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El rastro del dinero

El secretario del Tesoro Paul O'Neill ha elogiado a los ministros de Economía de las principales naciones industrializadas quienes han presionado a sus instituciones financieras para que bloqueen las cuentas asociadas con la lista. "Todos dijeron, sin excepción: 'Haremos cuanto sea posible para ayudar a EE.UU.'", comenta. "Sumas importantes de dinero han sido congeladas". Alemania embargó las cuentas de 13 sospechosos, aunque Darkazanli es el único que aparece en la lista de los 27 elaborada por el gobierno. Gran Bretaña congeló 68 millones en cuentas de individuos y entidades que figuran en la lista.
Pero el gobierno señala que no sólo las grandes democracias han cooperado. El Banco Central de Pakistán ha ordenado a sus bancos bloquear las cuentas de Harakat ul-Mujahedin, un grupo que lucha contra el dominio que la India tiene sobre Cachemira y que figura en la famosa lista. Y en la persecución financiera también han participado una larga lista de naciones que incluye a China, Colombia y Costa Rica.
Pero a pesar de este progreso inmediato, los expertos en terrorismo advierten que será difícil rastrear el flujo de dinero de bin Laden y aún más cortarlo definitivamente. Se cree que su dinero está diseminado en hasta 55 países y eso crea problemas logísticos y políticos que dificultan su detección por parte de EE.UU. El flujo pareciera moverse subrepticiamente, utilizando a menudo medios informales de contabilidad. Y para complicar aún más las cosas, gran parte de su capital se encuentra camuflado tras la fachada de negocios e instituciones de caridad que en apariencia se ven legítimas.
La lista del gobierno de Bush incluye grupos con contactos comprobados con el terrorismo. El enfoque es lógico, aunque según los expertos resulta poco efectivo. Al-Qaeda parece mover casi todo su dinero a través de la gran variedad de negocios que bin Laden posee en rubros como la agricultura, la construcción y las inversiones financieras. Los investigadores llaman a esto "lavado de dinero inverso", porque los fondos comienzan siendo limpios y terminan utilizándose para actos criminales.
Bin Laden podría incluso tener un banco propio para financiar sus actividades terroristas. En un informe del Comité Bancario del Senado de la semana pasada, el senador Carl Levin, demócrata de Michigan, presentó evidencia de que bin Laden utilizó un banco sudanés llamado Shamal Islamic Bank, del cual posee acciones mayoritarias, para distribuir fondos utilizados en los atentados de 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania.
Una vez que bin Laden tiene dinero en uno de sus bancos controlados, le resulta fácil hacerlo circular por las instituciones financieras de EE.UU. "Para cuando el dinero llega aquí, podría ser de cualquiera", señala Alan Cohen, un ex fiscal federal especialista en fraudes financieros. Y podría terminar siendo utilizado con cualquier fin. En un testimonio sobre los atentados a las embajadas, un colaborador de bin Laden dijo que compró un avión para su jefe con 250.000 dólares recibidos por transferencia electrónica desde el banco Shamal a su banco en Texas.
Incluso si EE.UU. recibe amplia cooperación en su esfuerzo por congelar las cuentas, la campaña no tendrá más rigor que el que le puedan brindar sus aliados. Bin Laden siempre encontrará naciones que carezcan de voluntad o de medios para perseguir sus fondos y congelarlos. Si es verdad que Atta recibió una transferencia clave de Egipto, y si bin Laden posee intereses bancarios en Sudán, esas naciones deberían asumir un papel activo en esta campaña.
Pero incluso los países que se muestren listos para cooperar bin Laden puede utilizar las fronteras para llevarle siempre la delantera a los investigadores. "Sólo se tarda cinco minutos en depositar 1 millón de francos franceses en una cuenta holandesa, y otros cinco minutos en transferirlos a una cuenta en Gran Bretaña", advirtió un informe sobre el financiamiento terrorista elaborado por el gobierno francés. Pero "para el juez que investiga el movimiento de dicho dinero, le llevará seis meses conseguir una orden judicial que autorice la inspección de cuentas en Holanda, un año en Gran Bretaña, y seis meses más en Suiza -y al final del camino descubrirá que los fondos sospechosos ya han sido transferidos y que se ha cerrado la cuenta".
El gobierno de Bush promete expandir su lista de 27 sospechosos en las próximas semanas. Probablemente llegue a incluir negocios legítimos que los investigadores consideren fachadas de grupos terroristas. Esto podría ser una medida necesaria, pero ha resultado históricamente difícil encontrar una conexión terrorista en estos casos.
Una semana antes del ataque al World Trade Center, la Fuerza de Tareas Antiterroristas del Norte de Texas allanó las oficinas de InfoCom, una compañía de informática ubicada en las afueras de Dallas, y embargó 70.000 dólares en activos. Los investigadores sospechaban de InfoCom desde que supieron que había sido fundada con un capital de 250.000 dólares pertenecientes a la esposa de un activista del grupo palestino Hamas, que figura en una lista del Departamento del Tesoro como terrorista a quien se le deben confiscar los fondos. Además InfoCom colabora estrechamente con la Asociación Islámica de Palestina y The Holy Land Foundation , dos grupos acusados por Israel de desviar parte del dinero que recaudan para sustentar a familias de terroristas suicidas palestinos.
Pero la semana pasada InfoCom llamó a una conferencia de prensa para solicitar al gobierno que terminara de hostigarla por sus supuestos vínculos con el terrorismo. Mientras uno de sus ejecutivos observaba con un patriótico botón rojo, blanco y azul en la solapa, un abogado aseguraba ante los medios que las sospechas de que InfoCom estuviera vinculada con el terrorismo eran infundadas. Y dijo que la relación comercial de la compañía con una importante cantidad de clientes respetables se había visto seriamente afectada.
Las organizaciones de caridad pueden ser los blancos más difíciles de detectar. Entre las tres que figuran en la lista elaborada por el gobierno aparece Al Rashid Trust, con sede en Afganistán. En este país del Medio Oriente Al Rashid tiene buena fama porque distribuye alimentos para los pobres, consigue brazos y piernas ortopédicas para amputados. Pero también publica un periódico, Dha'rb-i-M'umin, que ha llamado a una guerra santa contra EE.UU. Y sus propios folletos señalan que proveen fondos a las familias de los hombres asesinados en las jihads. Hace tiempo que los expertos en terrorismo señalan que las instituciones de caridad islámicas que financian el terrorismo esconden sus actividades tras un manto de buenas obras.
Durante más de siete años, los fiscales de EE.UU. han intentado probar que varias instituciones benéficas islámicas de Illinois, Texas, Nueva York y otros estados operan como fachadas para el terrorismo. Los fiscales federales de Chicago tuvieron éxito cuando en 1998 confiscaron 1,4 millones de dólares del Quranic Literacy Institute, a quien el gobierno acusó de financiar al grupo terrorista Hamas. Los fiscales dicen que esta ha sido la primera vez que se utilizaron leyes de decomiso del derecho civil para evitar que fluya dinero de una institución financiera estadounidense hacia el terrorismo extranjero. Pero casi todos los otros intentos similares han fracasado.
Aunque los fiscales encuentren una institución benéfica vinculada al terrorismo, ubicar los fondos para embargarlos es difícil. Makhtab al-Khidamat, otra institución benéfica en la lista, aparentemente desapareció sin dejar rastro. Bin Laden fundó el grupo en Pakistán en 1987. Según ex lugartenientes de bin Laden que cooperaron con los fiscales, tenía una oficina en en Brooklyn donde se preparaban documentos para viajar y otros trámites. Pero el cabecilla de la organización ha desaparecido así como cualquier rastro de ésta.
Las buenas noticias es que si sí se puede lograr la ubicación y embargo de fondos terroristas y eso puede marcar la diferencia. A pesar de que las primeras estimaciones de los ataques del 11 de septiembre hablaban de decenas de miles de dólares, hoy se considera que el monto de la campaña se acerca probablemente al medio millón de dólares entre logística y entrenamiento.
Atacar el financiamiento de Al-Qaeda puede dificultarle el reclutamiento y el entrenamiento de terroristas a gran escala. Pero en esta época en que un cortante o una probeta con gérmenes pueden ser agentes de destrucción masivos, la batalla contra los fondos económicos del terrorismo es apenas una parte de la guerra.
-Con informes de Cathy Booth Thomas/Dallas, Broward Liston, Siobhan Morrisey y Tim Padgett/Florida, Maggie Seiger/Chicago, Michael Weisskopf y Adam Zagorin/Washington y Steve Zwick/Berlín
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