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‘‘Hay viajeros argentinos que sorprenden’’
Oscar Gómez, que arribó a la Argentina en 1998, diferencia claramente a los argentinos de antes y después de la crisis. «Llegué cuando todavía un dólar era igual a un peso. Como extranjero escuchaba, sobre todo de los agentes de viajes, que había una crisis latente, pero... iba tan bien el negocio que era difícil de creer. Pasada la crisis de 2001, cuando el mercado se nos cayó en 40 por ciento, el perfil del pasajero cambió. La clase media pujante y viajera prácticamente desapareció. Nos tuvimos que concentrar, como todos los del sector, casi exclusivamente en el pasajero de los niveles más altos de la sociedad.
Nosotros, por ser un grupo de representación de hoteles de 5, 4 y 3 estrellas, pudimos observar cómo los argentinos hicieron un click psicológico, y aun teniendo poder adquisitivo para hospedarse en un hotel más caro preferían elegir un 4 estrellas superior muy bueno o un 5 estrellas que tal vez no fuera tan ostentoso como el que acostumbraban antes. El mismo pasajero que en su momento pagó 500 euros por una noche en una habitación, pasó a buscar un muy buen producto, muy bien ubicado, a tarifas más accesibles, y lo que gastaba antes en una noche de hotel ahora prefería invertirlo en gastronomía, en espectáculos, en arte o en antigÜedades. Hoy actúa de manera más inteligente, vive más la experiencia de estar en París, en Londres o en Nueva York. Dejó de ostentar y valoró más el dinero. Esto no quiere decir que haya decidido dejar de viajar, todo lo contrario. Es uno de los gustos que menos está dispuesto a sacrificar. Prefiere no cambiar el auto este año o no reformar la casa, pero no dejar de viajar, aunque sea una semana o dos.»
WorldHotels, explica Oscar Gómez, «es una cadena de 500 hoteles independientes en todo el mundo. Caso concreto, el Claridge de Buenos Aires, miembro fundador de WorldHotels. Al Claridge, WorldHotels no lo administra; lo que hacemos, lo mismo que con todos los hoteles que representamos en el mundo, es armarles una plataforma de marketing, ventas y distribución de reservas que los ayude a competir con las grandes cadenas hoteleras internacionales, pero en todo momento mantienen su independencia total.
Así, estamos en Europa, Asia, Sudamérica, Africa, Medio Oriente, con 32 oficinas en las principales capitales del mundo. Y es así como podemos ofrecer una tendencia de los viajeros de los diversos países que atendemos, por ejemplo de la Argentina».
Tomando en cuenta las estadísticas de la cadena de hoteles que reúne WorldHotels, Gómez documenta que «el año pasado los argentinos volvieron masivamente a Nueva York. Es que les encanta por las compras, el teatro, la gastronomía, y porque lo que no se encuentra en Nueva York no se encuentra en ninguna parte del mundo. Después eligieron los destinos clásicos, París y Niza, Londres, pero si bien crecieron un 31 por ciento son destinos con un concepto general de que están caros. No podemos medir con precisión Italia, porque mucha gente tiene familiares allí y se aloja con ellos. Turquía fue un destino con alta demanda en 2005. Australia es un caso donde mayormente tenemos el tráfico corporativo del negocio de minería. Asia aún resulta exótica, y el tráfico es esencialmente corporativo».
Al pasar, Oscar Gómez destaca características de ciertos argentinos que no han dejado de sorprenderlo: «Estábamos manejando reservas para una familia que hacía un recorrido por España y Portugal; en todos los casos había el pedido de una simple extra, pensamos que era para una baby-sitter. No, era para el mayordomo de la familia, que viajaba para armar y desarmar las valijas.
Nos pasó de pasajeros que toman una suite en un hotel y en el medio hacen una excursión y dejan la habitación paga vacía para dejar la ropa colgada. Tuvimos un viajero al que le ofrecimos un departamento enorme en Miami con dormitorio, cocina, balcón y demás, y pidió otro dormitorio porque lo quería usar como closet, porque no quería tener las maletas en un lugar visible.
Le ofrecimos a uno de nuestros clientes una promoción en un cuatro estrellas plus que le incluía acumular millas en su programa de viajero frecuente, y la persona que hacía la gestión nos dijo: es una pena pero en este viaje puntualmente está usando su avión privado».
M.S.
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