo ser amigos de Cafiero, los presentes aprovecharon para aclarar en qué andan y en qué no andan.
    Jorge Telerman, que fue vocero del ex senador, insistía en que no es cierto que esté atando una candidatura porteña con Néstor Kirchner. Cafiero igual le alzó el brazo y pidió «un aplauso para el candidato permanente». También desmentía fantasías de cargos el ex ministro Alberto Iribarne. Renunció, dijo, a ser embajador en el Vaticano, pero también a cualquier otro cargo que quieran ofrecerle del kirchnerismo. Prefiere dedicarse a la burocracia partidaria en la Capital junto a Alberto Fernández, y a su campo en Corrientes, actividad que dice nunca debió desatender.
    Sobre los enigmas de la muerte de Rucci ensayó algunas pistas, expresadas en tono irónico, el peronista Agosto, que acompañaba al jefe de la CGT el día del asesinato. Por ejemplo, ¿qué tuvo que ver en esa muerte Lorenzo Miguel, que heredaría el mismo puesto en la UOM? Agosto recordó que el 31 de agosto de 1973, como cierre de la campaña electoral de la fórmula Perón-Perón, desfilaron durante ocho horas ante el matrimonio de candidatos grupos de sindicalistas y también de montoneros, que venían ya enfrentados desde los hechos de Ezeiza. En ese desfile, los montoneros se dedicaron a chiflar a Rucci, pero no a los demás que estaban en el palco (Isabel, Perón, López Rega, Osinde, Lorenzo Miguel), con tanta violencia que el jefe de la CGT se retiró del palco. Desde ahí se habló de un pacto de no agresión entre Miguel y los montoneros. Como anécdota, recordaba Agosto que López Rega le decía a Perón que los montoneros que nunca terminaban de pasar eran los mismos que daban la vuelta a la manzana y volvían a desfilar para simular cantidad. «No se engañe, Lopecito, son muchos, no dan la vuelta como usted dice, pero ojo, estos muchachos no son de los nuestros.» Entre los enigmas de la muerte, que no escucharon ni Kunkel ni Juan Carlos Dante Gullo (otro ex montonero), que se refugiaron en el otro extremo del jardín, señalan lo que pudo hacer un sobrino de Rucci para facilitarles, sabiéndolo o no, la tarea a los victimarios, y todo lo que sabe y guarda hasta hoy una ex secretaria de Rucci, de nombre Virginia, que se alejó del sindicato a la muerte de su jefe.   

  • Los presentes abarcaron el padrón más amplio del peronismo, desde el funcionario de medios Enrique Albistur hasta Eduardo Amadeo, pasando por Daniel Basile; Julio Aurelio (encuestador, no dirigente); Oraldo Britos; Mario Brodersohn (que anunció que iría con Raúl Alfonsín, pero llegó solo); Carlos Campolongo; Jorge Castro; Daniel Castruccio; la diputada Diana Conti con su esposo, Ernesto Drackman (que se abstuvieron de cantar la marcha peronista bajo la mirada censora de los demás; no saben cantarla, recordó uno, si vienen del PC...); el abogado Joaquín Da Rocha; los diplomáticos Rafael Delpech, Juan Archibaldo Lanús y Jorge Hugo Herrera Vegas; Rodolfo Frigerio; Abel Fleitas Ortiz de Rozas.
    Muchos miraban a Magdalena Faillace, de moda porque quiere dedicar la Feria del Libro de Francfort a «íconos» polémicos de la argentinidad como Eva Perón, el Che Guevara, Gardel y Maradona. Cafiero, en su discurso de agradecimiento, le dedicó un párrafo: «Magdalena Faillace, no sigás buscando íconos para la feria del libro. ¿Por qué no le preguntás a Pacho O'Donnell que sabe de eso?» El ex senador O'Donnell, presenteen la fiesta, se sonrojó al verse señalado (es el secretario de Cultura en las sombras de Scioli). Hombre de libros, Alieto Guadagni promete primicias sobre otra antigualla, la pelea «Braden o Perón» en un libro con ese título que aparece en pocas semanas y para el cual usó documentos secretos de la diplomacia de Washington sobre los cuales logró levantar la clasificación que tenían hasta ahora.

  • Con más amigos que nunca, Fernando Galmarini insistía en que ser el suegro de Sergio Massa (extrañamente ausente del cumpleaños; había invitado, como otros que no fueron y mandaron saludos: Eduardo Duhalde, José Manuel de la Sota, Ginés González García y al sindicalista del campo Gerónimo «Momo» Venegas) no le impedirá seguir diciendo lo que le parezca del gobierno Kirchner, y no se separó del retornado Moisés Ikonicoff, arrepentido de su aventura junto a Elisa Carrió. Trataban de encontrarle otra lógica a la lista de invitados que superase la idea del amontonamiento de hombres como el dirigente Oscar Lescano y el ex diputado José Luis Manzano, el juez de la Corte Juan Carlos Maqueda, el recaudador Santiago Montoya, el economista kirchnerista Carlos Leyba, Carlos Mosse, Alicia Pierini, Lorenzo Pepe, los ex belicistas monseñor Osvaldo Musto y Enrique Rodríguez, el embajador en el Paraguay Rafael «Balito» Romá.
    Lo único que logró unirlos fue el abrazo a Cafiero, que lo necesita porque espera que alguno de los presentes lo ayude a rehabilitarlo en política, adonde cree que tiene una misión, y superando en veto kirchnerista para que ocupe cargos. También el comentario de Víctor Laplace cuando habló antes de que soplase las velitas y, como viejo caricato que es, ensayase el oficio de recitador. Entonó un soneto de Bernárdez preguntándole a Cafiero.: «Antonio, ¿ésta no es la historia del peronismo? Mire Antonio si no es la historia del peronismo: 'Si para recobrar lo recobrado/ debí perder primero lo perdido,/ si para conseguir lo conseguido/ tuve que soportar lo soportado, (...)
    Porque después de todo he comprobado/ que no se goza bien de lo gozado/ sino después de haberlo padecido'».
    Con tanto peronista sin cargo, hubo seguimiento de destinos ajenos. Por ejemplo, la incorporación al Grupo Fénix del ex titular de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia José Sbatella. El ex presidente de la CNDC fue invitado a sumarse por Abraham Gak y también se comenta un futuro acercamiento a la CGT que conduce Hugo Moyano. También las peripecias de otra familia nueva en política, los Narodowski. El más encumbrado, Mariano, es el ministro de Educación de Macri. El otro, Patricio, es el flamante jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Ciencia y Técnica de la Nación. Allí llegó luego de abandonar a Eric Calcagno, cuando éste estuvo en la Subsecretaría pyme. Patricio Narodowski alcanzó su nueva función gracias a que conoce a Lidia Rodríguez, actual subsecretaria del ministerio de Luis Barañao, cuando ella dirigía el programa Mi PC en el Ministerio de Economía.   

  • Se dispersaron pronto algunos de los invitados estrella. Solá corrió a La Plata, en donde compartió la mesa por la noche junto al ministro del Interior, Florencio Randazzo, hombre que supo ser de él cuando era gobernador, pero que trasladó la querencia a Olivos. Junto con Randazzo encabezaron una cena con 400 invitados para otro cumpleaños, el del jefe del bloque de diputados kirchneristas en la Legislatura provincial, el platense Raúl Pérez. Fue en el local La Enramada, llovieron no gasoil, sino Chandon y Luigi Bosca, hubo una espectacular bandejeada de frutos de mar, luego mollejas en salsa de espárragos, un lomo básico -más apto al paladar peronista- y helado de americana con merengue italiano y detalles multicolores para el postre. No estaba Daniel Scioli, sino su hermano José, ministro gravitante, junto al jefe de Gabinete Alberto Pérez; el presidente de la Corte, Carlos Soria; el intendente platense, Pablo Bruera, y una ristra de dirigentes: Guido Lorenzino, a quien «Pepe» presenta como el Kunkel del sciolismo; Emilio Monzón; Franco La Porta; Juan Amondarain; Martín Ferré, y Fernando «Chino» Navarro, casi todos legisladores entretenidos en estas semanas con la interna del PJ bonaerense, asunto en el que Alberto Balestrini no termina de convencer como jefe a pesar de lo cual, magias del kirchnerismo, Randazzo lo defiende tal lo indica su oficio: perro guardián de las decisiones del matrimonio.
    En esa mesa Alberto Pérez explicó por qué Massa no había estado en el cumpleaños de Cafiero al mediodía; se quedó en Mar del Plata desde el viernes, después de asistir a un acto en esa ciudad con Scioli. Por la noche, Pérez compartió una cena con Massa y su equipo íntimo (Amado Boudou, «Juanchi» Zabaleta, Pablo Fontdevila), el intendente de Mar del Plata, Gustavo Pulti, y algunos sciolistas que habían participado de un seminario cultural en el cual había hablado Jorge Telerman. Massa en esa cena se rió de quienes dicen que no está firme en su cargo de jefe de Gabinete, que está afuera de la mesa de las decisiones de Olivos y que perdió la guerra cultural con la pingüinera. Algunos bajaban la cabeza como evitando pedirle alguna prueba de esos triunfos. Ahí fue cuando Massa dijo que tienen que esperar para los próximos días noticias importantes en el INDEC, que hoy domina sin controles Guillermo Moreno.
    Cortó algo la espesura política del encuentro la presencia del abogado especializado en transportes Marcelo García Salinas (ocupó la subsecretaría en la presidencia fugaz de Adolfo Rodríguez Saá), a quien acompañó una de las estrellas más deseadas del show business local, la vedette María Eugenia Ritó, que les recordó a los presentes que efectivamente existe otra vida.

  • País sectario y poco tolerante: así como en el cumpleaños de Cafiero no hubo ni un radical, tampoco hubo peronistas en el otro cumpleaños político del sábado, el que organizó el ex gobernador Horacio Massaccesi en el hotel Madero de la Capital Federal por sus 60 años. Con más familia que políticos, si hubiera ido Miguel Pichetto, senador rionegrino que se disculpó, se hubiera mitigado la carga de radicalismo que hubo esa noche. Se mezclaban operadores discretos de ese partido como Oscar Machado, ex diputado que es vicepresidente de la convención del partido y está armando las pillerías que se van a ver en la reunión de Córdoba, donde se van a enfrentar el ala que hoy manda, Gerardo Morales-Ernesto Sanz, con el alfonsinismo, que cree tener una nueva oportunidad si vuelve Julio Cobos a la UCR. Este quiere retornar como jefe, algo que el resto no le quiere conceder sino a cambio de alguna cuota en la nueva nómina de conducción. Junto a otros alfonsinistas, como el ex diputado Marcelo Bassani, festejaron a este Massaccesi que parece retirado de la política pero que mantiene vigencia. Algo que se probó en las mesas principales, en donde se sirvió el exquisito menú de hojaldres de avellanas, carne de salmón rosado al curry y que terminó animado por minirrecital del perenne Raúl Lavié: una de ellas estaba presidida por Mirtha Legrand, acompañada por la propietaria del hotel Costa Galana, María del Carmen Alvarez Argüelles, y el productor de cine y petrolero Jorge Estrada Mora con su esposa Nancy, que conduce la fundación La Casita de Colores, dedicada a atender víctimas de la violencia familiar en el partido de Moreno. Otra por el presidente de la empresa Isolux, Luis Delso, con intereses en los proyectos más entrañables del oficialismo como el tren bala o la operación de la usina a puerta de mina en el yacimiento de Río Turbio.
    Todos entremezclados con la flor y nata del radicalismo rionegrino, como el intendente Jorge Ferreira, el ex jefe del bloque UCR Fernando Chironi o amigos del festejado, como Jorge Asís o el petrolero Marcelo Güiscardo, padre de la nadadora Liliana Güiscardo, que representó al país en las Olimpíadas de Pekín. Güiscardo, ex Repsol YPF y ahora en la actividad como empresario independiente, acompañó a la chica y explicó los resultados de la delegación argentina en términos incontestables: su hija tiene el récord argentino y sudamericano de 50 y 100 metros en la especialidad pecho. Por eso fue a Pekín; allí repitió las marcas, pero salió número 33 en la clasificación general. Las diferencias en condiciones de trabajo y de entrenamiento explican las diferencias con quienes sacaron las medallas de oro. ¿Qué destino le queda a un nadador? Seguro que seguir afuera del país; la hija de Güiscardo tiene ofertas de continuar su carrera en Brasil, amparada en una cláusula de la federación mundial que les permite a los equipos de un país anotar hasta a dos extranjeros.   

  • Entre tanto radical circularon noticias alentadoras de la salud de Raúl Alfonsín, quien se disculpó por no asistir a las fiestas de Cafiero y de su amigo Massaccesi, aunque se lo registró el viernes por la noche en una parrilla con un grupo de sus amigos más cercanos organizando además la convención partidaria.
    También nos enteramos allí que aprovechará como relanzamiento de su sector el acto que le hará Julio Cobos en el Senado para entregarle uno de los famosos premios Sarmiento que tan útiles le fueron a Daniel Scioli (quien los creó cuando era presidente del Senado) en su carrera política porque le permitieron hacer actos público de gran resonancia entregándole ese cartón a un seleccionado de ricos y famosos (entre ellos Mirtha Legrand y el cantante Sandro). Cobos le va a entregar el premio Sarmiento a Alfonsín como reconocimiento por los 25 años de democracia con la singularidad de que el acto no se va a hacer en el salón principal de la Cámara, sino en el recinto de sesiones.
    Alfonsín se va a sentar en la banca que ocupó en el Senado fugazmente entre 2001 y 2002; la dejó atacado por una depresión que le hizo decir que era inútil haberla ocupado, algo que no comparten otros, como Fernando de la Rúa, quien sigue creyendo que Duhalde y Alfonsín como senadores fueron los promotores de su salida anticipada del gobierno en diciembre de 2001. Alfonsín va a volver a sentarse en esa banca para recibir un premio en un acto al que quiere Cobos que asista Cristina de Kirchner. Si la Presidente va, es un logro de Cobos mostrarse con ella en la silla del voto «no positivo»; si no va, le dará la oportunidad para volver a acusarla de intolerante.
    Sobre festejos, algo que parece ser la actividad principal en estas horas de los políticos, comenzaron ayer los del cumpleaños 71 de Fernando de la Rúa, que en realidad es hoy lunes 15. Arrancaron ayer con un asado con unos 70 invitados en la chacra familiar de Villa Rosa, la mayoría familiares y con minoría extrema de políticos, cuyos detalles se contarán, junto con las celebraciones que habrá hoy en esa residencia, en la edición de Quinchos del lunes que viene.

  • Comida en el Piano Nobile del hotel Park Hyatt en el Palacio Duhau convocada por el editor de la revista «Arte al Día Internacional» para un grupo de invitados que se enteraron de que el anfitrión, Diego Costa Peuser, estaría ausente, retenido en París, como cuadra a su oficio. Lo reemplazó su segundo, Gastón Deleau, en el agasajo al mexicano Agustín Arteaga, actual director del poderoso Museo de Ponce en Puerto Rico que prestó gran parte de las esculturas de Rodin que se exhiben en el Museo Decorativo, y que dirigió los primeros pasos del Malba hasta que junto con la crisis de 2001 se devaluó su sueldo (como el del resto de los argentinos). La presencia en el país es para el cierre de la megamuestra de Rodin, que termina con colas de dos cuadras por el éxito que ha tenido. No era la noche de los museos, pero parecía, porque fue el tema dominante. Para comenzar, se habló de la remodelación de la Fundación Proa de La Boca, que financia Techint, empresa que goza con la inversión en cultura, apenas unos dulces centavos si se coteja con los miles de millones de dólares que perdió con la estatización de la firma en Venezuela.
    Proa abrirá sus puertas en noviembre, pero gente informada anunció que acaso le gane de mano Amalia Fortabat, que ha postergado una y otra vez durante años la inauguración de su propio museo en Puerto Madero. Hasta hoy, un sueño incumplido. La frustración, aseguraron, se debe a razones de lo más variadas. Para comenzar, una operación de cadera que la tuvo a maltraer, malestar que agravó la simultánea despedida de la presidencia del Fondo de las Artes (otro de los recuerdos que dejó de su gestión Torcuato Di Tella) y, finalmente, lo peor: las inundaciones que asolaron el bellísimo edificio del Dique 4 de Puerto Madero, que aunque lleva la firma de Rafael Viñoly, autor del Foro de Tokio, no la pegó con la prevención de este tipo de cataclismos. Un dato curioso es que el edificio de Proa situado junto al Riachuelo flota, igual que una barca. Ahora, confirmaron, Amalita está buscando director y el candidato sería el coleccionista y experto en arte antiguo Angel Navarro. Se agregó lo obvio, que puede ser que Buenos Aires no tenga un museo de arte moderno, y que la reapertura «inminente» del MAMBA porteño recién se concretaría en 2010.
    Parecía la noche de los recuerdos. Florencia Rodríguez Giavarini, sobrina del ex canciller, Adalberto, dueña de una consultora de arte, no podía creer las historias de su tío cuando le aseguraron que cuidaba como un padre a los soldados que tenía a su cargo cuando estaba en el ejército, y que años más tarde se vestía como un hippie con pelo largo, para luego volver a la ortodoxia de pelo corto.   

  • La semana se completó con algaradas solidarias como la clásica cena a beneficio de Fundaleu. Récord de participación: mil personas en el Alvear. La invitación decía «Black tie», pero 70% estaba en default, por utilizar una palabra de moda hoy en los mercados. Este evento cuenta con la particularidad de que un famoso sirve cada mesa. Así, circularon Susana Giménez, Carolina Ardohain (Pampita), Mirtha Legrand. Entre empresarios se veía a Alejandro y Bettina Bulgheroni, Gerardo Werthein, Sebastián Eskenazi luciendo corte de pelo total (rapado), Cristiano Rattazzi, que atendía una mesa, Julio de Marco (Ferrari), Santiago Soldati, Tato Lanusse, Ernesto Gutiérrez, Teddy García Mansilla con Verónica Pueyrredón, Germán Neuss, Mariano Grondona, Enrique Llamas y Alejandro Roemmers. Los únicos dos empresarios sin esmoquin eran Soldati y Gutiérrez. El primero de ellos le recriminaba a su mujer que no le hubiera avisado del detalle. Las famosas que más vendieron fueron Natalia Oreiro y Susana Giménez. Cartier donó dos relojes que fueron subastados. Uno lo compró Gerardo Werthein en dos mil dólares y luego lo compró Alejandro Roemmers, que lo dona a la fundación de Bettina Bulgheroni. Pero luego Werthein se llevó también el segundo en 5.990. Este último reloj lo dona nuevamente, pero en el momento de hacerlo le «sugiere» a Alejandro Bulgheroni que lo compre en u$s 6.000 y repite la donación.

  • Vamos a cerrar con un chiste fuerte y corto, pero contundente. Una madre le dice su hija adolescente:

    - Nena, estoy muy preocupada: me dijeron varias vecinas que te estás acostando con tu novio...

    Y la nena responde:

    - Ay, ma... ¡cómo es la gente de chismosa! Una se acuesta con cualquiera y ya dicen que es el novio...
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