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''Llegó el aluvión de europeos''
Piazzolla Tango, que en apenas dos años se ha convertido en un lugar emblemático de Buenos Aires, recibe a diario en sus cenas show «noventa por ciento de extranjeros. El resto es público corporativo, gente de las provincias. Y también porteños, porque el tango no es sólo para turistas. Y hay algo que hemos tenido que crear que confirma esto. El segundo viernes de cada mes a las 24 ofrecemos, en el sector del Café Triunfal, el espectáculo 'Tangos a la carta', donde la gente puede pedirle a, entre otros, el cantante Ricardo Marín los tangos que le gustaría escuchar», señala la empresaria.
Piazzolla Tango es en sí mismo una demostración contundente del crecimiento del turismo: su audiencia aumentó 150 por ciento respecto del año pasado, y ofrece sus cenas show de lunes a lunes. «A las 20.30 comienza la cena y a las 22.15 el show, siempre que Piazzolla Tango no esté tomado por una empresa, como nos pasó con Nokia, que trajo a directivos desde Suecia para conocer Buenos Aires y venir a Piazzolla Tango». Grabriela Fuster recuerda que hace un tiempo una alta funcionaria del gobierno de George W. Bush encontró Piazzolla Tango en Internet y «se lo tuvimos que cerrar para ella y sus amigos».
Gracias a su concurrencia a las ferias internacionales de turismo, Piazzolla Tango se ha colocado como un espectáculo conocido a nivel mundial. «Estuvimos en las ferias de turismo clásicas, la de Londres y la de Madrid, pero también en la de Japón, en la de Suecia y en la de Moscú. En este momento tenemos dos representantes en la feria de Rio de Janeiro y otro visitando operadores turísticos de Chile. Pero lo que marca la categoría de lo que ofrecemos es que hemos comenzado no sólo a hacer giras con nuestro show de tango sino que en noviembre montamos nuestro espectáculo en Miami. Creo que una de las claves de este éxito es que ofrecemos lo clásico fusionado con lo actual, un poco como lo fue Astor Piazzolla en el tango», comenta Fuster, rodeada por el magnífico decorado de Piazzolla Tango, que evoca los lujos de nuestro más aristocrático pasado.
M.S.
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