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HALLANDO EL EQUILIBRIO COMO UNA FORMA DE VIDA
La vida no son cien metros llanos que hay que correr a morir, pero tampoco es una larga y feliz siesta. Se parece más a una maratón exigente o a una larga carrera de aventuras donde competimos contra nosotros mismos en la búsqueda de nuestro punto de satisfacción, de nuestra verdad interior. Es por ello que en el corazón de las grandes ciudades, en su gente más competitiva y ambiciosa empiezan a surgir prácticas que sintetizan un nuevo estilo de vida; el bienestar. No basta con tener éxito, hay que disfrutar de la vida. No alcanza con ser eficiente, talentoso y brillante, se deben desarrollar sensibilidades complementarias que nos ayuden a percibir todos los aromas de una vida diversa, llena de atractivos. El reencuentro con el aire libre, el escapar de los extremos y la búsqueda de alternativas que nos conecten son algunas de sus manifestaciones más inmediatas. Es por esto que los habitantes de las grandes selvas de asfalto (lugar común, si los hay) hoy encuentran su espacio favorito en donde se tocan con la naturaleza; Central Park, Hyde Park y los bosques de Palermo son el lugar donde el ejército de la globalización, los generadores de riqueza se entrenan en la búsqueda de su estado ideal. Es probable que el representante porteño de este concepto sea el Vilas Club. Enclavado en el corazón de los bosques de Palermo, resume los postulados de estas nuevas tendencias. Rodeado de una naturaleza cuidada y amigable, reúne la tecnología y la tranquilidad de una manera que permite alejarse del estrés y prepararse para las fricciones de la vida metropolitana.
Sus jardines y solarios son los únicos «hot spot» (lugares de acceso a Internet inalámbrico) al aire libre de la ciudad. Su gimnasio de 400 m2 se encuentra equipado con lo más avanzado y su personal brinda una atención tanto in como outdoor, permitiendo a sus privilegiados socios un entrenamiento supervisado a través del Parque Tres de Febrero.
Pionero del spinning, cuenta con profesores de la talla de Marcelo Alexandre y Clemente Habiaghue. Sus catorce canchas de tenis y sus dos canchas de fútbol invitan al deporte, y sus actividades infantiles permiten integrar a la familia sin poner en peligro la tranquilidad de los mayores.
Su restaurante (La Terraza) conjuga la vista al campo de golf municipal con el polvo de ladrillo de las canchas de tenis, Internet y los cuidados sabores de su chef Leandro Olazábal. Vilas Club es la materialización de un concepto que sintetiza el equilibrio como forma de vida, y quienes tienen este objetivo encuentran en este lugar su meca.
(*) Director ejecutivo del Vilas Club.
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