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Tiene gente de todo canto, tiene gente de toda fe, guitarra de rock and roll y batuque de candomblé», canta la popular artista brasileña Yvete Sangalo en «Fiesta». Y si bien las palabras no fueron pensadas para un lugar en especial, bien le caben al Bar del Pirata, uno de los sitios más recomendados cuando se habla de visitar la ciudad nordestina de Fortaleza, capital del estado brasileño de Ceará. Y aunque sea atendido por hombres con pañuelos en la cabeza y parches en un ojo, en nada tienen que ver estos piratas con la acepción que esa palabra tiene en la Argentina.
Aseguran que entre sus paredes tiene lugar «a segunda feira mais louca do mundo» (el lunes más divertido del mundo). Algunos escépticos dicen que en realidad la mayoría de los clubes cierra los lunes y que además a los brasileños les gusta abusar de ese calificativo. Pero salvando esas diferencias, en este lugar se reúnen tanto cariocas como paulistas, argentinos como italianos a bailar al ritmo del forró, un típico género musical y danza brasileña, símbolo de la Fiesta de San Juan.
El bar nació en 1986 de las manos de Julio y Rodolphe, quienes buscaban difundir las tradiciones locales e identidad cearenses. Fue en 1987 que, para complacer a una dama de la sociedad fortalecense en el día de su cumpleaños, el bar abrió sus puertas un lunes. Dicen que la fiesta fue tan exitosa que los asistentes quisieron repetirla el lunes siguiente. Así nació en primer término «el té danzante de los lunes» y después se fueron agregando bandas hasta llegar a ser el show que es ahora. Su fama comenzó a correr por el mundo y llegó hasta ser tema para una nota de «The New York Times». Y muchos turistas que llegan a esta zona brasileña diseñan su itinerario de tal forma que pueden pasar el segundo día de la semana en Fortaleza.
El club está ubicado en el centro histórico de esta ciudad, en la playa de Iracema, justo frente al puente de los Ingleses. donde tanto turistas como locales van a ver la puesta de sol. Es un lugar donde hay varios bares y restoranes. Una zona de contrastes, ya que la alegría del local convive con barrios marginales. La entrada cuesta 25 reales y puede ser comprada en los hoteles. Ese es el derecho a ingresar a este lugar que cuenta con un gran escenario por el que desfilarán varias bandas, mesas de madera y decoración al estilo de un barco pirata. La fiesta comienza a las 20, una buena hora para llegar y poder encontrar un sitio adecuado para sentarse. Si hubiese que explicar el forró de una forma poco convencional se podría decir que para el argentino es una mezcla de chamamé, con algunos toques de cuarteto y cumbia. Y para bailarlo hay que conjugar un poco de merengue con pasos de salsa. Las letras de las canciones están dedicadas generalmente al amor (o, mejor dicho, a las penas de amor).
Entre los visitantes se nota quiénes son habituales. Una señora vestida de celeste se levanta con la primera canción y danza con uno de los cinco chicos que serán compañía para las mujeres solas. Otra pareja intenta seguir el ritmo, pero a nadie interesa si sabe el «paso reglamentario» o no, sólo que esté en la pista. Otros prefieren mirar el espectáculo mientras beben una cerveza o una caipirinha, acompañados por unos camarones grelhados o papas fritas.
«Sobrevivientes»
Después de dos horas de show, llega la Quadrilha do Zé Testinha. Esta se baila siempre en homenaje a los santos juninos (San Antonio, San Juan y San Pedro, que son venerados en una gran fiesta que se lleva a cabo ese mes en Brasil). Se baila en parejas y generalmente es encabezada por un hombre y una mujer vestidos de novios, ya que este baile también era usado en los casamientos campestres. Y son dirigidos por un marcador que va orientando a los danzarines con palabras francesas (ya que se dice que el origen de este baile está en Europa) o portuguesas. Esta quadrilha en especial nació en 1976, y al principio limitó sus presentaciones a barrios y regiones cercanos. Fueron pioneros al innovar algunos de los pasos más típicos, con los que ganaron fama y trofeos en numerosas fiestas y festivales.
Pero más allá de las tradiciones, la quadrilha invita a sumarse a todos los presentes al ritmo de un zapateo. Y allí terminan turistas de todo Brasil junto con los de otros países tomados de la mano intentando seguir el ritmo.
Llega la segunda banda, que hace bailar a los presentes con un raconto de canciones de esas que todos saben o aunque sea intentan entonar el estribillo y marcar el «paso de moda».
Las mujeres se arreglan para ir a bailar el forró, pero no es una condición indispensable, ya que las famosas bahianas también son bien vistas en las calurosas noches de Fortaleza.
El Bar del Pirata propone desafíos: quien llegue a las 3 de la mañana recibirá gratis un plato de sopa especialmente creada para recobrar fuerzas. En este lugar, la noche sólo termina cuando el último sobreviviente deja el salón.
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