14 de mayo 2007 - 00:00

La palabra mágica: coleccionista

Cristina Guzmán y Marcelo Pacheco
Cristina Guzmán y Marcelo Pacheco
Escribe Ariadna González Naya

En el mundo del arte, la palabra coleccionista hace palpitar los corazones de galeristas, directores de museos, curadores y artistas. Su glamorosa presencia atrae toda la atención, aunque algunos no escapan a la crítica maliciosa. El coleccionista se convirtió en pieza clave de la infraestructura del arte contemporáneo, y se puede afirmar que hoy, la historia del arte contemporáneo se estudia a través de las colecciones y no sólo a través de los museos. Aunque la tendencia es que las colecciones se transformen en museos, como ocurrió con la colección Costantini, cuyo destino fue el MALBA.
En las agendas de los coleccionistas, migrantes en busca de lo nuevo, figuran las bienales de Venecia y de San Pablo, y luego las ineludibles ferias que lideran el mercado internacional, pero quienes atesoran arte latinoamericano no pueden faltar a arteBA, que este año se posiciona en esta tendencia. Luego de la fuerte gestión del presidente de la Feria, Mauro Herlitzka, focalizada en coleccionistas y figuras estelares de la escena internacional, varios estarán presentes en los debates del Auditorio para hablar de los «Circuitos del coleccionismo latinoamericano». Entre otros, llegarán Julián Zugazagoitia, director del Museo del Barrio neoyorquino; Pérez Oramas (The Estrellita Brodsky, curator of Latin American Art, MOMA), y los curadores Marcelo Pacheco, del MALBA; Gabriel Pérez Barreiro, del Museo Blanton de Texas; Hans Michael Herzogv, curador y director de la colección Daros de Zurich; Ilona Katzew, curadora de Arte Latinoamericano de Los Angeles Country Museum of Art, funcionarios, curadores y coleccionistas de Perú y Chile, y los argentinos Jorge Helft y Juan Cambiaso.

opiniones autorizadas

Consultados la coleccionista Cristina Guzmán y el curador Marcelo Pacheco sobre un tema urticante que hoy está en el candelero, el esnobismo, y además sobre el rédito económico o de ascenso social que impulsa el coleccionismo, éstas son sus respuestas.

Cristina Guzmán (abogada, ex diputada nacional y coleccionista privada): «Hay determinadas personas que se acercan al arte desde una tendencia esnob, pero de ninguna manera considero que el coleccionista propiamente dicho lo sea. El coleccionista compra primero con la emoción estética, pero luego no le es suficiente, le es necesario complementarla con el estudio de las corrientes históricas, artísticas, el contexto en que vive el artista y también estudiar su perfil. Esto último es importante para saber la proyección profesional que tendrá, partiendo desde su formación académica, exposiciones y reseñas críticas de la obra para poder estimar si seguirá produciendo. Considero que en la actualidad, el coleccionismo está más profesionalizado.
¿Si es una inversión económica segura?, ¿qué hay de seguro hoy?
Está demostrado que si se hacen una buena elección y un buen análisis de la obra, es una buena inversión. Tan sólo con mirar determinados servicios de consulta de arte, aparecen las curvas evolutivas de precios; esto era impensable algunos años atrás. El arte corre con una gran ventaja en cuanto a inversión: escapa de las fluctuaciones de las Bolsas y monedas, nunca se desvaloriza».

Marcelo Pacheco (licenciado en Historia del Arte, actualmente curador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires): «Coleccionar arte contemporáneo no tiene más esnobismo ni menos que coleccionar old masters o pintura moderna. Siempre el coleccionismo tiene algo de esnobismo. Lo que es sí es nuevo, creo, es la euforia que hay en el campo del coleccionismo dedicado al arte contemporáneo y éste es un fenómeno local y también internacional. Basta ver las subastas de arte contemporáneo internacional en Londres y Nueva York. Hoy es una distinción coleccionar arte contemporáneo; éste es un cambio, es una novedad, muy en sintonía probablemente con la época que vivimos. Que los coleccionistas de arte contemporáneo participan de una red de relaciones sociales, es verdad, como ocurre con todos los segmentos dedicados a coleccionar arte. Siempre los coleccionistas pertenecen, forman parte y funcionan en campos de relación, relaciones sociales y económicas.»
Con respecto a la inversión, desde ya que si se compra bien es mucho más rentable o mejor negocio; pero también es mayor el riesgo. La escena del arte contemporáneo es compleja y muy variada y puede ser confusa. Hay que saber cómo y qué comprar, es un «trabajo», un ejercicio, también una actividad que, como cualquier otra, se aprende, necesita de cierta información, de conocimientos y de consultar a los profesionales adecuados.

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